"Para escribir un buen libro no considero imprescindible haber leído el Quijote. Cervantes, cuando escribió el Quijote, aún no lo había leído"
Miguel Delibes
En esta sociedad donde las martingalas literarias que se cuecen en las trastiendas del mundo del libro imitan en especiales ocasiones el modelo cochambre del latrocinio inmobiliario. Resulta que así, como quien espera el alba, emerge la noticia refrescante y justa que convierte en protagonista al novelista Rafael Chirbes que con su obra En la orilla (Anagrama 2013), con la que logró el Premio de la Crítica 2013. Premio que ya en 2007 con su novela Crematorio fue igualmente reconocido dada su alta calidad literaria y testigo de cargo de la realidad nacional.
Ambas novelas se continúan pues en ellas Rafael Chirbes aborda el proceso de la burbuja inmobiliaria que asoló España: la especulación y la corrupción política, el fraude y esa resaca posterior que nos zamarrea cuando el castillo de naipes se ha desmoronado, una situación que ha llevado a la sociedad española a descubrir la verdadera carroña que existe cuando anda por medio el dinero fácil, palabra que utiliza el autor en sus dos novelas. El escritor frente a la farándula del desgobierno tardofranquista en absoluto es optimista con el futuro triste de la sociedad, esa desesperación del ciudadano cuando no tiene para comer porque el paso siguiente es "El cabreo. Mucha gente cabreada sin ordenar las ideas y pasarlo por la cabeza te puede llevar a cometer locuras y eso provoca miedo. Es peligroso". El jurado destacó “el buen retrato de lo social de este país como Víctor Hugo reflejó la de París y Dickens la de Londres” los buenos y fieles lectores del autor de Crematorio y En la orilla sin olvidar Pecados originales, pueden con todo derecho disfrutar del gozo, compartirlo con un autor que tanto aporta a la literatura de calidad reflejando en ella la cruel y esperpéntica realidad española.
Corría este año de 2007 cuando Anagrama publicó Crematorio una novela de actualidad excitante poseída de escritura ejemplar, transparencia, compromiso y estilo narrativo. Realismo propio de un escritor cuya madurez lo ha situado en ese ventanal donde la claridad de visión de la sociedad, permite palpar las circunstancias de tan demoledora caminata corruptiva dominada por el Poder y sus acólitos cuadrilleros de políticos, voluntariamente desmemoriados y serviles, que fueron suplantando las ideas por las meras palabras vacías de contendido ideológico y sentido social. Crematorio es el título de esa novela que logró plasmar definitivamente el compromiso que caracteriza la trayectoria literaria de Rafael Chirbes. Iniciar la histórica narración literaria del siglo XXI de la España irredenta, su espacio vivido, con espíritu crítico y provocador, arriesgando la suma de su propia vivencia de observador literario, apuesta desafiante en un ambicioso empeño por abarcar toda la tragedia defraudadora y sus holgados beneficios para la camarilla dirigente. Y ser galardonado con el Premio de la Crítica con esa narración considerada “una de las mejores de la literatura española en lo que va de siglo”
Y tras aquella aventura retadora y crítica, se sumó en 2013 la novela considerada la segunda parte del proceso literario sobre la sociedad española En la orilla. Una obra en la que Chirbes muestra la depravada corrupción de un estado social desenfrenado y tortuoso camino hacia un abismo desolador. Donde descarnadamente se muestran tanto las debilidades como la perversidad del hombre en los túneles intrigantes de la obscenidad y el despotismo deslustrado tras seis años de desvarío social, cuando corre este 2014, donde el estado de desamparo que asola el país muestra la putrefacción galopante fruto de la desmemoria de la izquierda pandillera con nómina mensual garantizada, que se derrumba hasta el más bajo nivel de la mediocridad y la cochambre. Esta es En la orilla nuevo Premio de la Crítica en 2013. Narración en la que prosigue la triste indecencia de la España del siglo XXI, culminando así el final de la comedia de la Transición, el derrumbamiento económico y social de una España beoda y corrupta, la de “coge y el dinero y corre” donde la degeneración en todo su amplio campo depravado narrada en palpitante monólogo que se desarrolla entre la primera y tercera persona. Es una obra para lectores exigentes y abiertos que se debe de recomendar a los políticos para que vean el reflejo de su propia estampa degenerativa.
Mostrar donde terminara de pudrirse, fundiéndose en el nauseabundo pantano que la historia que describe como telón de fondo. Magistral modelo e inmensa denuncia expositora de las diferentes facetas del proceso. Fuentes en las que puede alimentarse el realismo literario admirablemente expuesto, por encima de todas las modas literarias, que se le puede aplicar a modo de doloroso elogio en verso de César Vallejo “Salud hombre de Dios, mata y escribe” sin piedad alguna, pues basta ya de eufemismos para vestir con perfumes de caridad arrastrada al estado de esclavitud a los que se somete a los de abajo “los menos favorecidos” , en fechas que corren devorando los últimos residuos de la clase media, que recordando a Brecht, permite preguntarse, ¿a qué puerta llamaran a continuación en este delirio destructivo de la sociedad?. La sombra de Thomas Bernard recorre este monólogo.
Y como absoluto protagonista de tan vibrante historia está el carpintero Esteban, un hombre de 70 años, afligido al máximo obligado a tener que cerrar su empresa de carpintería dada la crisis, que lo convierte en derrotado tras llevar al paro a sus trabajadores y buscar refugio en casa para cuidar al padre en lo que le queda de corta vida, asumiendo el papel de víctima y verdugo de tan descarnada historia. Realidad trágica para una mayoría de la sociedad española en la que se ha sumido en tan corto período de tiempo víctima de la indecencia y la avaricia de la explotación del poder y sus dóciles servidores políticos. Ellos son los grabadores del capítulo trágico de nuestra actual situación. Algo difícil de olvidar por los que aún somos victimas y testigos de tan dramática etapa, que igualmente no podrán ser borradas por las nuevas generaciones.
Francisco Vélez Nieto
Publicado en acesevilla.blogspot.com
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