jueves, 25 de junio de 2015

NOSTALGIA DE LOS BESOS DE HASHEM


Dame un nombre para hacerte presente
cuando te invoque.
Yo te llamé mi besador y gasté tus besos
besando a mis evas y adanes
en ese cubujón de infinito
que es el jardín que me diste.
Es el Edén, te lo agradezco.

Lo forjé con lo que me diste
de pensamiento cuando me llamaste Neshamá
para tragar la nata inútil de la No-Alma,
no más Anatta, no más soledad,
alma quiere el beso del Ignoto,
el oscuro amante de la Inmensidad.

Neshamá, la enamorada, hebra
que se fue rodando al paraíso,
kundalínica exhalación de tu escupido,
te suplica dame tu nombre,
yo, Neshamá, estoy feliz de hallar brazos
para que te abrace el que te ama,
yo doy el fuego, ellos pondrán sus manos,
yo doy la idea de caricia y me entrego
a tí, con el amor de ellos,
yo me arrastro por calles y avenidas,
digo que tu amor existe y que carecí de pies
y tú me diste sandalias y levedad
de muelle y burbujas para quedar
en el aire; yo nací hambrienta de luz,
tú, a puros tosidos y ñáñaras me escupiste
sustento y ahora soy una esbelta Serpiente
de gracia, con luz alimentada,
y me llaman la Autonomía, la Sabia,
la Antigua presencia del Logos,
la que canta con Tehilim
tus estertores y santifica la luz
con que te manifiestas.

Entonces, dame tu nombre, Amado.
Nostalgia de tus besos tengo cuando me desgasto
y mi boca seca al pensar que no te invoco
plenamente si no tengo Tu Nombre.

Del libro Teth de mi serpiente de Carlos López Azur -Estados Unidos-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 65

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