miércoles, 3 de febrero de 2016

A ESTAS HORAS


A estas  negras horas
se pasean los sueños
por las calles de la noche,
arrastran sus pasos
y en las esquinas
se paran  junto
a los borrachos
de la soledad.

A estas horas
el silencio
se traga con sorbos oscuros
de alcohol
y se vomita el recuerdo
por los negros callejones
del tiempo.

Un hombre grita
y sentencia
mientras las avenidas
se llenan de pasos de
escarcha
y se apagan las casas
y las agujas del reloj
se esconden en los horizontes
del alba.

Un día más no es suficiente
aún hace falta
abrir las tumbas, desenterrar
los años,
tomar el camino y perderse,
mirar a los ojos de la muerte
y rezar
la última plegaria.

Todavía queda engañar
a la razón
el último juego, la última
voz y su aliento
antes de transformarse
en la sombra del aire,
antes de que la luz
primera
se estrelle en los tejados
y el gallo grite su primer
canto.

Aún toca esperar
mientras persisten los recuerdos
en golpear los cristales
del agua
y una lágrima
se empeña
en recorrer kilómetros
cuadrados
de  piel.

Asomarse al abismo
de la noche
sin vértigo de nostalgia
ni el nudo amargo
de la tierra
en la garganta.

A estas horas,
oscuras y lentas,
se pasean los sueños
por las calles de la noche,
y las agujas del reloj
se pierden en los horizontes
del alba.

Isidoro Irroca

No hay comentarios:

Publicar un comentario