Mujer imaginaria fatal, lascivia
se pasea por su mente abatida.
Propensión excesiva al placer de esa mujer
que hace temblar su temple
hasta estremecerlo.
Lastimosa testa la suya
refugiada en gutural sollozo sin sentido,
tan pobre de voz que esgrime
sueños por espada para lograr
a una mujer imaginaria que le sorbe los sentidos.
Golpes constantes en su sien
machacando como martillo.
Siempre el mismo eslogan,
“esa mujer ha de ser mía”…
Etimología ausente en su pensar
sin palabras para afrontar su destino,
origen que no se cuestiona
ni para el tiene sentido…
Obsesionado por esa mujer abstracta
marginado entre dos líneas paralelas
con la única etiqueta en común
“lascivia”.
Iluso empírico, procedente incauto
pensante, creyente de la experiencia adquirida.
Avieso mecedor, ganador de batallas amorosas
a base de engaños e intenciones malignas.
Avalancha delirante en alud de deseo
en esa su almohada pasiva…
Irreverente, llega la noche vacía…
Impune tarima, cama torcida…
Lluvia en remolinos de imaginarios pétalos
en caída de estrellas mortecinas
tan llenas de mil deseos
que en el centro, bajo su mente febril
se hace presente la mujer torbellino…
Lola Wizner
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