El universo es tan bello que solo basta imaginar más allá de este cielo tan inmenso, reflejado en nuestra tierra por los brazos incandescentes de ese sol que nos acaricia en cada día y ahí estamos en medio de esta calor que nos envuelve.
Ante tanta diversidad de nuestro alrededor, nos encontramos y a veces con mirarnos a los ojos descubrimos nuestros cuerpos frágiles y dulces como el más delicioso manjar, saboreados por nuestros labios y está siempre ese fuego de amor candente que nos funde como la lava a su paso.
Desplegar nuestras caricias en medio de un vacío perfecto donde las palabras sobran y sentimos únicamente los gemidos delirantes de nuestro amor candente, con esa pasión que te despierto en cada mordisco suave y tierno como tu piel, nuestras manos se conjugan en un éxtasis de locura.
Todo es fascinante en cada encuentro y por más frío o caliente que sea el lugar, sentimos como nuestros cuerpos forman llamaradas, parece que ardiéramos con esta pasión desbordada y cada beso, cada caricia en nuestra piel, es el más hermoso despertar de nuestros sentimientos.
Perdernos en nuestras miradas es conjugar un todo y a veces no hace falta sentirnos para amarnos en este amor candente...
CARLOS V. ORTIZ
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