A Vicente Rincón, en recuerdo, después de haber hallado los poemas que siguen en su libro
Memoria de la piedra (Institución "Fernando el Católico", Zaragoza, 1983)
POEMA I
La mañana, como una vida hermosa,
abre sus muslos generosos
para que, virgen, entre
la ardiente geografía de mi cuerpo.
Estoy tan traspasado por la luz
de este abril caudaloso,
que puedo recordar lo que me espera.
Estoy tan entregado
a esta exuberancia incontenible
de tierra en celo, amigo,
que sólo con mirar enciendo pétalos,
alumbro, como Midas, nuevos tallos,
alas estimulo que enclaustradas
en larvas se pudrían,
devuelvo libertad
a semillas preñadas de penumbra.
¡Cuánta fuerza me das tú, primavera,
para tener el don del taumaturgo
y revivir los bálsamos
que el tomillo conserva en su rudeza!
Déjame este viento curandero,
esta virtud de mago generoso.
Al corazón del hombre le hace falta
esta libre explosión de claridad,
este chorro gozoso que nos vuelve
niños eternos sobre el viejo
y esclavo corazón del mundo.
Esteban Conde Choya (Zaragoza)
Publicado en la revista Aldaba 24
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