¿A dónde iremos?
¿Dónde la muerte no exista?
Más, ¿por esto viviré llorando?
Que tu corazón se enderece:
aquí nadie vivirá para siempre.
Aún los príncipes a morir vinieron,
los bultos funerarios se queman.
Que tu corazón se enderece:
aquí nadie vivirá para siempre.
Del libro ¡Qué nuestros corazones no tengan tormento! de
Netzahualcóyotl -México-
Publicado en Ediciones Comoartes
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