A esa hora, cuando el sol
abandona el mundo
deja una orfandad petrificada.
El día sangra su agonía
las sombras se despeñan
entre el ayer y el mañana
el silencio se puebla de suspiros.
Sobre fragmentos, jirones
la soledad se eleva
en el perfil de viejas estatuas.
Soledad
conque vive el hombre
y muere de a poco
a esa hora, al caer el día...
Del libro Moradas de
Victoria Estela Servidio -Argentina-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 62
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