He prestado mi tiempo al olvido
y camino perdido por el asfalto
que no me ha llevado a ningún sitio,
no me rindo y sigo caminando.
He fijado mi fe en algún destino,
he sentido el sentido del tiempo pasado,
soy el reclamo de un desgarrado grito,
soy yo mismo y sé lo que valgo.
Me has dejado en la desesperanza,
soy las madrugadas que no has besado
desperdiciado en solitarias lágrimas
reflejadas en las ventanas de tu cuarto.
Un parco silencio entre dos miradas
yo soy la mortaja de tus pecados
y olvidado soy el que paga,
aunque te callas y te he perdonado.
Espero que perdones también mis faltas
cuando no te acompañaba en tus dolores
y otros amores a mi me agobiaban
porque no olvidaba nuestros errores.
Que me perdones... aunque no lo hagas
con esa esperanza que desconoces
porque no soy el hombre que tú esperabas,
para mi desgracia... no soy el hombre.
Soy quien se esconde entre palabras,
soy la venganza de ser tan pobre,
de no ser noble, de no ser nada
y que se asustaba de sus amores.
Luis Maria Saiz
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