Se olvidó el otoño del sol
cubriendo de muerte sus ramas
entre los colores del fin de una vida,
allí donde converge el hombre y el olvido
el camino y el sendero.
No muere el bosque de vacío llenando
con su piel los caminos del tránsito
pues ahí se mecen los recuerdos lejos
muy lejos de la vida, el amor y el calor.
Felipe J. Piñeiro: Cuatro menos una estaciones
Publicado en Rick´s café
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