En el aciago camino
viose un hombre diletante
que reía muy campante
su coraje y su destino
más la suerte lo previno
de mortal despeñadero
entre piedras y un madero
surgió un cofrecillo de oro
que presto agarró el tesoro
hundiendo su cuerpo entero.
Lilia Morales y Mori -México-
Publicado en suplemento de Realidades y Ficciones 67
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