Mujer amada
duermes la eternidad,
descansan sus labios
tranquilidad bendita.
Recuerdo caricias suyas
llenas de calor derramando amor.
En tierno vientre creció tu niño,
palabras del corazón formaron un hombre.
Sabia tu mirada contenía mis años
a fuertes manos que formaban tiempo,
llenabas de dulzura las noches frías
sorprendiendo la mañana con desvelos.
Conoces mi lado tierno,
abrazaste los difíciles momentos
perfumando el silencio
con el roció de tus lágrimas.
Trozo de tu vida
amabas sin descanso,
aun varón el niño
mecían dulces brazos.
El cielo canta tu nombre,
mis sueños respiran amable voz
que palpita el momento de verle bella,
querida Mamá amado recuerdo eterno.
José Nieto
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