Mi primer verso era inocente, sabía a madrugada, olía a flores aun no abiertas, olía a brisa fresca, a leche de vaca recién ordeñada, olía a pájaro dormido, a bruma enredada entre las ramas, y lance mi verso al aire y voló como un copo de algodón, y se enredo en tu cabellera, en tus ojos, en tus labios de niña que aun no tenía el color de la primavera.
Y se fue mi verso como un caminante, y mi verso sufre en la noche fría, y es ciego en la noche negra,
¡ay! De mi verso sin su padre,
¡ay! De mi verso sin quien lo quiera.
Y mi verso vive entre los maizales verdes, en las manos maltratadas del campesino, en la primavera.
Mi primer verso huele a noche tierna, a inocencia, huele a rocío, a estrellas a brisa de madrugada.
Mi primer verso no tenia rima, no tenia ortografía y no era una leyenda, mi primer verso eran mariposas que no habían nacido, en la panza del niño enamorado, que deja volar un enjambre de letras sueltas, y se enredaron en tu rostro en tu cabellera en tus ojos en tus labios, mi primer verso se enredo en tu inocencia.
Albaro Ballesteros -Colombia-
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