Recursos y apaños: Prototipo del “triunfante”.
Buenas noches señores – se oyó una voz que de la entrada venía y que con cierto recato, daba las buenas noches – soy Casinos.
Octavio volvió la cara en dirección a la puerta de entrada y ante él pudo ver a un hombre con traje, muy “trajeado” vestido, con chaqueta azul tipo blazer que resaltaba con el aspecto rústico de su cara, y que al saludar pareció inclinar la cara en un gesto de humildad y educación de hombre sencillo que tiene siempre la pretensión de agradar a todo aquél, que él mira; pantalones gris marengo y acharolados zapatos negros, camisa blanca en tono pastel y “luciendo” una corbata de color rojo “chillón” con un grueso nudo anudado alrededor de su grueso y robusto cuello y, sobre su cabeza medio calva, ya que en su cráneo se podía apreciar el nacimiento de pelo en su zona temporal y occipital, así como en la parte inferior parietal; toda esta zona había sido afeitada en forma “apurada” en su afeite, para que se igualara con el resto de su cabeza que era la que estaba totalmente calva, de verdad, y que el que el afeitado hizo de estas sus zonas, que aún no eran calvas, había sido tan riguroso, pulcro y meticuloso que parecía pretender ocultar la parte que no era calva igualándola a la que sí lo era, intentando tal vez conseguir una uniformidad basada en la carencia total de pelo en todas las zonas de su cabeza, tanto la posterior frontal, como la parietal, temporal y occipital, por lo que Casinos parecía haber pasado de ser un señor calvo en la mitad de su cabeza, a ser un pelado total o pelado en su cabeza entera, con lo que podría llegar a aparentar que era un joven “peludo” que por voluntada propia había pasado a ser un joven “pelado” sin más, integrado con la moda juvenil y que era lo importante, dejar de ser mayor y convertirse en un joven de los que abundaban por doquier con sus cabezas peladas; aunque por no serlo, los huesos de la cabeza se marcaban con más fuerza, sobre todo el parietal en su conjunción con el hueso temporal y occipital en donde no se podía disimular que Casinos, ya no era un chaval: pues así, con ese lustre y brillo que los huesos de su cabeza esgrimían, justo en su hueso frontal de su cráneo reluciente se encontraban plantadas unas negras gafas de sol, muy grandes, que perecían tapar su prolongada frente que le llegaba hasta el cogote o final del mastoideo, esa frente que ahora parecía, no tener final. En su boca, una humilde sonrisa que dejaba ver unos dientes que pudieran recordar una valla de estacas de diferentes alturas, así como posiciones de las mismas y tonalidades dispares y oscuras, con un ligero reflejo amarillento. Su cara con un afeitado inmisericorde sobre los pelos de su barba, daba una continuidad con su cabeza totalmente pelada, que brillaba, y que parecía haber sido aceitada y frotada con un paño de terciopelo de manera pertinaz, para que toda su cabeza, cara y cráneo, relucieran como si fuera una estrella fulgurante que todo iluminara y tal vez, desafiante se mostrara, a todo aquél que la viera.
JULIO GUZMÁN SANCHIS
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Hace 1 día
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