Ese año enterramos las armas
y las municiones:
el viejo revólver de papá,
y las dos escopetas de papá,
y la escopeta rota del abuelo,
y mi rifle de caza,
y las balas de plomo
y los cartuchos.
Todo lo enterramos
prolijamente en un baldío
para que la dictadura de turno
no se sintiera amenazada.
CÉSAR CANTONI -Argentina-
Publicado en el blog revistaislanegra.fullblog
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