Mi orgullo decía no no lo busques si el no te llama tampoco tú, pero solo duró dos semanas y hoy salí como de cacería; esperé y aceché a mi presa hasta que salió de su guarida. El corrió hacia mí todo nervioso y entre sus fuertes brazos me tomó, yo deseosa de él me prendí a su cuello y comencé a comer. Aplacaste en un segundo mi ira susurrando a mi oído te deseo otra vez.
Ángeles Delamor
No hay comentarios:
Publicar un comentario