Como una estrella que no brilla
Que vive en su mundo callada
Siempre pensativa va por la vida
Con la mirada a todo lo que la rodea
Como si todo la espantara
Y a la vez calladamente le hablaran
Tanto las rocas como la nada.
Ayer la vi, vestida de blanco
Como un lirio majestuoso
Venía corriendo como una niña
Que persigue mariposas en la villa
Mas sus galas de mujer
Le han dado belleza y encanto
Que solo las rosas pueden poseer
En el madrigal de un cardo.
Sus ojos son mexicanos
Sus pestañas son españolas
Lo digo por su mirar
Profundo y vago
Su cintura desdibuja
Una gitana entre gitanas
Cuando baila o danza
Un folclor mexicano;
Y cuando pregona con señas
El vals de los cisnes en el lago
Parece que se transforma… en leda
La diosa virgen de las aves
Que parece que emerge
Como los cisnes azules
De un poema entre las flores…
Sus cabellos… en negro… en café
Le dan un tumbo a la cadera
Con su altivez define derroche
Por cada movimiento que va
Al compás de la vida que lleva
Pero calla… sin perder
De su tez morena… la mirada.
Casi no sonríe… pero sonríe
Moviendo sus labios granada
Que parece que su rostro le aplaude
Para verse más hermosa
Más, todavía de lo que es
Pero pronto torna la fragilidad
Como un cristal que se quiere romper
Haciendo señas de tristeza
Porque no puede hablar.
Por momentos no la entiendo
Mueve sus manos tan rápido
Frunce el ceño
En sus manos hace puños
Sus dedos…
Como enojada, molesta
O impotente por querer hablar
Y da un berrinche con los pies
Que su vestido blanco en perla
Y sus cabellos en negro… en café
Le dan un porte… de ángel
Que quiere pelear.
Mas luego… como estrella caída
Que cae al mar
Trasluce un himno de humildad
En la beatitud de aquella soledad
Donde se consuela
Buscando amparo de aquel sideral.
Fui al jardín a ver las rosas
Y de todas ellas
Las que transfiguran, ostias
Puras y castas
Una a una quise cortar con la mano
Más solo corté, una blanca
Pensando en sus cabellos
En sus cejas españolas
Y en sus ojos… delineados
Donde cae la noche y nace el sol
Lo digo por el color de almendras
Que posee en tono musical.
Y cuando le di la rosa
Resaltaron sus ojos
Se alzaron a más no poder las cejas
Y con su mano la llevo a su pecho
No comprendí aquellas señas
Mas de pronto la puso en el pecho mío
Y se abrazó conmigo
Como una niña con miedo.
Luego en pos de una bailarina
En punta pie así misma
Una música sacaba con movimientos
De alabastrina… en sonatina
Dejaba que el viento en sus arrebatos
De abanicos sueltos
Entreabrieran la nota flautina
De una oda… que desliza
De ella… su don angelical
De pronto se detiene y me mira
Con una súplica
A mi entender de tristeza
Levanta los brazos sumisa
Luego solo uno, a la cintura desliza
Entonces comprendo… ella quiere ser bailarina.
Era domingo cuando fuimos al lago
Y en su lento navío… nadaban los cisnes
Le señalé uno… el más blanco
Y como pude en mudas señales
Le dije… de ellos tú eres uno
Ves… ves…
Como atisban su bello plumaje
Y como en gallardo alabastrino
Espejean sus alas de un céfiro
Mira que va… mira que viene
Como un barco en su deslizo
Ves… lo que te digo
Comprendes… comprendes
Porque en mi cilicio
Te nombro leda… mujer cisne.
Ella se torna en un semblante
Noble al viento, noble a tal paisaje
Y con su medio reír sonríe
Su alegría le da… de lo más sublime
El cardo puro que posee
Un madrigal de su ser… a su ser celeste
Yo que la admiro como es
Pienso con el deseo de ser
Un Miguel Ángel
Para pintar en si… de su cisne
El alma de su alma virgen.
Todo me recuerda a la inocencia pura
Con que se mira la ternura
De un pollito entre sus manos
Y de los árboles floridos
El vuelo de una colibrí, fascinadora
Que hace con su pico una espada al néctar
Y un beso a la flor encantadora.
Ella es como cristo en la tristeza
Que a mí me rompe el alma
Le he visto como hace su trenza
Sentada afuera de la puerta
Respirando en sus cabellos
Ese color que es… en negro… en café
Que no se como decirle en que modo son más bellos
Si respirando de ellos su perfume
O el peinado que le lleva implume
De un cisne que vuela con los blancos
Blondos azules que allá por cada nube
Hay un toque a sus cabellos
Que el mismo cristo… en algo dice
Ella es un ángel…
Cuando le señalo el cielo donde hay nubes
Pronto hace señas atísbales
Tomando una postura de novillero
Como si ella fuese un rojo rayo por las tardes
Que el sol en pompa de llanero
Y de nuevo saca la casta, ancestrales
Que la envuelven toda... tarde y sol
En una musa, en una ninfa de laureles
Que baila la oda de los cisnes en el lago
Y suelta en ese porte de arrebato
Destrenzando su trenzado cabello
Ya en un paso, ya en un movimiento
Que en, yoga de su cuerpo todo
Y turba sus cejas al arco
Para ver sus ojos, sus manos
Como si fuesen abanicos
O dos cisnes buscando amparo
En un cuento de magos…
Armando Castellanos -USA-
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