Los ríos de ParménidesLa vida transcurre siempre de forma parsimoniosa, como un río, bien lo dijo ya Jorge Manrique. Como un río, tiene momentos en que está tumultuosa, en otras ocasiones, transcurre suavemente, formando suaves meandros. A veces se precipita en rápidas cascadas o transita entre abruptos desfiladeros sin atisbar cielos u horizontes. Finalmente siempre acaba en el mismo lugar. Y como un río la vida hay que verla en conjunto, contemplando todo el trayecto recorrido.
Difícilmente la comprenderemos si sólo vemos las cascadas, o el riachuelo inicial, o su desembocadura en el mar eterno. Lo que es el río al final, o a mitad de su trayecto no surge por encantamiento, ni de forma espontánea: a lo largo de su discurrir ha sufrido modificaciones, alteraciones en su curso, aportaciones de afluentes, precipitaciones... y no es el mismo río de unos instantes atrás, de hecho nunca es el mismo río, como diría Parménides.
Cada uno de nosotros y nosotras es un río particularísimo, diferente, único... no pueden pretender igualarnos a todos en la monotonía de un trayecto. No somos corderos a los que se puede decir por dónde ir, ni ríos a los que se pueda contener con embalses de palabras y de normas.
Publicado por
Francisco J. Segovia-Granada-
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