Te entregué mis palabras un instante
entonces me di cuenta
de lo trágico de tu belleza
cuando en el corazón no existe nada,
porque carece de lo necesario
y solo en el pensamiento
permanece el viento que desnuda tu alma.
Quise entrar a tu boca
comprometiendo nuestros cuerpos
para descubrir la melancolía de tu mundo
y tu ironía me produjo pena
porque llenó de sangre mi tristeza
al beberme el infierno
que provoca tu hermosura
que pronto será
grietas, pliegues y arrugas,
en las filosas orillas de los años
pero... no importa...
el vuelo del amor será mi recompensa,
y en mi entusiasmo, manifiesto
que serás ese refugio
de quietud pasajera y suspiros silenciosos
que nos devolverá nuestros deseos,
envolviéndonos de amor ¡Hasta la muerte!
Ysidro Parra -Venezuela-
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