jueves, 3 de marzo de 2016
ANTÁRDIDA
Ahora que el témpano
a la deriva
busca un lugar desconocido
donde menguar su frialdad
dejando atrás su petrificada faz.
Qué importará ahora mismo
desarrejar
violento dentro su latido ficticio
otra sorda explosión y erguido
de hielo rechinando hasta el silbido.
Todo quebrado, grietas profundas,
bloques
a la deriva, cada vez derritiendo
sus afiladas aristas el agua, otra
vez agua movediza será, viva será.
Tanto tiempo pudo soportar
incólume
aquellos copos blanquecinos, de nieve
arrancados de las mismas lágrimas
de algodón de la última tempestad.
Hoy las playas temerosas, silentes
más desnudas
lentamente se apuran a acariciar
otra vez las huellas vagas del vientecillo
que sin querer sólo suspiros volverán, al mar.
Orlando Ordóñez Santos
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