domingo, 5 de marzo de 2017

TACITA DE PALATA


O "La Suiza de América". Así se apodaba al pequeño Uruguay a orillas del Río de la Plata,
ancho como mar, hace ya un siglo. Habían motivos. Se vivía con abundancia de alimentos. Se
exportaba a Europa carnes, cueros, lanas y productos de la tierra abasteciendo la escasez que
malograron las dos guerras mundiales. Además, sus leyes basadas en una democracia laica con
libertad religiosa. Ejemplo universal de justicia social. Implantación de enseñanza gratuita desde la
primaria a la universidad vigente más de un siglo. Incluso actualmente cada escolar recibe gratis
una computadora con conexión a internet. Generaciones pasaron y su gente no cambió. Ambiente
pueblerino en una moderna capital. Inigualable. Envidiable. La sencillez de su gente. La bondad,
simpatía, cordialidad, respeto, amor al prójimo, hacen que en su conjunto un grato placer a quienes
vistan sus hermosas playas, enamorando a los turistas.
Hubo cambios edilicios en su modernismo habitacional mezclado con las edificaciones
antiguas, al estilo español. Puertas de madera muy altas, con verjas en sus ventanales y fachadas
ornamentadas, verdaderas esculturas. Sus parques extensos, de añeja arboleda y un césped verde
reluciente cuando es bendecido por sus lluvias. Sus monumentos de bronce, como La Carreta, La
diligencia, Enrique Rodó (fundador de la escuela pública) y muchas más hacen embellecer el
Montevideo colonial. Los parques infantiles, cuyas hamacas y toboganes de madera, se conservan
intactos después de 100 años. Visualmente es volver al pasado. Al igual que el Estadio Centenario, el
Teatro Solís, el Palacio Salvo, el Palacio Legislativo, Hotel Casino Carrasco*, construcciones
emblemáticas llenas de vida.
A toda hora, la Rambla de Pocitos y Punta Carretas está colmada de deportistas que
caminan y corren kilómetros. Otros la recorren con su mate tradicional y el termo debajo del brazo
mientras observadores descansan sobre sus muros que separan las blancas arenas de la calzada.
Bares y restaurantes, de buena y exquisita gastronomía, nutridos de gente, existen por
doquier. Buena parrilla, pastas, pizza muzzarela, fainá, chivito, sandwiches de jamón y queso y los
infaltables postres Chajá, alfajores y otras especialidades, llenan de buenos sabores el paladar, no
pensando en las calorías al consumirlas. Una ebullición pintoresca de jóvenes y mayores,
disfrutando de la tranquilidad montevideana. Sin prisa ni pausa. Al compás del tango gardeliano y
el folklore autóctono que se percibe en su entorno. Y el fanatismo por el fútbol sigue presente.
Uruguay se ha galardonado con varias copas mundiales. Jugadores de fama juegan en Europa,
como son las figuras de Luis Suarez, Edison Cavani, Diego Godin y otros.
Tres millones y medio de turistas visitaron Uruguay en el 2016. Una cifra que dice mucho.
Yo fui uno de ellos. Oriundo y orgulloso de haber nacido allí.
¡Un pequeño país – un gran país!

Pesaj (Lito) Skudizki 
Publicado en Literarte 92

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