No importunen pongan ritmo.
Aprendió en las Academias
a echar al hombre humo a los ojos
y a responder con una pifia.
En la jugada de ajedrez la Reina funge muerta y,
en la intensidad del grito huyeron las sombras.
Tras de mí las voces cuelgan burlas y,
otra vez torna a la memoria, ese Niño:
admirador de ocasos y coleccionador de conchas.
Del libro TROCITOS DE ELLA EN MÍ de
OMÍLCAR CRUZ RESTREPO -Colombia-
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