El rey ha abdicado. ¡Viva la República! Por mucho que los medios de comunicación, los grandes partidos que han vivido del régimen, o de los soplagaitas de medio pelo que medran en el clasismo y sobreviven de la servidumbre, el borbón se marcha.
Pero no ha de bastarnos con ello. Sus posibles méritos –si es que tiene alguno aquél que ha sido nombrado sucesor por un tirano genocida- no pueden justificar la herencia del reino por parte de su hijo. Un país no es una casa, ni un coche, ni unos millocenjos en una cuenta bancaria. Un país está habitado por ciudadanos, que no por siervos, ni por súbditos, ni por esclavos, aunque sean del capital. Una democracia que se precie no puede permitir que el más alto cargo del país sea hereditario, porque eso es un insulto a la inteligencia y a la propia participación del pueblo soberano.
Es el momento de pedir, de exigir, un referéndum sobre la continuidad de esta monarquía, que ha demostrado con creces que el pueblo le importa un carajo, o el cambio de régimen, que pasa por una tercera República, que conlleve además la revisión de toda le estructura estatal y la refundación del estado.
Si los poderes fácticos, el bipartidismo corrupto, o los medios de comunicación controlados por el gran capital se niegan a permitir este referéndum ni el borbón heredero, ni el propio régimen que lo sustente, tendrán legitimación alguna sobre la ciudadanía.
Y si no hay legitimación, estaríamos gobernados por esa casta de corruptos anti demócratas que nos están llevando al abismo.
Francisco J. Segovia -Granada-
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