Sigues igual que siempre
sonriente
despistada
apurada,
te abrazaría como quise hace años,
te besaría
aunque no lo supieras,
te amaría como todos estos años
en los que viví emborrachado de recuerdos,
de aquella vez que fui llorando hasta la puerta de tu casa,
que sorbiendo mi orgullo hablé de ti a tu madre,
implorando ayuda,
como si no supiera
de las noches que eran suspiros
de saber que el teléfono nunca sonaría
de que un día me tocaste sin querer
y desde entonces ese roce fue un tatuaje eterno,
sigues igual que siempre
y no lo sabes.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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