Destello escatimado,
días de aurora
apenas vislumbrada,
apenas dicha.
La voz de los aperos
es más fuerte
que el roce de los años
en sus goznes.
Estamos de no estar,
vamos sembrando
las horas descosidas
de un contexto.
Y aquí aparece y grita
la palabra,
el sonido más leve
de todo el mecanismo.
Queremos construir
a semejanza
de las murallas firmes
o los días
que tuvieron anclaje
al calendario
y ahora ya no están,
los años abolidos
que resuenan
y pisan el silencio
de los siglos.
Emilio Rodríguez -España-
Publicado en la revista Oriflama 26
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