Y sucedió; que estabas ahí,
Impredecible, rebelde, bonita y mágica
perturbando los cielos con tu sonrisa
embelleciendo la luna con tu mirada
inventando mil estrellas con tu presencia
¡Con tus ojos bonitos mi niña de cuentos de hadas!
Estabas ahí, como un sueño…
apretaba mis ojos para que no te fueras,
sellaba mis labios para que no escaparas
en un aliento, en un suspiro…
apretaba mis brazos a tu cintura para no soltarte,
¡Para que no te fueras, para que te quedaras…!
Estabas ahí, tan recia, tan hermosa
mis versos se ahogaban, después de tu mirada
ya no hacían falta letras pues sólo te nombraban...
aquel frío se quebró entre tus senos y tus piernas
el universo besaba y la luna en tu vientre germinaba…
¡Miramos al cielo dando gracias mi mujer de cuentos de hadas!
Ares Milo.
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