-¡No podré con esto! Dice la mente engañada por sí misma, con todo lo que ella ha sembrado como historia.
-Sí que puedes. Lo sabes hacer, ¿lo recuerdas? Ya has pasado por esta, centenares de veces en más vidas.
Y comienza la consciencia a rescatar cada arma y escudo usado; cada guerra desechada y cada sabia salida tomada.
Y habla a través de ideas y sueños.
Cuando iniciaste esta vida, fue a través del dolor y aquí estás. Caminaste siempre firme y
tocando con tu luz el amor en ti y para otros.
Siempre elegiste mismo ropaje: el amor. Porque sabías que podrías con todas las sombras que se levantasen y las propias creadas.
Cuando a tu vida giraste para abrazar cada herida, donde sangre debió haber, cicatrices aprendidas viste. Ellas se sitúan justo donde debes recordar.
... Recordar... ¿pero que?
-Que pulmón de vida ERES. Das todo de ti, hasta tu aliento para mostrarle a otros, de lo que estamos hechos y... para qué:
Amar e irradiarlo. Sólo eso.
Y lo has hecho siempre igual. ¡A todo pulmón!
Ella, posando su mano derecha sobre el centro mismo donde nace su luz, su corazón, prendido en conciencia, finalmente comprendió.
Nada que aclarar ni decir. ¡Sólo SER!
Luna dormida
No hay comentarios:
Publicar un comentario