lunes, 2 de junio de 2014

LUCIÉRNAGA TRISTE…


No estoy para defenderme de calumnia. Me siento la luciérnaga más triste que se apaga sin mirarla. No vine de tan lejos para morir de viejo, morir de viejo siempre se muere en tu tierra. Y yo vivo el destierro sin apreciar las horas. No niego que hablo solo con la virtud de un rebelde que vive mariposas en los finales de noviembre. Cambiaría todo por un regreso, mas no contemplo a la vida y me asilo en la muerte. Yo sé que me ahoga la aurora y me aprieta diciembre. Mis fechas son negras y jóvenes como mi suerte. Ahora que la conciencia no hace apología de muros, ahora me siento seguro de que gane o pierda seré una luciérnaga triste.
Las magnolias hablan en el jardín, se aglomeran como el asfalto en mi ciudad. Las farolas lucen verde fluorescente como la luciérnaga triste que soy…Las miradas se quedaron en el camino de mi sentir, junto a la carne de mis entrañas, lejos de mi… Las horas sin sentido valor no tienen para mí, se paró el reloj de mi vida cuando tuve que partir. Desterrado de una vida comienzo otra tras un sin fin. Añoranzas y deseos de regreso, no quisiera morir aquí. Los noviembres se suman y se posan en mí. Diciembre es duro para vivirlo así… Nostalgia de pavo, turrones y sidra para mi, regalos, felicitaciones y abrazos de los míos sin sentir. La suerte me persigue pero no me deja ir. En este discurso tan racional, donde la libertad me acompaña hasta mi fin la tristeza será parte de mí vivir…Y en este mi jardín florecen magnolias, las convierto en mi mente en trigo y amapolas de allí…, las sueño en los verdes trigales de mi niñez, corro por caminos pedregosos hasta rendirme y vuelo como luciérnaga triste que agota su luz en cada sueño de mi Madrid…
…Y aún así, tengo vida aquí; campos extensos, llanuras infinitas y un amor por vivir… Libre como el viento, lazo invisible me ata a mi país…

LOLA WIZNER Y FERMÍN JESÚS VADILLO

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