domingo, 4 de octubre de 2015

TIEMPO


Como un mar de desesperanza
los días caen como gotas de agua
huyendo por una cornisa.

Soñoliento arrastro mi pesar
mirando por barrotes de acero
la vida pasar.

Amanece, tiemblo de frío
los huesos me recuerdan
que son pisadas de dolor.

Lucho contra graznidos secos
a veces tiendo la ropa
en las cornisas del suelo.

Majestuoso y salvaje
qué más da los nidos de oruga
que se esconden.

Qué más da que la hierba crezca
si llegamos a viejos
o no.

Los corazones rotos
son sonámbulos,
sedientos de cantos de guerra.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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