jueves, 28 de enero de 2016

LA VERDAD... ¿QUÉ VERDAD?


Acaso fuera única
es proclamada a voz en ristre
con la garganta amplificada por el pábulo
de saberse arropado por la costumbre
Acaso sea ella la labor
del que proclama un sorbo de miras
hallar mil salidas
y no caer en el improperio del insulto
o la cerrazón.
Acaso la verdad
sí, esa verdad por la que dices matar
se levante hoy en tu contra
mirándote a los ojos
y comprendas que estabas equivocado
o cumpliendo otra misión
cegarte de la verdad del otro, quizás La Verdad
Acaso sea pequeña
lleve las crines doradas como el amanecer
e incluso sea díscola
rutilante sisadora del ardor que no supiste ver en sus palabras
y quieras verter un poco de hierro candente
en su piel blanquecina y débil
o tomaste el derrotero de todos, abrir la lanzada, quebrar el costado
errar entre lobos, así el cordero resuena más tierno
Acaso un vocablo podría hacer tanto daño
que mereciese el atizador de aquella fragua
tal escarmiento
declinar de la vida, ese bello e incluso regalo venido de la aurora
para satisfacer tu necesidad de pulcritud
Acaso te despertaste con túnica nívea cual dios de longeva barba
o tuviste la aparición
que te vestía y entregaba el báculo defensor y guerrero
de la santa doctrina
dibujada en unas runas ininteligibles
para levar anclas contra el enemigo de tu fe
Acaso no quedarán brisas suficientes
que habrás de alimentar tu resuello
del contrario a tus ideas
y desbocarás tu sangría interna, provocada por tintas imberbes
Acaso eres tan fuerte
que no puedes sino llamar radicales a unos con tus ropajes
con idénticas tesituras
sin mirarte en el espejo mientras reconoces que la verdad,
ni siquiera aquella Verdad
estampada con Mayúsculas
vale la vida de cualquier ser vivo, aún menos el de tu hermano
no yerres de nuevo, de nuevo no te hagas saber
Caín hace largo trecho que fue enterrado
su mundo se fue…

Quiero ver apiladas las letras, sobre papel blanco
juntando opiniones, dispares y nones
recreciendo un edificio inmenso que nos cobije
alimente y haga de nosotros seres, en Verdad, racionales…

Santiago Pablo Romero -Trigueros-

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