sábado, 4 de agosto de 2018
EN ESTE MOMENTO
¡Ay!, ¡qué transparente
el mundo!
¡Ah, que transparente
la poesía!
Que transparencia la
fragilidad de lo
momentáneo
Que se llena de
lustrosas voces de
imágenes coloridas
Pero, ¡Que hermoso
también tu cuerpo! Pero también
que triste tu cuerpo frágil, momentáneo,
junto a él el destello del paisaje.
Andantes tú y yo en éstas las nubes flotantes
en esta ala que pasa entre estas horas blandas
Cuanta cristalería tan delicada
y rompible
cuando el alma tuya y mía
tan desatadas tan afables tan llenas
tienden su limitante comienzan su apertura
tan simples como porcelanas frágiles
pasamos un día al horizonte y no eres nada
y no somos nada
Criaturas dolientes efímeras
en nuestro paso. Pero mira
amor los dos somos maravilla
fuerte.
¿Que habrá después de todo esto?
No lo sé amor, tal vez
todo está lleno de ausencias
de nuestros nombres
cabalgando dulcemente
¡Que triste!, ¡Que triste!.
en verdad que triste este mundo
amada mía.
Las nubes ahí repletas, viajantes
bondadosas, nos ilustran... Luego desfallecen
Oh, pobres almas blancas
La tuya, la mia,
la de las nubes.
Oh, blancas almas errantes
que viajan, que están estables
en su lírica flotante, sombreadas,
bajan al árbol más alto de la montaña
allá en donde la brisa es eterna,
a veces duermen ellas en la lejanía
que se consagran, se sostienen
todo en un río inimaginable.
Que triste todo en verdad.
Que triste este mundo, amada mía.
Un par de aves se repliegan
de alegría /Pero que triste su canto
doloso, fugaz, entre el cuadro azul
andariegos.
Que tristes también sus alas
¡Y se elevan!.
Ay, que transparente el mundo.
Ah, que transparente la poesía.
Que rápidos los momentos
llenos, paulatinos, huidizos.
Pero también amor, que tristes
tus labios/Sí también que tristes
tus ojos como alas de tristes rayos.
Toma mis manos amor mío
Pero que triste también amor
mío, cuando dos bocas se besan
en la escasez del tiempo.
Saul Ponzio Ibieta -México-
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