Un misterio de universo,
la tierra suspendida, bella,
girando, con el dogal del sol,
yo en ella, dentro del universo,
y en la tierra, surgiendo, estando,
deseando alguna posibilidad,
pensando triadas de divinidad,
pero nos besa lo inacabado,
somos la gran belleza incompleta,
tan incompleta como la muerte,
sin resurrección de eternidades.
A veces ya no sé para que vivo,
angustia, que desfigura mis manos,
dibujando garabatos amargos,
deshojando el no ser de recuerdos inútiles,
saboreando mi viva cicuta cotidiana.
Sonrío tristemente y lloro el desengaño.
En cada atardecer sueño lo que pude ser,
y en cada anochecer agonizo silencios,
con versos que solo destilan la verdad:
lo que ya nunca podré llegar a ser, Luz.
Jesús María García Ubaldo
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