Entre el teatro y el circo romano
hay un sendero de huellas.
Quien recorre ese río de pisadas
acrecienta su bondad y su sed.
Quién camina su derrota
desnuda el alma a cada paso.
Y el sudor al andar
es la ropa limpia de mañana.
Esconde la cobarde escusa
en una cárcel de tinieblas.
Y quiérete
como a ti mismo.
Entre el sendero de huellas
del teatro y el circo romano.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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