«Circuncisa el prepucio de tu corazón»:
Deuteronomio 10:16
Amada mía, si supieras que fuiste
quien me circuncidaste
y a ti daría todos mis nombres, mi divino Jah,
pero no me llames, Adonai elohim,
ni me llames Señor, Tu Dueño,
Serpiente, niña de Linda Hebra,
primera de mis niñas en el Edén,
que sea Mi Nombre el Nombre con que experimenté
circuncisión en los días de la Compresión infinita
de mi Verga Santa y escupí en mi Mano
para lavar el espacio y me jalé el prepucio
en salpiqueo de gozo y fue así el mappiq
que pongo en Jah, mi nombre más sagrado.
Pero tú, Neshamá, primera sacerdotisa
a quien conmueven mis placeres creativos,
dime simplemente Hashem,
el más sencillo de mi nombre e instrúyelo.
El nombre del Autor del Beso es Hashem.
El nombre del puñetero divino que ama la Serpiente
y chispotea con Semen el espacio,
el nombre que Hashem dio a quien lo ama
es Alma / y el alma que lo ame, también lo circuncida.
El alma es la navaja que circuncida el corazón.
Neshamá es la serpiente que muda la piel.
Neshamá el mappiq, la marca del placer
con que el beso se extiende
como riego enardecido de pasión.
Neshamá es logos y es emoción,
ya jamás habrá No-Alma ni skanda
que se disuelva
con la animalidad.
La Neshamá que guarda
el Nombre de Nombres de Hashem
entra y sale de la muerte.
Entra en la luz del Primer Beso
y se eterniza como Adán y Eva
en Edén para siempre.
Del libro Teth de mi serpiente de
Carlos López Azur -Estados Unidos-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 65
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