Me quedaré quieta para sentirme en tus brazos,
para vivir tus caricias,
para empaparme despierta
de tu lluvia, de tu alma y tu
sendero de calma.
Seré la virtud dormida en el fondo del destino,
sollozo contemplativo,
y melifluo incomparable de tu vida.
La dulcinea ansiada en tu camino de palma,
gota que derrame el vaso de la miel de tu mirada,
tu crepúsculo y tu arrebol en el sol de tu alborada.
Tu nívea musa elocuente,
tu ninfa en el pozo incandescente,
tu mirada y tu prejuicio,
tu conciencia desarmada,
tu princesa, tu intelecto,
y tu musa enamorada.
Me quedaré quieta para libar tus amores,
en la mística dulzura,
de tus rezos y embelesos.
Hortencia Aguilar Herrera -México-
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