viernes, 27 de noviembre de 2015

UNA LÁGRIMA


Un tul inmaculado
sueña con finas riberas,
no hay ojos que miren
y siniestro labra
como un arado
un camino virgen de rocío

(espuma plateada
que esconde encerrado en un remolino
una niña con dolor en sus labios)

cuando deja de oírse la música,
cayendo,
silva por las venas del cuello
como estigmas,
en un pañuelo que se deshace en gestos,
unos cristales desteñidos
arcilla de mar sumergida
en el rocío quebrado
galope de la espesura de sus ojos

(lejos le quema la garganta
y se retira,
lienzo que acaricia su cuerpo,
extraño camino de su mirada,
luna que canta al aire
y salió enrollada en el azul de su pupila)

confabulada con un rumor
suaviza sus pupilas
y dejan bajar un brillo por su cara
invisible al silencio
muy tenue como la niebla,
atraviesa el resquicio entre sus dos pechos

(son sonidos resplandecientes
que son ríos en la pista
donde la sangre incuba
su paladar despellejado)

en una costura seca de su piel,
aparejada con su demacrado vientre,
entreabre y traga
una ráfaga de su deshecho sueño.

Manuel Vílchez García de Garss

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