Un rumor fuerte baja de las montañas,
y, como lluvia, cae incesantemente sobre la tierra,
y corre por los senderos de piedra y cemento.
Se escucha un gemido desde lo profundo
de la tierra y callan quienes oyen,
caritas tristes emergen de chozas, puentes y calles,
las colonias pomposas repudian las quejas
y cierran sus puertas y corren sus cortinas.
Cerca de donde abunda la carne, el pan y la cola
se sirve a la mesa aire y resignación,
las latas y cartones de la improvisada champa
se estremecen con el verano y el invierno,
la cascara tiembla y los corazones se retuercen.
Con pasos débiles, pero agigantados por el dolor,
caminan por las calles, antes del canto de los gallos,
por la noche una desierta estela de esperanza y amor
recorre sus catres y duermen…, duermen.
Duermen en silencio, duermen en hambre,
pero su espíritu fuerte los mantiene,
y esperan el momento de tirar al olvido
su más cercano familiar: La pobreza.
Ramiro Peñalba Pinell -Nicaragua-
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