"Vi como el silencio sonreía,
como la oscuridad, acunaba los besos
como tu boca y la mía,
vivían su mutuo deseo.
Vi la transparencia de tus ojos,
el iris y su incandescencia,
en aquella luz que no existía,
en el brillar de la piel mía,
bajo el mirar de tu presencia.
Sentí el recorrer de la seda,
la fragancia dulce de tu cuerpo.
Mientras tus labios eran caricias,
cual rayos de sol, en mi piel amaneciendo.
Enredé mis toscos dedos,
en el volar libre de tus cabellos,
con el rozar leve de mis manos,
en tus mejillas de ardiente viento.
Y absorbimos el espacio,
apurando el suspiro intenso,
de esa cálida distancia,
donde las figuras son silencio.
Se tocaron nuestras pupilas,
en el beso de las siluetas,
con el corazón marcando ritmo,
con el abrazo ciñendo esperas.
Y allí el murmullo fue latir,
batir de sangre en las venas nuestras,
explosión del existir,
de las almas y su fuerza.
Vi como el silencio sonreía,
como la oscuridad, acunaba los besos
como tu boca y la mía,
aliento fundían, del amor nuestro."
Del libro De los Amantes de
Emilio Juan Gilabert Fernandez
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