jueves, 25 de abril de 2019

AUSENCIA DE AMOR


En el limbo fatal de mis ensueños lloran mis silencios,
bajo el manto de su estudiada indiferencia
donde ha dejado cautivos sus bemoles de arrogancia,
y aún los atardeceres alumbran sus devaneos.
Grises otoños seducidos con superficiales cantos de placeres, descansan en pieles rendidas al cansancio de los años fraudulentos.
Narra en su voz el rocío, las lágrimas escondidas en los recodos de mi alma.
Si los otoños son grises ya imagino mis inviernos;
se enfriará hasta el aliento de un débil soplo de vida.
El amor es solo ave de paso que reposa el vuelo
cuando una ilusión lo llama.
Y encandilado se entrega a devaneos superfluos,
mientras le dure la fiesta, y no encuentre quien le clave la traición con blanca daga, satanizando los sueños
en los robados desvelos, donde el fuego de dos cuerpos
solo busca los placeres para saciar el momento.
Ya no somos dueños de aquella íntima algarabía
que con el hastío de roces se ha convertido en silencio.
El amor levantó el vuelo ante cruel monotonía,
dejando solo vacíos en las fingidas ternuras que ya ni memoria tienen.
No volveré a claudicar al enigma del amor, solitario peregrino de creyentes.
Falsas raíces que no darán frutos son las promesas, hechizos en su nombre.
Monotonía cruel de sinsabores he bebido a cada instante
y en las horas soñolientas con el devaneo de mis emociones he sentido el vacío de mis coplas, causa fatal donde muere la ilusión que no glorifica el sentimiento.
Cautiva fui de mis sueños, de lo que fue y ya no pudo ser, cuando la serpiente del deseo abrazaba mis entrañas allanando mis escrúpulos.
Claudicaban las palabras y huían cual saetas los sentires de aguas mansas, cuando los ríos caudalosos de su encanto ya mostraban la imagen del fatal presentimiento.
Mi pluma entonces versaba los sentimientos oscuros de mis noches de arrobados desvelos de mi faz sobre su pecho, para terminar suspirando en una gris melancolía.
Sabia es la intuición del ser humano cuando entiende que no es ese su camino.
Pero aquel que se empeña en el masoquismo de su suerte, sigue la senda que castiga a quien solo se entrega a los placeres de la vida.

Raquel Alejo -PERÚ-

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