DESARROPADO DE AURORAS
y con tormentas de cara,
asomado al vacío
desde unos acantilados de carne,
desde el precipicio
todavía dormido
del último error.
Atraído una vez más
por la derrota,
buscada, encontrada y visible
tras poner mis manos
en otras manos
y quemarme con su fuego.
Aprovecho
como penúltima proeza del perdido
el soporte del silencio
para aspirar como última raya de la noche
la primera de este amanecer innoble.
Y mientras el mundo
gira y los normales bailan
al son de su ritmo perfecto y programado,
pinto con un tizón
de este fuego todavía candente
en los labios de una Blancanieves
por desencantar:
“No es para mí este sueño tuyo”
FRANCISCO TOMÁS BARRIENTO -Campofrío-
No hay comentarios:
Publicar un comentario