Está lloviendo. El gato, acostado en la solera de la ventana, mira hipnotizado para el agua de la lluvia
que resbala por el cristal. Acaricio su pelo. Mientras observo a las personas en la calle con los paraguas en las manos, luchando contra la lluvia y el viento y quedando todas mojadas, imagino lo bueno que sería un chocolate caliente.
Miro para mi gato y siento que él me comprende. Ahora, con una taza llena de chocolate caliente en la mano, observo a las personas en la calle, cada vez más frustradas en su lucha contra la lluvia y el viento.
"La diferencia que marca estar tomando una taza de chocolate caliente mientras se ve el mundo a través de una ventana! - ¡Fantástico!"
No entiendo por qué motivo no hay más personas bebiendo chocolate caliente. El gato maúlla en
concordancia.
Paulo Brito (Portugal) Traducción de Mercie Pedro e Silva
Publicado en la revista digital Minatura 154
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