¿Olvidé cómo se rezaba?
No, eso no se olvida.
Ahora rezo de otra forma.
Rezo con la mente, sin palabras.
Es una oración más profunda,
más directa, más sincera.
Mas que una oración es una charla
entre dos buenos amigos.
Le cuento que me preocupa
y eso me libera,
me devuelve la paz interior.
Sé que me escucha
y hasta creo que me contesta.
Es una voz dulce, suave,
que acaricia mágicamente
mi corazón, mi alma invisible,
haciendo que me sienta renacer.
Siempre estás disponible,
siempre me escuchas,
siempre me aconsejas bien.
Ahora cualquier hora es buena
para rezar, para hablar,
con mi amigo en soledad.
Ahora sé, y no exagero,
que está dentro de mí
que siente lo que siento
por eso mi oración
es ya su oración.
JOSÉ LUIS RUBIO
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