Quiero en candente verano, irme a la orilla del mar
mirar con febril aprecio, tu cuerpo en la arena
observar el devenir, de olas instando el amar
asidos de las manos, dada la intuición serena.
El tiempo inexorable, brinda ese espacio
así aprovechamos, con pasión el lapso
las tiernas caricias, nos damos despacio
rebordes de boca, no hay tiempo al colapso.
En el fondo de esos ojos, cuan luces encantadoras
he visto alegría palpable, ved el violeta del alma
tras este valle marítimo, con vibras adoradoras
las aguas de los sentires, brotarán con mutua calma.
Temerarios de sendas sombras, en ambiente vespertino
el susurro de los aires, van marcando ese sendero
con repetidos pensamientos, se vislumbra el destino
un deseo existencial, nacerá acá en el estero.
El silencio mutuo, romance evoca
visible beldad, con gesto risueño
brisa con frescor perenne, espontáneo amor provoca
en blandas almas afines, ávidas de cálido ensueño.
Dosis pasionarias, tras frases vertidas
abrazos fraternos, al son del oleaje
estamos juntitos, más frases consentidas
momento propicio, para obviar el ropaje.
José Rafael Orozco Torres -Costa Rica-
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