Hacía tanta calor
que en sus escondites
se ocultaban los ratones
gritando ¡Qué ardor!
El asfalto plancha parecía
humo de él salía
al pisarlo te hundía
y si un huevo tirabas, se freía.
La mente se me nubla
la cabeza se me calienta
allá voy buscando una sombra todo el día.
Si me ves en cualquier esquina
saca el botijo de agua fresca
que por ella hasta un beso te daría.
Francisco Javier Díaz Aguilera.
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