Dices que tengo defectos…
Y te diré que:
Los cotidianos golpes recibidos
que me arrollan y arrebatan
me condicionan y me matan
son mis defectos…
Las frustraciones
catedráticas de la vida
moldean mis defectos…
las tristezas
y ciertas melancolías
también forjan mis defectos.
¡Pues, que te quede en claro!
Los átomos que conforman mi ser
equivalen a la cantidad de defectos que poseo…
¿Y tú qué?
¿Tú qué podrías decir de tus defectos?
Tú que buceas las aguas de los detalles
del cuidado
de fértiles valles…
¡Sal del cascaron!
¿O anhelas ser ilustre
en el país de los perfectos?
Juan Lopresti
No hay comentarios:
Publicar un comentario