¿Qué es la Revista Poética Azahar?
Es un publicación que surge para:
- Difundir la poesía de los poetas locales, nacionales e internacionales.
- Facilitar a todo el que se siente poeta la publicación de sus obras.
- Intentar que la poesía deje de ser un género minoritario.
- Convocar otros actos de índole poética, tales como: certámenes, encuentros, recitales.
¿Qué se publica en la Revista Poética Azahar?
Se publican todos los poemas que nos remiten ya que para nosotros todos tienen el mismo valor porque no somos quienes para seleccionar ni para decidir que obra tiene más calidad y cual menos.
¿Qué ideas comparte la Revista Poética Azahar?
La única idea que comparte es el amor por la poesía. El resto de ideas que aparecen en la publicación son responsabilidad exclusivamente de los autores que la firman.
¿Qué hacer para publicar en la Revista Poética Azahar?
Enviarnos los poemas que tienes guardados en un cajón de tu escritorio a REVISTA POÉTICA AZAHAR - JOSÉ LUIS RUBIO ZARZUELA - C/ TORRE NUEVA,12- 11140 CONIL o si lo prefieres a nuestro correo electrónico revista_azahar@hotmail.com indicándonos tu dirección postal o tu correo electrónico para establecer contacto contigo.
¿Qué pretende conseguir la Revista Poética Azahar?
La utopía de que entre todos hagamos que la poesía mueva el mundo porque si lo conseguimos todos saldremos ganando.
lunes, 30 de mayo de 2011
sábado, 28 de mayo de 2011
POEMA
Ahora hace un año que tuve la fortuna de conoceros, a ti y a la Revista. Te adjunto "El Trigo y quizá Castilla", que fue el primer poema publicado. No he puesto ni quitado palabra alguna, solamente lo he reescrito, pues ahora creo que ya sé escribir o al menos mejor. Cuando lo escribí lo llené de pasión, utilicé los puntos, las comas y los puntos y comas, como si fueran "cuchillos" para darle al poema toda la pasión posible. Mas los puntos y las comas y los...no son para eso como tú bien sabes, pues sabes más que yo. Ahora lo he cubierto de sencillez, de naturalidad, de humildad y creo que está mejor. Soy un admirador de Antonio Machado del que aprecio todo, y sobre todo la naturalidad, la adustéz y su sentir. Estoy buscando "mi voz", como me dijo un señor que también sabe mucho de esto. Estoy en ello. Si te parece bien lo publicas, y me agradaría que hicieras mención a lo del aniversario. Un abrazo Julio.
El trigo y el hombre; quizá Castilla.
Para separarte,
primero hay que segarte
como trigo que tú eres, verde:
como separar cuerpo de alma, muerte
y que es segar la vida del hombre
como si fuera una espiga, verde.
Cuerpo y grano consistentes,
livianas, alma y paja.
Separar grano de paja,
como separar cuerpo de alma.
Los dos hechos de la tierra:
tierra mojada, barro,
la espiga encima del barro, florece,
el hombre de barro hecho, crece.
El hombre te cría a ti
a cambio tú, lo sustentas,
círculo de pan y amor eterno.
Por los anchurosos campos de Castilla,
el trigo y el hombre, quizá
juntos crecían
en forma de espiga, espiga
espigada verde:
Después dorada, madura espiga
desaparecida bajo la trilla
cuando era parva,
aventada al viento y separada
grano de paja, cuerpo de alma
que ella tenía cuando era espiga,
cuando era vida,
allá en los campos de Castilla.
Los dos se tienen el uno al otro:
el trigo al hombre y el hombre al trigo,
sustento son uno del otro,
los dos se cuidan como si uno fueran;
el trigo y el hombre, los dos en uno.
Llegará el día en que el trigo muera
y con su muerte traerá la vida,
la vida al hombre su compañero:
y otro día morirá el hombre
y su cuerpo de imagen vacía
será alimento de los trigales,
de la espiga, su compañera.
Los dos son vida,
son grano y paja
son cuerpo y alma, separadas
cuando ellos mueran.
El cuerpo y grano para la tierra,
el alma y paja para los cielos:
Cielos azules del mediodía,
cielos ocres de los atardeceres mágicos
de mi Castilla.
Autor: Julio Guzmán Sanchis
El trigo y el hombre; quizá Castilla.
Para separarte,
primero hay que segarte
como trigo que tú eres, verde:
como separar cuerpo de alma, muerte
y que es segar la vida del hombre
como si fuera una espiga, verde.
Cuerpo y grano consistentes,
livianas, alma y paja.
Separar grano de paja,
como separar cuerpo de alma.
Los dos hechos de la tierra:
tierra mojada, barro,
la espiga encima del barro, florece,
el hombre de barro hecho, crece.
El hombre te cría a ti
a cambio tú, lo sustentas,
círculo de pan y amor eterno.
Por los anchurosos campos de Castilla,
el trigo y el hombre, quizá
juntos crecían
en forma de espiga, espiga
espigada verde:
Después dorada, madura espiga
desaparecida bajo la trilla
cuando era parva,
aventada al viento y separada
grano de paja, cuerpo de alma
que ella tenía cuando era espiga,
cuando era vida,
allá en los campos de Castilla.
Los dos se tienen el uno al otro:
el trigo al hombre y el hombre al trigo,
sustento son uno del otro,
los dos se cuidan como si uno fueran;
el trigo y el hombre, los dos en uno.
Llegará el día en que el trigo muera
y con su muerte traerá la vida,
la vida al hombre su compañero:
y otro día morirá el hombre
y su cuerpo de imagen vacía
será alimento de los trigales,
de la espiga, su compañera.
Los dos son vida,
son grano y paja
son cuerpo y alma, separadas
cuando ellos mueran.
El cuerpo y grano para la tierra,
el alma y paja para los cielos:
Cielos azules del mediodía,
cielos ocres de los atardeceres mágicos
de mi Castilla.
Autor: Julio Guzmán Sanchis
POEMA
Bocanada
En una herida abierta
entre la penumbra de sus ojos
perdí la voz
en la hondura del sueño.
Sólo las hebras de la lengua
enhebran las marañas de la ausencia.
Despellejada de luz
me tantea desbocada en los peldaños.
El humo galopa los escombros de la mano
mientras atizada por la espera
la yerba cruje en mi boca de piedra.
Sebastián Montañez Cifuentes
En una herida abierta
entre la penumbra de sus ojos
perdí la voz
en la hondura del sueño.
Sólo las hebras de la lengua
enhebran las marañas de la ausencia.
Despellejada de luz
me tantea desbocada en los peldaños.
El humo galopa los escombros de la mano
mientras atizada por la espera
la yerba cruje en mi boca de piedra.
Sebastián Montañez Cifuentes
POEMAS Y TEXTOS
HOMBRE
Hombre que con la ausencia en la mirada
por su vida sin vida se extravía.
Hombre herido de triste extranjería
y extranjero de voz atormentada.
Hombre atado a su carne desolada
y sediento en secreto de ambrosía.
Hombre que vaga a solas cada día
sin encontrar la suerte tan soñada.
Hombre cuya memoria enfebrecida
flota en la soledad del desengaño
con su edén convertido en paramera.
Hombre que da su sangre por perdida
en un planeta inhóspito y extraño
en donde por error de Dios naciera.
CREO
Sigo creyendo en las rosas,
creo y creo en los rosales.
Sigo creyendo y creyendo.
Creo en el agua y creo en el aire.
Creo en la tierra, creo en el sol,
creo en mi madre y en mi padre,
creo en la mujer y en el hombre,
creo en el sudor y en la sangre.
Creo en la risa de los niños,
creo en los jóvenes amantes,
creo en tus ojos y en tus labios,
creo en tu alma y en tu carne.
Creo en la vida y en los sueños,
creo en los jardines colgantes,
creo en la flor de tus caricias
y en tu aroma acariciante.
Creo, porque creo en ti,
en las rosas suspirantes
y, porque creo en ti, creo
en la belleza y el arte.
MI LLAMA
Se va apagando,
mi llama se va apagando,
mi llama, que quiso ser
sol y canto.
Se apaga,
se va apagando,
se va apagando mi llama,
mi llama se va apagando.
¿Se va apagando?
Un soplo de amor de súbito
la transforma en llamarada
y, mi llama,
es un milagro,
un incendio
de luz niña iluminada,
de luz viva
vivamente apasionada.
MATAMOS
Matamos al ruiseñor
y enjaulamos a la alondra.
Vamos de mal en peor,
si ya andábamos errados
ahora se agranda el error.
HOY
Hoy me acuerdo,
y no sé por qué me acuerdo,
pero hoy,
amigos míos ya muertos,
me acuerdo
de los mecheros de yesca
con que encendían sus cigarros
aquellos hombres de tierra,
curtidos por el trabajo,
de mi pueblo.
Me acuerdo,
¡y cómo, amigos, me acuerdo!,
de aquellos toscos mecheros
de yesca.
LUNITA CARAVEO LA DE EL NIÑO JESÚS
José Tlatelpas, que los Dioses indígenas y el Dios criollo, así como el sumo
Dios de todo lo creado, nos lo guarden por muchos años, nació en la endemoniada
y angélica, así como fea y bella a la vez, ex Ciudad de los Palacios, nuestra ciudad de
de México, tan ingrata como acogedora, el año de 1953, por lo que ya presume
arrugas noblemente obtenidas en su frente de poeta y a ratos filósofo y agitador
de duras realidades y acariciadoras fantasías.
José Tlatelpas es un varón de alta, ancha y honda humanidad, engarzada al universo
indígena y al reino mestizo de lo mexicano inevitable, donde se sintetiza, no sin
dolor y esperanzadora alegría, el México esencial.
José Tlatelpas es autor, entre otros originalísimos textos poéticos, de “La Huilotita
Mañanera”, 1979; “Que Viva Miliano Zapatas, Jijos del 7 de Espadas”, 1980, y
“Desde los Siglos del Maíz Rebelde”, 1987.
“Lunita Caraveo, la de El Niño Jesús”, que aquí presentamos, surgió de
su pluma, incendiaria y tierna por igual. el año de 1995.
Se trata de un poema en versos, o coplas, de arte mayor, en el
que el poeta biografía o, mejor dicho, canta y llora la vida de “doña Refugio
Caraveo Aguilar, sus familias y sus tiempos”.
Desde el principio al fin, el poema de José Tlatelpas, nos conmueve y nos
envuelve con su muy peculiar atmósfera, donde se retrata y profundiza, con
vivo y desgarrador aliento, no solamente el alma de una mujer, sino la
realidad de un México donde predominaron los maitines y los salmos junto
con las detonaciones y el olor de la pólvora.
La vida de Lunita Caraveo nos parte el corazón, al mismo tiempo que nos
estremece y enamora, desde sus días de niña, “pequeña, devota y bonita”,
en aquellos inicios del siglo XX, en que el régimen de Don Porfirio Díaz Mori,
entraba en su ocaso y, ella, Refugio, contra su voluntad, era recluida en un
convento y forzada a ser monja.
Tlatelpas, con acento y voluntad intemporal, pues no conocemos, ni sabemos, de
otro poeta, en México, con la valentía suficiente y el recio carácter, del que él
es dueño, capaz de elegir una historia, sin lugar a dudas verdadera, como la de
Lunita Caraveo y contarla en coplas de arte mayor, parangonándose,
estilísticamente hablando, con los poetas castellanos de los siglos XIV y XV,
como fueron Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, Ferrán Manuel de Lando,
Micer Francisco Imperial e Iñigo de Mendoza, el célebre Marqués de Santillana.
Justo es reconocer el alarde poético que este canto de José Tlatelpas representa
como rescate de una época entrañable y convulsa, de un México, en donde la
exaltación de los sentimientos y las pasiones, se desbordaron, alcanzando extremos
inconmensurables y, en mitad de todo ello, sublimando la fuerza de la vida,
el poder de la muerte y el milagro del amor, congregados en una mujer, que fue obligada, contra su voluntad, a aceptar la vida conventual,
para ser luego “monja liberta”, después “monja casada” y, posteriormente,
madre.
La dura vida de Refugio Caraveo Aguilar, víctima desde su niñez y juventud, de
las más adversas circunstancias del ciego y duro destino, en Apaseo y Salvatierra,
allá en su natal Guanajuato y, finalmente, en la ciudad de México, donde habitó
en huecos de escaleras y cuartuchos de azoteas, se transmuta en poesía a través
de estos cantos de José Tlatelpas, en los que el poeta la transforma,
por la suprema gracia poética, y la justicia celeste de la inspiración, en ejemplar y luminosa heroína.
Que luz de luz fue para cuantos la conocieron Lunita Caraveo, la de “un pelo
muy negro” engalanando su preciosa espalda, según se trasluce en estas bellas
y sentidas páginas, por momentos piadosas oraciones, cargadas de lirismo y
humanos alientos, radiantes de fe, escritas con devoción por el poeta José
Tlatelpas, por lo que, aún todavía, aquella mujer, alcanza a conmovernos y
a iluminarnos a los sorprendidos lectores de estas coplas de arte mayor, entre los
que yo fervorosamente me encuentro, pues “Lunita Caraveo/ La
de El Niño Jesús” es uno de esos cantos que, una vez escuchado, en este caso
leído, ya nunca jamás hay manera de olvidarlo, pues pasa a ser parte viva,
por sentida, de nuestra más firme y arraigada memoria.
JUAN CERVERA SANCHIS
Hombre que con la ausencia en la mirada
por su vida sin vida se extravía.
Hombre herido de triste extranjería
y extranjero de voz atormentada.
Hombre atado a su carne desolada
y sediento en secreto de ambrosía.
Hombre que vaga a solas cada día
sin encontrar la suerte tan soñada.
Hombre cuya memoria enfebrecida
flota en la soledad del desengaño
con su edén convertido en paramera.
Hombre que da su sangre por perdida
en un planeta inhóspito y extraño
en donde por error de Dios naciera.
CREO
Sigo creyendo en las rosas,
creo y creo en los rosales.
Sigo creyendo y creyendo.
Creo en el agua y creo en el aire.
Creo en la tierra, creo en el sol,
creo en mi madre y en mi padre,
creo en la mujer y en el hombre,
creo en el sudor y en la sangre.
Creo en la risa de los niños,
creo en los jóvenes amantes,
creo en tus ojos y en tus labios,
creo en tu alma y en tu carne.
Creo en la vida y en los sueños,
creo en los jardines colgantes,
creo en la flor de tus caricias
y en tu aroma acariciante.
Creo, porque creo en ti,
en las rosas suspirantes
y, porque creo en ti, creo
en la belleza y el arte.
MI LLAMA
Se va apagando,
mi llama se va apagando,
mi llama, que quiso ser
sol y canto.
Se apaga,
se va apagando,
se va apagando mi llama,
mi llama se va apagando.
¿Se va apagando?
Un soplo de amor de súbito
la transforma en llamarada
y, mi llama,
es un milagro,
un incendio
de luz niña iluminada,
de luz viva
vivamente apasionada.
MATAMOS
Matamos al ruiseñor
y enjaulamos a la alondra.
Vamos de mal en peor,
si ya andábamos errados
ahora se agranda el error.
HOY
Hoy me acuerdo,
y no sé por qué me acuerdo,
pero hoy,
amigos míos ya muertos,
me acuerdo
de los mecheros de yesca
con que encendían sus cigarros
aquellos hombres de tierra,
curtidos por el trabajo,
de mi pueblo.
Me acuerdo,
¡y cómo, amigos, me acuerdo!,
de aquellos toscos mecheros
de yesca.
LUNITA CARAVEO LA DE EL NIÑO JESÚS
José Tlatelpas, que los Dioses indígenas y el Dios criollo, así como el sumo
Dios de todo lo creado, nos lo guarden por muchos años, nació en la endemoniada
y angélica, así como fea y bella a la vez, ex Ciudad de los Palacios, nuestra ciudad de
de México, tan ingrata como acogedora, el año de 1953, por lo que ya presume
arrugas noblemente obtenidas en su frente de poeta y a ratos filósofo y agitador
de duras realidades y acariciadoras fantasías.
José Tlatelpas es un varón de alta, ancha y honda humanidad, engarzada al universo
indígena y al reino mestizo de lo mexicano inevitable, donde se sintetiza, no sin
dolor y esperanzadora alegría, el México esencial.
José Tlatelpas es autor, entre otros originalísimos textos poéticos, de “La Huilotita
Mañanera”, 1979; “Que Viva Miliano Zapatas, Jijos del 7 de Espadas”, 1980, y
“Desde los Siglos del Maíz Rebelde”, 1987.
“Lunita Caraveo, la de El Niño Jesús”, que aquí presentamos, surgió de
su pluma, incendiaria y tierna por igual. el año de 1995.
Se trata de un poema en versos, o coplas, de arte mayor, en el
que el poeta biografía o, mejor dicho, canta y llora la vida de “doña Refugio
Caraveo Aguilar, sus familias y sus tiempos”.
Desde el principio al fin, el poema de José Tlatelpas, nos conmueve y nos
envuelve con su muy peculiar atmósfera, donde se retrata y profundiza, con
vivo y desgarrador aliento, no solamente el alma de una mujer, sino la
realidad de un México donde predominaron los maitines y los salmos junto
con las detonaciones y el olor de la pólvora.
La vida de Lunita Caraveo nos parte el corazón, al mismo tiempo que nos
estremece y enamora, desde sus días de niña, “pequeña, devota y bonita”,
en aquellos inicios del siglo XX, en que el régimen de Don Porfirio Díaz Mori,
entraba en su ocaso y, ella, Refugio, contra su voluntad, era recluida en un
convento y forzada a ser monja.
Tlatelpas, con acento y voluntad intemporal, pues no conocemos, ni sabemos, de
otro poeta, en México, con la valentía suficiente y el recio carácter, del que él
es dueño, capaz de elegir una historia, sin lugar a dudas verdadera, como la de
Lunita Caraveo y contarla en coplas de arte mayor, parangonándose,
estilísticamente hablando, con los poetas castellanos de los siglos XIV y XV,
como fueron Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, Ferrán Manuel de Lando,
Micer Francisco Imperial e Iñigo de Mendoza, el célebre Marqués de Santillana.
Justo es reconocer el alarde poético que este canto de José Tlatelpas representa
como rescate de una época entrañable y convulsa, de un México, en donde la
exaltación de los sentimientos y las pasiones, se desbordaron, alcanzando extremos
inconmensurables y, en mitad de todo ello, sublimando la fuerza de la vida,
el poder de la muerte y el milagro del amor, congregados en una mujer, que fue obligada, contra su voluntad, a aceptar la vida conventual,
para ser luego “monja liberta”, después “monja casada” y, posteriormente,
madre.
La dura vida de Refugio Caraveo Aguilar, víctima desde su niñez y juventud, de
las más adversas circunstancias del ciego y duro destino, en Apaseo y Salvatierra,
allá en su natal Guanajuato y, finalmente, en la ciudad de México, donde habitó
en huecos de escaleras y cuartuchos de azoteas, se transmuta en poesía a través
de estos cantos de José Tlatelpas, en los que el poeta la transforma,
por la suprema gracia poética, y la justicia celeste de la inspiración, en ejemplar y luminosa heroína.
Que luz de luz fue para cuantos la conocieron Lunita Caraveo, la de “un pelo
muy negro” engalanando su preciosa espalda, según se trasluce en estas bellas
y sentidas páginas, por momentos piadosas oraciones, cargadas de lirismo y
humanos alientos, radiantes de fe, escritas con devoción por el poeta José
Tlatelpas, por lo que, aún todavía, aquella mujer, alcanza a conmovernos y
a iluminarnos a los sorprendidos lectores de estas coplas de arte mayor, entre los
que yo fervorosamente me encuentro, pues “Lunita Caraveo/ La
de El Niño Jesús” es uno de esos cantos que, una vez escuchado, en este caso
leído, ya nunca jamás hay manera de olvidarlo, pues pasa a ser parte viva,
por sentida, de nuestra más firme y arraigada memoria.
JUAN CERVERA SANCHIS
miércoles, 25 de mayo de 2011
ENCUENTRO POÉTICO
El viernes 27, a partir de las 7 de la tarde, en la sede de la A.Cultural la Guitarra Poética, calle Neptuno, 3, encuentro poético-flamenco, organizado por el Colectivo Conileño de Artista, la Revista Poética Azahar y la A.C. la Guitarra Poética.
Quedan invitados todos los poetas y aficionados al flamenco a compartir con nosotros esta tarde literaria-musical.
Quedan invitados todos los poetas y aficionados al flamenco a compartir con nosotros esta tarde literaria-musical.
domingo, 22 de mayo de 2011
TALLER LITERARIO
CAE LA NOCHE
Cae la noche,
y la vida se escapa en cada sueño.
Cae la noche,
y el silencio nos envuelve el pensamiento.
Cae la noche,
y duermen inmóviles los rascacielos,
frenan su carrera los coches,
enmudecen las torres,
y deambulan solitarias las calles.
Cae la noche
y el insomnio desacelera el sueño,
se abren las puertas a la vida
y la mente navega
en busca de amores imposibles
y espacios donde habitar.
VIRTUDES ROLDÁN
LA NOCHE
De todo es sabido que la noche se debe al movimiento de rotación de la Tierra sobre sí misma. Que cuando sonríe al Sol, es de día y cuando la afortunada por sus sonrisas es la Luna nos quedamos a oscuras, versus la Noche.
Al crepúsculo los pájaros aterrados por la cercanía de las sombras buscan desesperadamente sus nidos que durante las horas nocturnas les van a ofrecer la seguridad y el cobijo a sus miedos, cantando, piando y batiendo frenéticos las alas hasta llegar al ansiado refugio.
La mayoría de los seres vivos al llegar la noche buscan ese lugar propio en el que descansar de las fatigas diurnas, los avatares y afanes que empiezan al término de la noche. Otros sin embargo esperan la llegada de Ella para así poder desarrollarse tal como su naturaleza nocturna les obliga. Los diurnos y los nocturnos. Día y Noche.
Pero vamos a ocuparnos de los Nocturnos. Tanto si son hombres, tranochadores al uso, criaturas de la Noche, que dicen, se lo pasan tan bien, se divierten tanto… O bestias, que salen de caza amparados en la oscuridad y el camuflaje que les proporcionan las sombras, es el ciclo de los depredadores de la noche. Y aún, bestias de ficción o no, tales como vampiros, licántropos y otros, pobladores de esos mundos fantásticos tan en Vogue hoy día pero que están en el inconsciente colectivo de la humanidad y seguidos con entusiasmo por los jóvenes en comics y películas de dudosa calidad, esos seres que tanto si son humanos como pertenecientes al bestiario de la imaginación nos producen tanta fascinación, porque todo lo referente a la Noche nos llena no sólo de inquietud sino también de ensoñación.
Ya he dicho que todo sucede porque la Tierra gira como una peonza, pero pensar solo por un momento ¿qué pasaría si la Tierra se detuviese en su frenético baile? Lo dejo a vuestra imaginación.
CONCHA GOROSTIZA
LA NOCHE
Llega, la noche, llega siempre
después de las tareas cotidianas,
después de la esperanza y los miedos.
Se va, el sol,
encontramos la oscuridad,
llega, la noche, llega siempre.
Vimos las estrellas,
los planetas, la luna,
aparece una luz más dulce,
un tiempo para reflejar
un tiempo por amantes
un tiempo para descansar.
Llega, la noche, llega siempre
con recuerdos del día pasado
por bueno o por malo
y siempre hay esperanzas
de lo que traerá el día siguiente
porque llega, la mañana, llega siempre.
ANNE SAMPSON
OSCURA NOCHE
Oscura noche que me abrumas
con tus sombras que me
persiguen sin descanso por
los rincones entre las paredes
y los portalones.
Cierro los ojos y el miedo
me los hace abrir de nuevo
y vuelvo a ver a esas figuras
entre las luces y las sombras
que me estremecen el cuerpo
dejándome sin consuelo hasta
que el amanecer no acarician
con su luz inundádome de
alegría porque ha llegado el día.
CARMEN PÉREZ MARTELL
LA NOCHE
Esparce su manto, todo lo tapa
menos los sentimientos y las penas;
estas no duermen, amanecen;
tres hijos, 40 años
y está pasado, cae la noche.
Noche negra se avecina,
como la pasada noche,
cuando pasen tres días y una noche
cumple mi hijo 9 años,
recuerdo, esa fue una buena noche
cuando pasen esos tres días y una noche
que le brindo yo a mi hijo,
todo el amor que le tengo
esa será una hermosa noche.
ANTONIO BASALLOTE
LA NOCHE
No tengas miedo, la noche es joven. Pasaron unas horas, y se hizo de noche.
En la plaza del pueblo, se hacían los últimos preparativos de un gran espectáculo.
Los componentes de la actuación había montado en la plaza todos los preparativos.
El Ayuntamiento les había enviado unos trabajadores para ayudarle. Andrés les daba indicaciones como había que montar el escenario.
Llegó la noche, niños y mayores se agrupaban en el lugar, esperando el comienzo del espectáculo.
Todos los bancos de la plaza estaban ocupados. Las luces iluminaron la plaza y empezó el espectáculo.
Las luces sobre el escenario titinearon. Como si de un relámpago se tratara, el sonido de una tormenta pasó por los altavoces, haciendo temblar a más de uno.
Se fue la luz y todo quedó oscuro una muchacha preguntó ¿qué pasa? Cuando la luz tenue los iluminó de nuevo, todos los espectadores aplaudieron. Una risa malvada se escuchó desde alguna parte, los niños del público se asustaron.
La muchacha joven, entre los espectadores observaba el espectáculo ilusionada. Andrés dijo es una noche para soñar. La muchacha joven y su amigo comenzaron a cantar, los asistentes vieron como subían al escenario y cantaron una canción melódica.
NILA QUINTERO
LA NOCHE
No sé si me asusta la noche.
No sé si me enamora la noche.
A veces me asusta,
a veces me enamora.
Me enamora la luna llena
que rompe las sombras.
Me enamora su silencio
pero a un tiempo me asusta.
Me asusta la soledad
de las calles y el rumor
de unos pasos que me siguen.
Me gusta leer de noche
a la luz de una lamparilla
y soñar poemas hirientes
cuando se cierran mis ojos.
La noche se me hace larga
cuando un dolor me estremece
y deseo que el sol
vuelva a traerme el color
y se lleve los doloridos pensamientos.
JOSÉ LUIS RUBIO
Cae la noche,
y la vida se escapa en cada sueño.
Cae la noche,
y el silencio nos envuelve el pensamiento.
Cae la noche,
y duermen inmóviles los rascacielos,
frenan su carrera los coches,
enmudecen las torres,
y deambulan solitarias las calles.
Cae la noche
y el insomnio desacelera el sueño,
se abren las puertas a la vida
y la mente navega
en busca de amores imposibles
y espacios donde habitar.
VIRTUDES ROLDÁN
LA NOCHE
De todo es sabido que la noche se debe al movimiento de rotación de la Tierra sobre sí misma. Que cuando sonríe al Sol, es de día y cuando la afortunada por sus sonrisas es la Luna nos quedamos a oscuras, versus la Noche.
Al crepúsculo los pájaros aterrados por la cercanía de las sombras buscan desesperadamente sus nidos que durante las horas nocturnas les van a ofrecer la seguridad y el cobijo a sus miedos, cantando, piando y batiendo frenéticos las alas hasta llegar al ansiado refugio.
La mayoría de los seres vivos al llegar la noche buscan ese lugar propio en el que descansar de las fatigas diurnas, los avatares y afanes que empiezan al término de la noche. Otros sin embargo esperan la llegada de Ella para así poder desarrollarse tal como su naturaleza nocturna les obliga. Los diurnos y los nocturnos. Día y Noche.
Pero vamos a ocuparnos de los Nocturnos. Tanto si son hombres, tranochadores al uso, criaturas de la Noche, que dicen, se lo pasan tan bien, se divierten tanto… O bestias, que salen de caza amparados en la oscuridad y el camuflaje que les proporcionan las sombras, es el ciclo de los depredadores de la noche. Y aún, bestias de ficción o no, tales como vampiros, licántropos y otros, pobladores de esos mundos fantásticos tan en Vogue hoy día pero que están en el inconsciente colectivo de la humanidad y seguidos con entusiasmo por los jóvenes en comics y películas de dudosa calidad, esos seres que tanto si son humanos como pertenecientes al bestiario de la imaginación nos producen tanta fascinación, porque todo lo referente a la Noche nos llena no sólo de inquietud sino también de ensoñación.
Ya he dicho que todo sucede porque la Tierra gira como una peonza, pero pensar solo por un momento ¿qué pasaría si la Tierra se detuviese en su frenético baile? Lo dejo a vuestra imaginación.
CONCHA GOROSTIZA
LA NOCHE
Llega, la noche, llega siempre
después de las tareas cotidianas,
después de la esperanza y los miedos.
Se va, el sol,
encontramos la oscuridad,
llega, la noche, llega siempre.
Vimos las estrellas,
los planetas, la luna,
aparece una luz más dulce,
un tiempo para reflejar
un tiempo por amantes
un tiempo para descansar.
Llega, la noche, llega siempre
con recuerdos del día pasado
por bueno o por malo
y siempre hay esperanzas
de lo que traerá el día siguiente
porque llega, la mañana, llega siempre.
ANNE SAMPSON
OSCURA NOCHE
Oscura noche que me abrumas
con tus sombras que me
persiguen sin descanso por
los rincones entre las paredes
y los portalones.
Cierro los ojos y el miedo
me los hace abrir de nuevo
y vuelvo a ver a esas figuras
entre las luces y las sombras
que me estremecen el cuerpo
dejándome sin consuelo hasta
que el amanecer no acarician
con su luz inundádome de
alegría porque ha llegado el día.
CARMEN PÉREZ MARTELL
LA NOCHE
Esparce su manto, todo lo tapa
menos los sentimientos y las penas;
estas no duermen, amanecen;
tres hijos, 40 años
y está pasado, cae la noche.
Noche negra se avecina,
como la pasada noche,
cuando pasen tres días y una noche
cumple mi hijo 9 años,
recuerdo, esa fue una buena noche
cuando pasen esos tres días y una noche
que le brindo yo a mi hijo,
todo el amor que le tengo
esa será una hermosa noche.
ANTONIO BASALLOTE
LA NOCHE
No tengas miedo, la noche es joven. Pasaron unas horas, y se hizo de noche.
En la plaza del pueblo, se hacían los últimos preparativos de un gran espectáculo.
Los componentes de la actuación había montado en la plaza todos los preparativos.
El Ayuntamiento les había enviado unos trabajadores para ayudarle. Andrés les daba indicaciones como había que montar el escenario.
Llegó la noche, niños y mayores se agrupaban en el lugar, esperando el comienzo del espectáculo.
Todos los bancos de la plaza estaban ocupados. Las luces iluminaron la plaza y empezó el espectáculo.
Las luces sobre el escenario titinearon. Como si de un relámpago se tratara, el sonido de una tormenta pasó por los altavoces, haciendo temblar a más de uno.
Se fue la luz y todo quedó oscuro una muchacha preguntó ¿qué pasa? Cuando la luz tenue los iluminó de nuevo, todos los espectadores aplaudieron. Una risa malvada se escuchó desde alguna parte, los niños del público se asustaron.
La muchacha joven, entre los espectadores observaba el espectáculo ilusionada. Andrés dijo es una noche para soñar. La muchacha joven y su amigo comenzaron a cantar, los asistentes vieron como subían al escenario y cantaron una canción melódica.
NILA QUINTERO
LA NOCHE
No sé si me asusta la noche.
No sé si me enamora la noche.
A veces me asusta,
a veces me enamora.
Me enamora la luna llena
que rompe las sombras.
Me enamora su silencio
pero a un tiempo me asusta.
Me asusta la soledad
de las calles y el rumor
de unos pasos que me siguen.
Me gusta leer de noche
a la luz de una lamparilla
y soñar poemas hirientes
cuando se cierran mis ojos.
La noche se me hace larga
cuando un dolor me estremece
y deseo que el sol
vuelva a traerme el color
y se lleve los doloridos pensamientos.
JOSÉ LUIS RUBIO
TALLER LITERARIO
CELOSAMENTE
Te guardé celosamente en el
desván de mi corazón. Pero
ahora vuelves a llorar para
recordarme, que el primer amor
no se olvida jamás, ni aunque
lo escondamos en el fondo del mar.
CARMEN PÉREZ MARTELL
EN EL DESVÁN
En el desván de una hermosa
casa madrileña
yacía una linda muñeca olvidada,
la dueña no la quería
ni tan siquiera la miró.
Ésta no tenía alma
pero parecía llorar,
así pasó mucho tiempo…
Atravesó el mar una mujer morena
y fue a trabajar a esa casa
y en su vientre ya llevaba
la que heredó la muñeca.
Ya no llora la muñeca
la muñeca la engalanan
es la muñeca más linda
más linda es la niña
y de tez morenita clara.
ANTONIO BASALLOTE
EL DESVÁN
En el desván caían las goteras del techo. Como me fue imposible seguir allí, bajé las escaleras y me fui a mi dormitorio.
Me senté en la vieja silla que tenía de pequeña y deposité mis manos en el teclado del ordenador.
Mis párpados empezaron a cerrarse y toda la habitación se volvió borrosa, la luz se fue disolviendo hasta que oscureció por completo.
Me sentí desesperado y subí al desván para saber si había mucha agua en el suelo.
Bajé de nuevo a las siete en punto, me dije a mi misma, me voy a descansar.
Siempre la almohada había sido mi compañera, mi aliada. No sabía como solucionar mis problemas y por eso todo lo solucionaba durmiendo.
Deseaba soñar algo agradable, algo que realmente pudiera abrir los ojos.
Las goteras del desván seguían lentamente cayendo del techo. El despertador dio las siete, miré a mi alrededor y descubrí que la lluvia no tenía fin. Irritada me incorporé y grité fuerte y claro que estaba harta de tanta lluvia.
NILA QUINTERO
EL DESVÁN
Mi desván es el desván de los libros. Un desván lleno de aventuras, de ciencia, de belleza. Un desván que me ha enriquecido más que el vil metal. Porque el dinero desaparece antes o después mientras que las riquezas del alma permanecen siempre. En mi desván he encontrado paz en los momentos difíciles. Alegrías en la pena. Fuerzas en la debilidad. Y mucha, mucha imaginación. El desván está cada vez más lleno. Apenas caben ya los libros pero siempre habrá un hueco en mi desván para nuevas aventuras, para nuevas ideas.
JOSÉ LUIS RUBIO
EL DESVÁN
Depósito de vidas y cosas
útiles e inútiles,
trozos de muebles,
juegos rotos,
caballo de balancín de niño,
maletas llenas de cartas
y ropas de estilos pasados,
cajas parcialmente cerradas, en una
restos mordisqueados de vestido de boda,
antigüedades con o sin precio,
libros leídos y olvidados.
olores a almizcle y humedad,
nidos de polvo;
iluminado por solo una bombilla
poniendo sombras en rincones tenues
y casi las únicas cosas vivas
en unos ángulos, murciélagos.
ANNE SAMPSON
EL DESVÁN
Ahí estaba la puerta del desván que me separaba de todo aquello que había soñado en mi niñez, todos los misterios y fantasías que supuestamente se escondían en los polvorientos rincones de los desvanes. Flores marchitas junto a vestidos amarilleados por el tiempo, galas llevadas por inocentes jovencitas en sus fiestas de presentación. Oxidadas espadas de bizarros y bigardos militares que lucieron en desfiles conmemorativos y aún en alguna olvidada batalla de tiempos más pretéritos. Allí también iba a encontrar enmohecidos libros de poemas de humildes trovadores que sólo habían tenido su gloria en algún juego floral de primavera y después cayeron en el olvido a medida que sus musas iban envejeciendo y llenándose sus tristes sonrisas melancólicas de arrugas más por el rictus de tristeza que por el paso de las estaciones. En fin, en mi cabecita infantil cabían cientos de historias que portaban cada una, de los más diversos atrezzos y vestidos propios de cada ocasión.
Lentamente, cautamente y sí, con un poco de miedo y mucho respeto me fui acercando al ábrete sésamo de las maravillas que estaba segura de encontrar.
¡Oh, Dios! ¿Qué era aquello? Todo había desaparecido, por no haber no había ni rastro del polvo y peor todavía de aquellas telarañas que estaba segura tendría que ir apartando a medida que me abría paso hasta los tesoros tanto esperados y ansiados. En lugar de todo eso, había luz, claridad y tanta limpieza que en un principio me sentí deslumbrada y maravillada ante aquello tan inesperado. Y es que los nuevos dueños que habían invitado a la inauguración de su adquisición a mis tíos antiguos dueños de la finca, estaban dedicando el desván a algo más prosaico quizás, pero más práctico, a secadero de legumbres y ahí estaban extendidas por el suelo sobre serones abiertos, las habas, judías, guisantes y garbanzos, secándose al sol del tardío verano que les prestaba con sus cálidos rayos la temperatura justa para que al secarse nos permitiera que luego nuestros paladares saboreasen aquellas mantecosas delicias que nos proporciona el amor de la pacha mama.
CONCHA GOROSTIZA
EL DESVÁN
Subió al desván y se dio de bruces con su infancia. Los objetos se encontraban ordenados, limpios, su madre siempre quiso detener el tiempo, congelar su infancia para ella sola, y en aquel desván lo había logrado. Juguetes y objetos etiquetados, mes a mes , año tras año.
Descubrió su primer biberón, su vaso preferido, su vestido más lindo, su muñeca más amada, sus cuadernos cargados de tarea y de aquellos pequeños dibujos que irían marcando su vida.
Su madre nunca la dejó subir al desván, siempre tenía una escusa para impedírselo, falta de higiene, suciedad, peligroso. Pero era allí donde su madre detenía el tiempo, lo congelaba para ella misma, volvía una y otra vez al pasado, al suyo. Día tras día había ido construyendo la historia de su hija.
Julia no pudo entender por qué se lo había ocultado, por qué no había compartido con ella su gran secreto. Pero sabía que la respuesta estaba allí, entre aquel montón de objetos ordenados y etiquetados.
VIRTUDES ROLDÁN
Te guardé celosamente en el
desván de mi corazón. Pero
ahora vuelves a llorar para
recordarme, que el primer amor
no se olvida jamás, ni aunque
lo escondamos en el fondo del mar.
CARMEN PÉREZ MARTELL
EN EL DESVÁN
En el desván de una hermosa
casa madrileña
yacía una linda muñeca olvidada,
la dueña no la quería
ni tan siquiera la miró.
Ésta no tenía alma
pero parecía llorar,
así pasó mucho tiempo…
Atravesó el mar una mujer morena
y fue a trabajar a esa casa
y en su vientre ya llevaba
la que heredó la muñeca.
Ya no llora la muñeca
la muñeca la engalanan
es la muñeca más linda
más linda es la niña
y de tez morenita clara.
ANTONIO BASALLOTE
EL DESVÁN
En el desván caían las goteras del techo. Como me fue imposible seguir allí, bajé las escaleras y me fui a mi dormitorio.
Me senté en la vieja silla que tenía de pequeña y deposité mis manos en el teclado del ordenador.
Mis párpados empezaron a cerrarse y toda la habitación se volvió borrosa, la luz se fue disolviendo hasta que oscureció por completo.
Me sentí desesperado y subí al desván para saber si había mucha agua en el suelo.
Bajé de nuevo a las siete en punto, me dije a mi misma, me voy a descansar.
Siempre la almohada había sido mi compañera, mi aliada. No sabía como solucionar mis problemas y por eso todo lo solucionaba durmiendo.
Deseaba soñar algo agradable, algo que realmente pudiera abrir los ojos.
Las goteras del desván seguían lentamente cayendo del techo. El despertador dio las siete, miré a mi alrededor y descubrí que la lluvia no tenía fin. Irritada me incorporé y grité fuerte y claro que estaba harta de tanta lluvia.
NILA QUINTERO
EL DESVÁN
Mi desván es el desván de los libros. Un desván lleno de aventuras, de ciencia, de belleza. Un desván que me ha enriquecido más que el vil metal. Porque el dinero desaparece antes o después mientras que las riquezas del alma permanecen siempre. En mi desván he encontrado paz en los momentos difíciles. Alegrías en la pena. Fuerzas en la debilidad. Y mucha, mucha imaginación. El desván está cada vez más lleno. Apenas caben ya los libros pero siempre habrá un hueco en mi desván para nuevas aventuras, para nuevas ideas.
JOSÉ LUIS RUBIO
EL DESVÁN
Depósito de vidas y cosas
útiles e inútiles,
trozos de muebles,
juegos rotos,
caballo de balancín de niño,
maletas llenas de cartas
y ropas de estilos pasados,
cajas parcialmente cerradas, en una
restos mordisqueados de vestido de boda,
antigüedades con o sin precio,
libros leídos y olvidados.
olores a almizcle y humedad,
nidos de polvo;
iluminado por solo una bombilla
poniendo sombras en rincones tenues
y casi las únicas cosas vivas
en unos ángulos, murciélagos.
ANNE SAMPSON
EL DESVÁN
Ahí estaba la puerta del desván que me separaba de todo aquello que había soñado en mi niñez, todos los misterios y fantasías que supuestamente se escondían en los polvorientos rincones de los desvanes. Flores marchitas junto a vestidos amarilleados por el tiempo, galas llevadas por inocentes jovencitas en sus fiestas de presentación. Oxidadas espadas de bizarros y bigardos militares que lucieron en desfiles conmemorativos y aún en alguna olvidada batalla de tiempos más pretéritos. Allí también iba a encontrar enmohecidos libros de poemas de humildes trovadores que sólo habían tenido su gloria en algún juego floral de primavera y después cayeron en el olvido a medida que sus musas iban envejeciendo y llenándose sus tristes sonrisas melancólicas de arrugas más por el rictus de tristeza que por el paso de las estaciones. En fin, en mi cabecita infantil cabían cientos de historias que portaban cada una, de los más diversos atrezzos y vestidos propios de cada ocasión.
Lentamente, cautamente y sí, con un poco de miedo y mucho respeto me fui acercando al ábrete sésamo de las maravillas que estaba segura de encontrar.
¡Oh, Dios! ¿Qué era aquello? Todo había desaparecido, por no haber no había ni rastro del polvo y peor todavía de aquellas telarañas que estaba segura tendría que ir apartando a medida que me abría paso hasta los tesoros tanto esperados y ansiados. En lugar de todo eso, había luz, claridad y tanta limpieza que en un principio me sentí deslumbrada y maravillada ante aquello tan inesperado. Y es que los nuevos dueños que habían invitado a la inauguración de su adquisición a mis tíos antiguos dueños de la finca, estaban dedicando el desván a algo más prosaico quizás, pero más práctico, a secadero de legumbres y ahí estaban extendidas por el suelo sobre serones abiertos, las habas, judías, guisantes y garbanzos, secándose al sol del tardío verano que les prestaba con sus cálidos rayos la temperatura justa para que al secarse nos permitiera que luego nuestros paladares saboreasen aquellas mantecosas delicias que nos proporciona el amor de la pacha mama.
CONCHA GOROSTIZA
EL DESVÁN
Subió al desván y se dio de bruces con su infancia. Los objetos se encontraban ordenados, limpios, su madre siempre quiso detener el tiempo, congelar su infancia para ella sola, y en aquel desván lo había logrado. Juguetes y objetos etiquetados, mes a mes , año tras año.
Descubrió su primer biberón, su vaso preferido, su vestido más lindo, su muñeca más amada, sus cuadernos cargados de tarea y de aquellos pequeños dibujos que irían marcando su vida.
Su madre nunca la dejó subir al desván, siempre tenía una escusa para impedírselo, falta de higiene, suciedad, peligroso. Pero era allí donde su madre detenía el tiempo, lo congelaba para ella misma, volvía una y otra vez al pasado, al suyo. Día tras día había ido construyendo la historia de su hija.
Julia no pudo entender por qué se lo había ocultado, por qué no había compartido con ella su gran secreto. Pero sabía que la respuesta estaba allí, entre aquel montón de objetos ordenados y etiquetados.
VIRTUDES ROLDÁN
sábado, 21 de mayo de 2011
INAUGURACIÓN EXPOSICIÓN
INAUGURACIÓN EXPOSICIÓN PICTÓRICO POÉTICA PRESO DEL COLOR IV EN LA CASA DE LA CULTURA DE CHICLANA
El acto comenzó con unas palabras de bienvenida del director del Teatro Moreno y de la Casa de la Cultura, Jesús Moreno, después la presidenta del Colectivo Mª José Bermúdez, dio las gracias al Ayuntamiento de Chiclana y a los asistentes y recordó que volvíamos después de 12 años. Tras estas palabras dio paso a José Luis Rubio que explicó el proyecto Preso del Color y sus orígenes leyendo el siguiente texto:
Preso del Color IV recoge el testigo de aquel proyecto que naciera en 1996, hace ya 15años. Un proyecto que pese a las dificultades y los obstáculos que ha tenido que superar sigue vivo, muy vivo, como lo demuestra este Preso del Color IV.
Tras este proyecto artístico, intensamente, colorista y apasionante, hay un grupo de personas llenas de entusiasmo e ilusión, que trabaja día a día por mostrar todo el talento que cada uno de ellos lleva dentro y es mucho.
Como Preso del Color es un proyecto vivo pero cambiante en el que, un colectivo de artistas y una revista poética, siguen embarcados ofreciendo belleza, ofreciendo espectáculo, queremos seguir atrayendo a más personas para que el proyecto inicial de reunir en torno a él a varias disciplinas artísticas se convierta en una realidad tangible. Entonces las exposiciones se convertirían en un gran espectáculo que heriría la sensibilidad y arrancaría la sonrisa satisfecha del espectador al tiempo que le haríamos pensar, gozar y emocionarse con el sonido, la palabra y la imagen. Es un reto al que no renunciamos porque nos gusta ver la sonrisa en los rostros de quienes se acercan a nuestras exposiciones
En esta cuarta edición, siendo distintos, pero siendo lo mismo, soñamos como el primer día y pensamos que otra cultura es posible, menos mercantilista, menos partidista, más libre, porque un pueblo, un país, que arrincona a sus artista por el color de sus ideas, sin cultura y sin artistas, no vale nada.
Después leyó el poema que dio nombre al proyecto y el preparado para esta IV edición.
PRESO DEL COLOR
A Dieto y al Colectivo
Mis ojos quedaron presos del color.
Azules, verdes, rojos, danzaban a mi alrededor.
Quise atrapar un arco iris entre mis dedos
pero se deshizo en cien rayos blancos
que cegaron mi cuerpo derribándome
y envolviéndome de pies a cabeza
de un halo misterioso que entre ocres
y púrpuras me trajo el penetrante perfume
de sangrientas amapolas.
Borracho de aromas y colores
me perdí en un extraño laberinto
que me condujo a un mar donde las olas
pintaban soles pletóricos de luces y sombras.
Mis ojos siguieron presos del color
mientras el viento, fuera, dialogaba con los árboles
y despeinaba a la enigmática luna
que daba color a la noche oscura.
Pegaso ansiaba volar hacia lo desconocido
y saciar su sed en el lago del eterno colorido
mientras, ellas, siempre ellas, buscaban una salida
entre las geométricas líneas que ataban
sus cuerpos desnudos y sudorosos.
Cautivas del color y la perspectiva
eran una queja rebosante de luminosidad.
Miré despacio. Dejé abiertas todas las puertas.
Me perdí en cualquier lienzo
para vivir una aventura intensa y colorista.
Definitivamente, estaba atrapado, indefenso,
entre múltiples formas, sombras y colores.
PRESO DEL COLOR IV
Angustiado porque el peso del mundo
me aplasta con sus miserias y maldades.
Angustiado porque mi espalda
apenas sostiene tan enorme peso.
Angustiado porque empiezo a cansarme
de luchar contra la mentira y la hipocresía.
Angustiado, cansado, de mantener el equilibrio,
de nuevo busco en el color, en la palabra,
una puerta de escape que me ayude
a soportar el peso que se me viene encima.
Dame la mano. Aprésame de nuevo.
Permite que me sumerja en el arco iris
y aligere la carga que poco a poco
me va venciendo, hundiendo mi cara
en la mugrienta y maloliente tierra.
Aprésame color y déjame vivir,
entre tus lienzos, una nueva aventura
colorista e imaginativa, rodeado
de una naturaleza muerta
pero al mismo tiempo intensamente viva.
Aprésame color y deja que la luna
me devuelva la sonrisa y me ayude
a levantar la metálica bola,
que como una burbuja implacable
intenta envolverme y deshumanizarme.
Aprésame colo que no quiero perder
la sonrisa que apresa liberando.
Cerró su intervención leyendo dos poemas de su último libro publicado Sin nacer e invitó a los asistentes a recorrer la exposición y disfrutar con ella.
XIII
Cárcel de papel impreso,
sin salida, sin escape,
cárcel que te construyo
aunque no desee hacerlo.
Para vivir entre nosotros
he de ponerte un nombre
e inscribirte con un número.
No quisiera reducirte, atarte,
ni a un número ni a un nombre.
No deseo ponerte la cadena
pero mi propia cadena me obliga.
Barrotes invisibles que aprisionan,
sin darte cuenta, tu mente,
añadiendo más eslabones a la cadena.
No quiero atarte a un nombre,
quiero que seas libre, que nadie
use tu número en largas estadísticas
donde digan que vives sin saber
cómo, ni dónde, ni porqué.
Cárcel sin gruesos barrotes
donde los presos se sienten
libres estando angustiosamente encerrados.
YA SON VEINTIDÓS
Cuando la primavera llega,
todo se llena de flores,
de vida, alterando mi corazón
al recordar que un veinticuatro de Marzo,
brotó en mi casa la más bella flor.
Al sol le robaste, Nuria, los rayos,
a la luna su magia,
al mar su inmensidad,
al cielo su profundidad
y a mí, a mí, me robaste
el amor más intenso.
Róbame los besos, róbamelo,
para que no digan que no nos queremos.
Róbame los besos, los llevo a flor de piel.
Róbamelo y repártelos entre quienes te rodean.
Desde hace veintidós años
tú eres mi mejor primavera.
No hay mejor rosa en ningún rosal.
No hay mejor amapola en ningún camino.
No hay otro sol que me ilumine,
no hay otra luna que me embruje,
ni otro cielo, ni otro mar
que me hurte la mente y el corazón.
JOSÉ LUIS RUBIO
POEMAS
EPITAFIO
¿ya no se acuerda de mí?
¿y olvidó lo que jamás vivimos?
No importa
yo tampoco me acuerdo de mí
pero sí recuerdo que no me recuerda.
Aunque no esté en mis brazos
lo acojo en el andar de las uñas
que nada tienen que ver con sus labios.
Adiós
aunque yo muerda para besar
me sumerjo hasta el fondo
a que me beba la voz
y a peregrinar en la página
desmayado sobre el volar del polvo
Sebastián Montañez
AUSENCIA
La noche baja
y es tan lenta
Amor,
que converso con esa Otra
que me sobrevive,
ojerosa y triste y sola,
y te pregunta desde el espejo
de mi soledad.
Ruth Moreno G.
¿ya no se acuerda de mí?
¿y olvidó lo que jamás vivimos?
No importa
yo tampoco me acuerdo de mí
pero sí recuerdo que no me recuerda.
Aunque no esté en mis brazos
lo acojo en el andar de las uñas
que nada tienen que ver con sus labios.
Adiós
aunque yo muerda para besar
me sumerjo hasta el fondo
a que me beba la voz
y a peregrinar en la página
desmayado sobre el volar del polvo
Sebastián Montañez
AUSENCIA
La noche baja
y es tan lenta
Amor,
que converso con esa Otra
que me sobrevive,
ojerosa y triste y sola,
y te pregunta desde el espejo
de mi soledad.
Ruth Moreno G.
POEMAS
¿SÓLO UNA VEZ?
¿Una vez y sólo una vez morimos?
¿Se vive sólo una vez?
Todo lo que nace muere
y al morir vuelve a nacer.
Esos niños, sí, esos niños
fueron ancianos ayer.
HOMBRE DE LIRIOS BLANCOS
Hombre de lirios blancos y auríferos jilgueros,
memoria de colores y venas musicales.
Hombre pastor de nubes y de pavos reales,
de anises y diciembres y mágicos eneros.
Hombre de espesos bosques y vientos carpinteros,
de yerbas olorosas y químicas señales.
Hombre de campanarios y leves catedrales
y espíritu de verdes y líricos tinteros.
Hombre de alondras niñas y jóvenes laureles,
que sabiendo el camino vivió mil extravíos
y novio de la rosa casose con la higuera.
Hombre que tuvo otoños entre oblicuos biseles
y habitó desolado rojísimos estíos
inclinado de invierno y en pie de primavera.
HABLO CON MIS AMIGOS
Hablo con mis amigos,
¿qué mierda está pasando?
Mis amigos, más pobres cada día,
andan todos colgados y pendientes
del siempre frágil hilo
de la afilada espada de Damocles.
Mis amigos se quejan y se quejan
y no falta entre ellos el que habla de suicidio.
Lo terrible es que uno, al pie del precipicio,
no ve manera alguna de ayudarles.
La cosa está de bala en la cabeza
y putísima madre ante tanto terror,
que ahí están los señores terroristas
en sus seguras oficinas jugando con las leyes.
Ahí están rodeados de fieros guardaespaldas,
por lo que día con día resulta más difícil
seguir sobreviviendo para aquellos que aún creen
en el trabajo limpio y en la honradez sin cuento.
Encontrar un trabajo está más que imposible.
Crecen los pobres, crecen, crecen y crecen.
Son ya una amarga y dolorosa plaga.
¿Qué mierda está pasando?
Está pasando, sí, que cada vez los ricos,
que cada vez son menos, son a la vez más ricos.
Los bancos nunca pierden. Nunca, nunca.
Hablo con mis amigos, habla y hablo
y no vemos por dónde,
y menos para cuándo, esto podrá cambiar.
Sin apenas un sorbo de esperanza
nos morimos de sed y se desata,
el aire huele a muerte, la violencia sin freno
ante tanta injusticia, porque es la injusticia
y sólo la injusticia la causa de esta triste
y brutal realidad que nos acosa.
Hablo con mis amigos, hablo y hablo,
¡ah desesperación desesperada!,
mientras que me pregunto cegado por la rabia:
¿Qué mierda está pasando?
HILOS
Hilo blanco, hilo verde,
hilo negro, hilo amarillo.
Me acuerdo del hilo rojo.
Tengo memoria del hilo,
una amorosa memoria
de todos aquellos hilos
con que tú
bordabas mis apellidos
y mi nombre en mis pañuelos
con tanto y tanto cariño.
Ya nadie borda pañuelos,
y menos para sus hijos,
ya no hay madres como tú.
Este mundo anda perdido.
No tiene madre este mundo,
huérfano y descolorido.
Este mundo sin agujas,
sin dedales y sin hilos.
Este pobre y triste mundo,
tan guiñapo y descosido.
UNA FUERZA
Sí, siento
que hay una fuerza oculta,
siento que hay un poder
que destruye y construye
al mismo tiempo.
No hay nada terminado,
todo está en construcción
y en destrucción constante,
parece una locura,
la acción
de un loco incontrolable.
¿Acaso la Creación,
en su totalidad,
no es otra cosa
que la obra de un demente?
No lo sé, la verdad no lo sé,
pero lo siento, créeme que lo siento,
siento esa fuerza oculta
y siento ese poder
que juega con nosotros,
que mueve a cuanto existe
y nos lleva y nos trae,
y nos trae y nos lleva
a su capricho,
una vez y otra vez,
a no sabemos dónde
y por qué y para qué.
JUAN CERVERA SANCHIS
¿Una vez y sólo una vez morimos?
¿Se vive sólo una vez?
Todo lo que nace muere
y al morir vuelve a nacer.
Esos niños, sí, esos niños
fueron ancianos ayer.
HOMBRE DE LIRIOS BLANCOS
Hombre de lirios blancos y auríferos jilgueros,
memoria de colores y venas musicales.
Hombre pastor de nubes y de pavos reales,
de anises y diciembres y mágicos eneros.
Hombre de espesos bosques y vientos carpinteros,
de yerbas olorosas y químicas señales.
Hombre de campanarios y leves catedrales
y espíritu de verdes y líricos tinteros.
Hombre de alondras niñas y jóvenes laureles,
que sabiendo el camino vivió mil extravíos
y novio de la rosa casose con la higuera.
Hombre que tuvo otoños entre oblicuos biseles
y habitó desolado rojísimos estíos
inclinado de invierno y en pie de primavera.
HABLO CON MIS AMIGOS
Hablo con mis amigos,
¿qué mierda está pasando?
Mis amigos, más pobres cada día,
andan todos colgados y pendientes
del siempre frágil hilo
de la afilada espada de Damocles.
Mis amigos se quejan y se quejan
y no falta entre ellos el que habla de suicidio.
Lo terrible es que uno, al pie del precipicio,
no ve manera alguna de ayudarles.
La cosa está de bala en la cabeza
y putísima madre ante tanto terror,
que ahí están los señores terroristas
en sus seguras oficinas jugando con las leyes.
Ahí están rodeados de fieros guardaespaldas,
por lo que día con día resulta más difícil
seguir sobreviviendo para aquellos que aún creen
en el trabajo limpio y en la honradez sin cuento.
Encontrar un trabajo está más que imposible.
Crecen los pobres, crecen, crecen y crecen.
Son ya una amarga y dolorosa plaga.
¿Qué mierda está pasando?
Está pasando, sí, que cada vez los ricos,
que cada vez son menos, son a la vez más ricos.
Los bancos nunca pierden. Nunca, nunca.
Hablo con mis amigos, habla y hablo
y no vemos por dónde,
y menos para cuándo, esto podrá cambiar.
Sin apenas un sorbo de esperanza
nos morimos de sed y se desata,
el aire huele a muerte, la violencia sin freno
ante tanta injusticia, porque es la injusticia
y sólo la injusticia la causa de esta triste
y brutal realidad que nos acosa.
Hablo con mis amigos, hablo y hablo,
¡ah desesperación desesperada!,
mientras que me pregunto cegado por la rabia:
¿Qué mierda está pasando?
HILOS
Hilo blanco, hilo verde,
hilo negro, hilo amarillo.
Me acuerdo del hilo rojo.
Tengo memoria del hilo,
una amorosa memoria
de todos aquellos hilos
con que tú
bordabas mis apellidos
y mi nombre en mis pañuelos
con tanto y tanto cariño.
Ya nadie borda pañuelos,
y menos para sus hijos,
ya no hay madres como tú.
Este mundo anda perdido.
No tiene madre este mundo,
huérfano y descolorido.
Este mundo sin agujas,
sin dedales y sin hilos.
Este pobre y triste mundo,
tan guiñapo y descosido.
UNA FUERZA
Sí, siento
que hay una fuerza oculta,
siento que hay un poder
que destruye y construye
al mismo tiempo.
No hay nada terminado,
todo está en construcción
y en destrucción constante,
parece una locura,
la acción
de un loco incontrolable.
¿Acaso la Creación,
en su totalidad,
no es otra cosa
que la obra de un demente?
No lo sé, la verdad no lo sé,
pero lo siento, créeme que lo siento,
siento esa fuerza oculta
y siento ese poder
que juega con nosotros,
que mueve a cuanto existe
y nos lleva y nos trae,
y nos trae y nos lleva
a su capricho,
una vez y otra vez,
a no sabemos dónde
y por qué y para qué.
JUAN CERVERA SANCHIS
POEMA
El Poder.
De El Poder
no escaparás,
corras hacia delante
o hacia atrás.
Siempre te perseguirá
pues su razón de ser
es quitar la Libertad
y así, te esclavizará.
Libertad de aquél
que no se la quiere dar
por ser lo único que tiene,
de valor a conservar.
Y, que es
de lo que El Poder carece
y que de tu Libertad,
él crece.
A ti en enano te convertirá
o al menos eso creerá
pues lo suyo son creencias
y lo tuyo certezas.
Creencias que dogmatizan
y anulan la Libertad,
y, certezas que liberan
aunque duras de llevar.
Tú, les diste tu Libertad,
para que la engrandecieran
a ellos les cegó El Poder
y se olvidaron de ella.
Autor: Julio Guzmán Sánchis
De El Poder
no escaparás,
corras hacia delante
o hacia atrás.
Siempre te perseguirá
pues su razón de ser
es quitar la Libertad
y así, te esclavizará.
Libertad de aquél
que no se la quiere dar
por ser lo único que tiene,
de valor a conservar.
Y, que es
de lo que El Poder carece
y que de tu Libertad,
él crece.
A ti en enano te convertirá
o al menos eso creerá
pues lo suyo son creencias
y lo tuyo certezas.
Creencias que dogmatizan
y anulan la Libertad,
y, certezas que liberan
aunque duras de llevar.
Tú, les diste tu Libertad,
para que la engrandecieran
a ellos les cegó El Poder
y se olvidaron de ella.
Autor: Julio Guzmán Sánchis
jueves, 19 de mayo de 2011
POEMA
PROTESTA DE UN CIUDADANO INDIGNADO
Se ríen y hay cinco millones de parados.
Se ríen y congelan las pensiones.
Se ríen y bajan los sueldos a los funcionarios.
Se ríen y estamos tocando fondo.
Algunos hasta se atreven con su sonrisa
satisfecha a decir que serán
los que más tienen a los que más
se les va a pedir. ¡Mentira!
¡Mentiras y más mentiras!
Con su sonrisa seguirán,
en cuanto pasen las elecciones,
esquilmando a obreros y pensionistas.
No entiendo tantas alegres banderolas
que festejan a incapaces
que nos han hundido en una crisis
en la que muchos pasan hambre.
¿A dónde vamos, compañeros?
¿Dónde están los trabajadores?
¿A qué le tememos?
¡Basta! Arranquemos la sonrisa de sus caras.
¡Vaciad políticos vuestros bolsillos!
¡Vaciad banqueros vuestras arcas!
¡Qué el capullo se seque!
¡Qué la gaviota no vuele!
Que la marea roja
que tanto luchó por la democracia
invada de nuevo los caminos
y devuelva a los trabajadores
su dignidad y su dinero.
JOSÉ LUIS RUBIO
miércoles, 18 de mayo de 2011
EXPOSICIÓN PRESO DEL COLOR IV
Preso del Color IV, que se presentará el 19 de mayo, en la Casa de la Cultura, de Chiclana, a las 20 horas, recoge el testigo de aquel proyecto que naciera en 1996, hace ya 15 años. Un proyecto que pese a las dificultades y los obstáculos que ha tenido que superar sigue vivo, muy vivo, como lo demuestra este Preso del Color IV.
Tras este proyecto artístico, intensamente, colorista y apasionante, hay un grupo de personas llenas de entusiasmo e ilusión, que trabaja día a día por mostrar todo el talento que cada uno de ellos lleva dentro y es mucho.
Como Preso del Color es un proyecto vivo pero cambiante en el que, un colectivo de artistas y una revista poética, siguen embarcados ofreciendo belleza, ofreciendo espectáculo, queremos seguir atrayendo a más personas para que el proyecto inicial de reunir en torno a él a varias disciplinas artísticas se convierta en una realidad tangible. Entonces las exposiciones se convertirían en un gran espectáculo que heriría la sensibilidad y arrancaría la sonrisa satisfecha del espectador al tiempo que le haríamos pensar, gozar y emocionarse con el sonido, la palabra y la imagen. Es un reto al que no renunciamos porque nos gusta ver la sonrisa en los rostros de quienes se acercan a nuestras exposiciones
En esta cuarta edición, siendo distintos, pero siendo lo mismo, soñamos como el primer día y pensamos que otra cultura es posible, menos mercantilista, menos partidista, más libre, porque un pueblo, un país, que arrincona a sus artista por el color de sus ideas, sin cultura y sin artistas, no vale nada.
domingo, 15 de mayo de 2011
RECITAL INDOCENTE EN BARBATE
ALGO MÁS SOBRE EL RECITAL PROTESTA DE BARBATE
Cada uno de los nueve poetas participantes protestamos sobre diversas facetas de este mundo en el que estamos inmersos. Yo protesté sobre lo poco que se tiene en cuenta los derechos humanos y que estemos fichados en un papel desde que nacemos sin posibilidad de escape.
Empecé mi intervención con unos versos de Gabriel Celaya.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Seguí con mi protesta sobre los derechos humanos.
DERECHOS HUMANOS
I
Dicen que soy libre
que tengo tus mismos derechos
y que soy igual que tú
por eso respétame
no me insultes, ni me golpees
porque no quiero hacer lo mismo
aunque tenga el mismo derecho.
II
Dicen que soy libre
pero me siento atado
porque tú me impides
pasear por donde quiero
trabajar donde hay trabajo
vivir sin miedo a ser golpeado
dormir bajo un techo seguro.
III
Dicen que soy igual
que tú ante la ley
pero el rico paga fianza
y yo me pudro en la cárcel.
El tiene un buen abogado
y yo uno del turno de oficio.
Tú sales hoy y yo sigo encarcelado.
IV
Dicen que si no me respetan
puedo pedir ayuda
pero quizás cuando ésta llegue
tal vez no me haga falta
porque estaré tan vejado
que no podré recuperarme
y la ayuda será inútil.
V
Dicen que no seré expulsado
del país donde vivo
pero eso no vale para los militares
que cuando dan un golpe de estado
encarcelan, torturan y matan,
a quien no acepta su mandato.
Con ello esto es papel mojado.
VI
Dicen que si me juzgan
tienen que ser imparciales
pero si soy negro o gitano
nadie creerá en mi inocencia.
Aunque no tengan prueba
de que yo sea el culpable
me condenarán de antemano.
Y finalicé con un poema de mi último libro publicado SIN NACER.
XIII
Cárcel de papel impreso,
sin salida, sin escape,
cárcel que te construyo
aunque no desee hacerlo.
Para vivir entre nosotros
he de ponerte un nombre
e inscribirte con un número.
No quisiera reducirte, atarte,
ni a un número ni a un nombre.
No deseo ponerte la cadena
pero mi propia cadena me obliga.
Barrotes invisibles que aprisionan,
sin darte cuenta, tu mente,
añadiendo más eslabones a la cadena.
No quiero atarte a un nombre,
quiero que seas libre, que nadie
use tu número en largas estadísticas
donde digan que vives sin saber
cómo, ni dónde, ni porqué.
Cárcel sin gruesos barrotes
donde los presos se sienten
libres estando angustiosamente encerrados.
POEMA
Un 16 de mayo de 1951 José Luis Rubio nació en el corazón del Barrio de La Viña de Cádiz, calle Arricruz,2. Mañana hará 60 año.
NACIMIENTO
Gemido y llanto estremecen
un gastado y viejo catre
en una accesoria gaditana,
de una casa de vecinos,
con cocina y retrete comunes,
de un barrio que mira a un mar,
de rocas labradas por el agua
donde el ostión, el cangrejo,
la lapa, el erizo y el camarón,
se dejan besar por las olas.
Gemido y llanto ensordecen
una casa humilde
de un barrio gaditano
de calles adoquinadas e irregulares
donde el olor a pescaíto frito
que escapa por balcones y ventanas
se mezcla al de heces de perros y gatos,
donde los papeles se arremolinan en las esquinas.
Gemido y llanto en un barrio
donde la noche sabe a cante jondo,
a copas y a juegos de naipes,
donde la ironía y la gracia afloran en cada rincón.
Gemido que mueve el aire.
Llanto que juega con las olas.
Aire que acaricia las paredes
que perdieron su blancura
con el paso de los días
y de donde se desprenden trozos
de cal y arena.
Olas que calman el gemido
y hacen al llanto sonrisa.
JOSÉ LUIS RUBIO
POEMA EN PROSA
Recursos y apaños: Prototipo del “triunfante”.
Buenas noches señores – se oyó una voz que de la entrada venía y que con cierto recato, daba las buenas noches – soy Casinos.
Octavio volvió la cara en dirección a la puerta de entrada y ante él pudo ver a un hombre con traje, muy “trajeado” vestido, con chaqueta azul tipo blazer que resaltaba con el aspecto rústico de su cara, y que al saludar pareció inclinar la cara en un gesto de humildad y educación de hombre sencillo que tiene siempre la pretensión de agradar a todo aquél, que él mira; pantalones gris marengo y acharolados zapatos negros, camisa blanca en tono pastel y “luciendo” una corbata de color rojo “chillón” con un grueso nudo anudado alrededor de su grueso y robusto cuello y, sobre su cabeza medio calva, ya que en su cráneo se podía apreciar el nacimiento de pelo en su zona temporal y occipital, así como en la parte inferior parietal; toda esta zona había sido afeitada en forma “apurada” en su afeite, para que se igualara con el resto de su cabeza que era la que estaba totalmente calva, de verdad, y que el que el afeitado hizo de estas sus zonas, que aún no eran calvas, había sido tan riguroso, pulcro y meticuloso que parecía pretender ocultar la parte que no era calva igualándola a la que sí lo era, intentando tal vez conseguir una uniformidad basada en la carencia total de pelo en todas las zonas de su cabeza, tanto la posterior frontal, como la parietal, temporal y occipital, por lo que Casinos parecía haber pasado de ser un señor calvo en la mitad de su cabeza, a ser un pelado total o pelado en su cabeza entera, con lo que podría llegar a aparentar que era un joven “peludo” que por voluntada propia había pasado a ser un joven “pelado” sin más, integrado con la moda juvenil y que era lo importante, dejar de ser mayor y convertirse en un joven de los que abundaban por doquier con sus cabezas peladas; aunque por no serlo, los huesos de la cabeza se marcaban con más fuerza, sobre todo el parietal en su conjunción con el hueso temporal y occipital en donde no se podía disimular que Casinos, ya no era un chaval: pues así, con ese lustre y brillo que los huesos de su cabeza esgrimían, justo en su hueso frontal de su cráneo reluciente se encontraban plantadas unas negras gafas de sol, muy grandes, que perecían tapar su prolongada frente que le llegaba hasta el cogote o final del mastoideo, esa frente que ahora parecía, no tener final. En su boca, una humilde sonrisa que dejaba ver unos dientes que pudieran recordar una valla de estacas de diferentes alturas, así como posiciones de las mismas y tonalidades dispares y oscuras, con un ligero reflejo amarillento. Su cara con un afeitado inmisericorde sobre los pelos de su barba, daba una continuidad con su cabeza totalmente pelada, que brillaba, y que parecía haber sido aceitada y frotada con un paño de terciopelo de manera pertinaz, para que toda su cabeza, cara y cráneo, relucieran como si fuera una estrella fulgurante que todo iluminara y tal vez, desafiante se mostrara, a todo aquél que la viera.
JULIO GUZMÁN SANCHIS
Buenas noches señores – se oyó una voz que de la entrada venía y que con cierto recato, daba las buenas noches – soy Casinos.
Octavio volvió la cara en dirección a la puerta de entrada y ante él pudo ver a un hombre con traje, muy “trajeado” vestido, con chaqueta azul tipo blazer que resaltaba con el aspecto rústico de su cara, y que al saludar pareció inclinar la cara en un gesto de humildad y educación de hombre sencillo que tiene siempre la pretensión de agradar a todo aquél, que él mira; pantalones gris marengo y acharolados zapatos negros, camisa blanca en tono pastel y “luciendo” una corbata de color rojo “chillón” con un grueso nudo anudado alrededor de su grueso y robusto cuello y, sobre su cabeza medio calva, ya que en su cráneo se podía apreciar el nacimiento de pelo en su zona temporal y occipital, así como en la parte inferior parietal; toda esta zona había sido afeitada en forma “apurada” en su afeite, para que se igualara con el resto de su cabeza que era la que estaba totalmente calva, de verdad, y que el que el afeitado hizo de estas sus zonas, que aún no eran calvas, había sido tan riguroso, pulcro y meticuloso que parecía pretender ocultar la parte que no era calva igualándola a la que sí lo era, intentando tal vez conseguir una uniformidad basada en la carencia total de pelo en todas las zonas de su cabeza, tanto la posterior frontal, como la parietal, temporal y occipital, por lo que Casinos parecía haber pasado de ser un señor calvo en la mitad de su cabeza, a ser un pelado total o pelado en su cabeza entera, con lo que podría llegar a aparentar que era un joven “peludo” que por voluntada propia había pasado a ser un joven “pelado” sin más, integrado con la moda juvenil y que era lo importante, dejar de ser mayor y convertirse en un joven de los que abundaban por doquier con sus cabezas peladas; aunque por no serlo, los huesos de la cabeza se marcaban con más fuerza, sobre todo el parietal en su conjunción con el hueso temporal y occipital en donde no se podía disimular que Casinos, ya no era un chaval: pues así, con ese lustre y brillo que los huesos de su cabeza esgrimían, justo en su hueso frontal de su cráneo reluciente se encontraban plantadas unas negras gafas de sol, muy grandes, que perecían tapar su prolongada frente que le llegaba hasta el cogote o final del mastoideo, esa frente que ahora parecía, no tener final. En su boca, una humilde sonrisa que dejaba ver unos dientes que pudieran recordar una valla de estacas de diferentes alturas, así como posiciones de las mismas y tonalidades dispares y oscuras, con un ligero reflejo amarillento. Su cara con un afeitado inmisericorde sobre los pelos de su barba, daba una continuidad con su cabeza totalmente pelada, que brillaba, y que parecía haber sido aceitada y frotada con un paño de terciopelo de manera pertinaz, para que toda su cabeza, cara y cráneo, relucieran como si fuera una estrella fulgurante que todo iluminara y tal vez, desafiante se mostrara, a todo aquél que la viera.
JULIO GUZMÁN SANCHIS
POEMA
ESO
Eso
de guardar
un minuto
de silencio
me parece
una burla
para la pobre víctima.
Mejor
inauguremos
el grito
de un minuto
que llegue
a las entrañas
de la tierra
y estremezca
la luz de las estrellas.
JUAN CERVERA SANCHIS
Eso
de guardar
un minuto
de silencio
me parece
una burla
para la pobre víctima.
Mejor
inauguremos
el grito
de un minuto
que llegue
a las entrañas
de la tierra
y estremezca
la luz de las estrellas.
JUAN CERVERA SANCHIS
sábado, 14 de mayo de 2011
RECITAL INDOCENTE EN BARBATE
Con un grupo de compañeros indocentes estuve ayer en Barbate en un recital de poesía protesta. Fue una tarde llena de humor y poesía. Cada uno de los recitantes protestó a su manera pero fue una protesta sin estridencias pero con consistencia. En difinitiva una tarde realmente entretenida y poética.
POEMA
MEDIDAS ORALES Y VISUALES
(En el verso castellano)
En verdad no hay rima pobre:
si el verso es claro y sonoro
puede valer más que el oro,
ya pulido bien, el cobre.
Procura que nunca sobre
ningún asonante intruso,
ése que con tanto abuso
mitad del verso lastima
y suena como otra rima
matando la rima (incluso).
No hay rima pobre si el verso
limpio de estorbos resbala
y hondo la conciencia cala,
suave y sin sonido adverso.
Cada bardo en su universo
sus propias ficciones, crea,
pero si a nadie recrea,
(nada en su verso equivale
a ser bueno)… Nada vale
si no transmite una idea.
Un verso de metro y cuarto
con otro de media cuarta
hace que el ritmo se parta
y sufra un terrible infarto.
Entonces es un mal parto
–se diría que un aborto –;
yo en realidad no soporto
los escribanos sin tregua
con los versos de una legua
seguidos de un verso corto.
No es referencia al conteo
de sílabas –que el sonido
ya se halla bien definido
por el mismo silabeo –.
Me molesta el renglón feo
sin adornadas cenefas
–que pasado en sinalefas
o de las mismas escaso –
crece en burlas de El Parnaso
con risas y burdas befas.
Un verso muy largo junto
con uno corto o mediano,
da la impresión de un enano
junto a Sansón, ya difunto.
En la vista está el asunto
y en los oídos también,
mas no vale rimar bien
ni ser del idioma experto
si no ha visitado el huerto
del Parnaso o del Edén.
Francisco Henríquez
(En el verso castellano)
En verdad no hay rima pobre:
si el verso es claro y sonoro
puede valer más que el oro,
ya pulido bien, el cobre.
Procura que nunca sobre
ningún asonante intruso,
ése que con tanto abuso
mitad del verso lastima
y suena como otra rima
matando la rima (incluso).
No hay rima pobre si el verso
limpio de estorbos resbala
y hondo la conciencia cala,
suave y sin sonido adverso.
Cada bardo en su universo
sus propias ficciones, crea,
pero si a nadie recrea,
(nada en su verso equivale
a ser bueno)… Nada vale
si no transmite una idea.
Un verso de metro y cuarto
con otro de media cuarta
hace que el ritmo se parta
y sufra un terrible infarto.
Entonces es un mal parto
–se diría que un aborto –;
yo en realidad no soporto
los escribanos sin tregua
con los versos de una legua
seguidos de un verso corto.
No es referencia al conteo
de sílabas –que el sonido
ya se halla bien definido
por el mismo silabeo –.
Me molesta el renglón feo
sin adornadas cenefas
–que pasado en sinalefas
o de las mismas escaso –
crece en burlas de El Parnaso
con risas y burdas befas.
Un verso muy largo junto
con uno corto o mediano,
da la impresión de un enano
junto a Sansón, ya difunto.
En la vista está el asunto
y en los oídos también,
mas no vale rimar bien
ni ser del idioma experto
si no ha visitado el huerto
del Parnaso o del Edén.
Francisco Henríquez
POEMAS
ENTRE CAÍN Y ABEL
Hombre que entre Caín y Abel oscila.
Labrador y pastor. Contradictorio.
Hombre extraño en su propio territorio,
que entre reja y cayado se aniquila.
Hombre que sueño a sueño se deshila
a la vez que se ovilla en reclusorio.
Hombre de oscuro barro transitorio
que en polvo finalmente se jubila.
Hombre que mientras tanto sufre a ciegas
por el amor y el odio dividido;
negado por el mundo y por la vida.
Hombre de rebeldías andariegas,
desde su nacimiento malherido
y siempre respirando por la herida.
LA ETERNIDAD
La eternidad efímera,
¿quién lo hubiera creído?
Oh aquel amor cargado
de odios mudos.
La rosa, aquella rosa
con vocación de ortiga.
Un sorbo de café,
un rubio hilo de vino.
Ebrio y lúcido, el sol.
El sol, el sol de cada día.
Luminosa locura.
Oh trastienda del sueño.
Almacén de espejismos.
La muerte a toda vida.
El santo matarife
y el matarife santo.
La verdad olvidada
y los videntes ciegos.
Una moneda de oro.
Realidad de hojalata.
Una mujer de humo.
Los amigos bla bla.
El silencio del grito
y el grito del silencio.
Dios creador e increado.
Nosocomio de sabios.
La nada ardiendo en todo.
La eternidad efímera,
¿quién lo hubiera creído?
LOS DÍAS
Los días ciegos y las noches muertas.
¿Dónde quedó la bolita?
La verdad, la verdad...¡Qué gran mentira!
Los días ciegos y las noches muertas.
El cazador de horizontes
seguía esperando un milagro.
En el trigal verde-vida
las amapolas gritaban.
Los días ciegos y las noches muertas.
La nostalgia, como siempre,
seguía bordando mantones de Manila
frente al balcón entreabierto.
La luna triste y menguante
se sumergía en el río
entre arenales de oro
y pececillos de plata.
Los días ciegos y las noches muertas.
No sé que estoy diciendo,
pero debo decir lo que debo decir.
Digo, digamos, digo.
¿Dónde quedó la bolita?
La verdad, la verdad... ¡Qué gran mentira!
Los días ciegos y las noches muertas.
UNA NOCHE
Una noche sin estrellas ni sueños.
Vengo de donde voy.
Voy hacia donde vengo.
Deliraban las rosas.
Las piedras suspiraban.
Si no sabemos nada de nada,
decidme, ¿qué sabemos?.
Creamos en lo imposible.
Creamos en lo increíble.
El misterio lo es todo
y todo es un misterio.
Que nos salve el amor.
El amor que es la luz.
Una noche sin estrellas ni sueños.
SE PREGUNTABA
Se preguntaba
la rosa vieja y ajada:
¿En dónde están hoy aquellos
que ayer tanto me adulaban?
La rosa vieja, la rosa
desolada;
la rosa sola en su sola
soledad desencantada.
EL PODER
El poder,
el verdadero poder,
no se ve,
que siempre ha sido invisible
y será siempre invisible
el verdadero poder.
JUAN CERVERA SANCHIS
Hombre que entre Caín y Abel oscila.
Labrador y pastor. Contradictorio.
Hombre extraño en su propio territorio,
que entre reja y cayado se aniquila.
Hombre que sueño a sueño se deshila
a la vez que se ovilla en reclusorio.
Hombre de oscuro barro transitorio
que en polvo finalmente se jubila.
Hombre que mientras tanto sufre a ciegas
por el amor y el odio dividido;
negado por el mundo y por la vida.
Hombre de rebeldías andariegas,
desde su nacimiento malherido
y siempre respirando por la herida.
LA ETERNIDAD
La eternidad efímera,
¿quién lo hubiera creído?
Oh aquel amor cargado
de odios mudos.
La rosa, aquella rosa
con vocación de ortiga.
Un sorbo de café,
un rubio hilo de vino.
Ebrio y lúcido, el sol.
El sol, el sol de cada día.
Luminosa locura.
Oh trastienda del sueño.
Almacén de espejismos.
La muerte a toda vida.
El santo matarife
y el matarife santo.
La verdad olvidada
y los videntes ciegos.
Una moneda de oro.
Realidad de hojalata.
Una mujer de humo.
Los amigos bla bla.
El silencio del grito
y el grito del silencio.
Dios creador e increado.
Nosocomio de sabios.
La nada ardiendo en todo.
La eternidad efímera,
¿quién lo hubiera creído?
LOS DÍAS
Los días ciegos y las noches muertas.
¿Dónde quedó la bolita?
La verdad, la verdad...¡Qué gran mentira!
Los días ciegos y las noches muertas.
El cazador de horizontes
seguía esperando un milagro.
En el trigal verde-vida
las amapolas gritaban.
Los días ciegos y las noches muertas.
La nostalgia, como siempre,
seguía bordando mantones de Manila
frente al balcón entreabierto.
La luna triste y menguante
se sumergía en el río
entre arenales de oro
y pececillos de plata.
Los días ciegos y las noches muertas.
No sé que estoy diciendo,
pero debo decir lo que debo decir.
Digo, digamos, digo.
¿Dónde quedó la bolita?
La verdad, la verdad... ¡Qué gran mentira!
Los días ciegos y las noches muertas.
UNA NOCHE
Una noche sin estrellas ni sueños.
Vengo de donde voy.
Voy hacia donde vengo.
Deliraban las rosas.
Las piedras suspiraban.
Si no sabemos nada de nada,
decidme, ¿qué sabemos?.
Creamos en lo imposible.
Creamos en lo increíble.
El misterio lo es todo
y todo es un misterio.
Que nos salve el amor.
El amor que es la luz.
Una noche sin estrellas ni sueños.
SE PREGUNTABA
Se preguntaba
la rosa vieja y ajada:
¿En dónde están hoy aquellos
que ayer tanto me adulaban?
La rosa vieja, la rosa
desolada;
la rosa sola en su sola
soledad desencantada.
EL PODER
El poder,
el verdadero poder,
no se ve,
que siempre ha sido invisible
y será siempre invisible
el verdadero poder.
JUAN CERVERA SANCHIS
sábado, 7 de mayo de 2011
POEMA
Polo Gitano: Bailaora flamenca
Yo, de flamenco nada sé, y lo poco que sabía lo olvidé al nacer,
ese era todo mi saber, para escribir un poema a una mujer
a la que el llegar a ser bailaora de flamenco, fuera su razón de ser.
Y, que bailaría encima de una gran mesa, sin patas, sólo con tablas,
como había que tener, para bailar sobre ella y deslumbrar a cualquiera,
que poder bailar la viera.
Yo quería escribir un poema a una mujer, que una diosa pareciera,
me lo pidió un buen amigo que también era poeta y me quería probar
a ver si yo era capaz de crear un poema que a una bailaora yo hiciera
de diferente manera, la bella danza flamenca bailar.
Cuando de repente cerca de mí, oí una música muy bella que escribiera,
Tomás Bretón y que la llamó, Polo Gitano, y que yo sentí como
dentro de ella, una mujer bailaba y bailaba sin parar, al compás
y con el canto de éste Polo Gitano, que su creador creó, poniendo
dentro de él a una mujer, que prisionera de la danza fuera, como yo
también quedé, de aquél Polo Gitano; y, que ser prisionero
del arte, se llama Libertad.
Y, que pudiera ser, que Tomás Bretón nos juntara a los dos con él
y desde el Cielo nos viera a mí y, a la bailaora, que él engendró,
y yo parí, pues yo fui el que la sacó a la luz de dentro, de aquél Polo Gitano.
Bailaba ella para mí, y así pude escribir el poema que mi amigo me encargó
sin yo saber cómo, por no saber, como lo debiera hacer…
…Y, el Polo Gitano yo oí, una tras otra, mil veces mil, y mi pensamiento pensó
al compás de mis dedos que repiqueteaban ellos, sobre una mesa,
la bella pieza que escribiera Tomás Bretón que fue el que nos juntó
y que sin duda sonrió al ver que por fin, alguien a su bailaora
dentro de su Polo Gitano encontró, ya que dentro él, él la metió
para que transcribiera yo, lo que él en su partitura escrito dejó.
Ahora, yo oigo la música y leo mi poema a un tiempo,
y, veo bailar a la bailaora flamenca dentro del Polo Gitano,
como si una sola cosa fuera, y que el mérito que tuve yo,
fue ver a la bailaora bailando, el bello Polo Gitano
Autor: Julio Guzmán Sánchis.
Yo, de flamenco nada sé, y lo poco que sabía lo olvidé al nacer,
ese era todo mi saber, para escribir un poema a una mujer
a la que el llegar a ser bailaora de flamenco, fuera su razón de ser.
Y, que bailaría encima de una gran mesa, sin patas, sólo con tablas,
como había que tener, para bailar sobre ella y deslumbrar a cualquiera,
que poder bailar la viera.
Yo quería escribir un poema a una mujer, que una diosa pareciera,
me lo pidió un buen amigo que también era poeta y me quería probar
a ver si yo era capaz de crear un poema que a una bailaora yo hiciera
de diferente manera, la bella danza flamenca bailar.
Cuando de repente cerca de mí, oí una música muy bella que escribiera,
Tomás Bretón y que la llamó, Polo Gitano, y que yo sentí como
dentro de ella, una mujer bailaba y bailaba sin parar, al compás
y con el canto de éste Polo Gitano, que su creador creó, poniendo
dentro de él a una mujer, que prisionera de la danza fuera, como yo
también quedé, de aquél Polo Gitano; y, que ser prisionero
del arte, se llama Libertad.
Y, que pudiera ser, que Tomás Bretón nos juntara a los dos con él
y desde el Cielo nos viera a mí y, a la bailaora, que él engendró,
y yo parí, pues yo fui el que la sacó a la luz de dentro, de aquél Polo Gitano.
Bailaba ella para mí, y así pude escribir el poema que mi amigo me encargó
sin yo saber cómo, por no saber, como lo debiera hacer…
…Y, el Polo Gitano yo oí, una tras otra, mil veces mil, y mi pensamiento pensó
al compás de mis dedos que repiqueteaban ellos, sobre una mesa,
la bella pieza que escribiera Tomás Bretón que fue el que nos juntó
y que sin duda sonrió al ver que por fin, alguien a su bailaora
dentro de su Polo Gitano encontró, ya que dentro él, él la metió
para que transcribiera yo, lo que él en su partitura escrito dejó.
Ahora, yo oigo la música y leo mi poema a un tiempo,
y, veo bailar a la bailaora flamenca dentro del Polo Gitano,
como si una sola cosa fuera, y que el mérito que tuve yo,
fue ver a la bailaora bailando, el bello Polo Gitano
Autor: Julio Guzmán Sánchis.
POEMAS Y TEXTOS
DOS POEMAS BREVES
LA NOCHE
La noche intensifica
sus poderes.
La espesa dictadura
de las sombras
ignora que amanece,
que con la noche misma
empieza el día
y no hay muerte
posible para nadie.
LO INIMAGINABLE
Lo inimaginable asalta al día.
El día se inclina hacia el crepúsculo.
Un gorrión de oro dobla
la verde y tierna rama de un alerce.
Sus píos, como agujas,
enhebradas con hilos luminosos,
huyen bordando cirros por el aire.
Tengo clara memoria de mi mismo.
Lo inimaginable se torna
suavemente familiar.
LA SEGUIRIYA GITANA
Iba vestida de negro
y era negra su mirada,
su pelo era largo y negro
y de negro rebrillaba.
En su perfil de tragedia
la tristeza se enredaba
y un infinito de espinas
sus sienes ensangrentaba.
Caminaba como ausente
e inmensamente cansada,
como quien carga el dolor
del mundo -¡todo!- en su espalda.
Iba por la calle, sola
y como loca. Descalza.
Iba vestida de negro
la seguiriya gitana.
RECUERDO
Recuerdo vidas pasadas,
recuerdo un remoto ayer
y un hoy que ya es mañana.
Recuerdo aquello que fue,
aquello que ya es recuerdo
y que ya no ha de volver.
Vidas pasadas recuerdo,
muertes recuerdo también
y, entre recuerdo y recuerdo,
sé que volveré a nacer,
sé que volveré a morir
y, porque sé lo que sé,
en verdad preferiría
no saber.
JUAN CERVERA SANCHIS
OTTO-RAÚL GONZÁLEZ, MANANTIAL QUE NO CESA
Por Juan Cervera Sanchís
Otto-Raúl González, hombre y poeta de dos siglos, su cosecha poética se inicia en el siglo XX, con “Voz y voto del geranio” (1943), no ha cesado de sorprendernos y seducirnos, libro tras libro, por la calidad, la originalidad y la belleza incuestionable de su poesía.
Nada más iniciarse el siglo XXI, Otto-Raúl nos deleita y emociona con “La vuelta al mundo en 80 poemas” ( 2006) Instituto Mexiquense de Cultura.
La luz y la sal de su inspiración, donde en todo momento está presente el más profundo y substancial humanismo, es un envidiable manantial que no cesa.
En este su más reciente poemario se respira, al igual que en sus anteriores entregas, ese aire de juventud y asombro que caracteriza su poesía desde “Voz y voto del geranio”.
Esto no deja de ser maravilloso si entramos en los cálculos cronológicos y retrocedemos en el tiempo hasta el 1º. de enero de 1921 y asistimos a su nacimiento en la ciudad de Guatemala.
Sinceramente nos cuesta creer que Otto-Raúl ya cumplió los 86 años de vida en este planeta y, no obstante, sigue viviendo y escribiendo con un ímpetu juvenil que muchos jóvenes, y no tan jóvenes, hoy por hoy, quisieran para sí. En verdad es admirable su capacidad creadora.
Si a sus 23 años de edad nos enamoraba cantando a todo color a los geranios de su natal Guatemala, precioso libro que nunca nos cansaremos de releer, y que descubrimos, antes de conocer físicamente a Otto-Raúl, si la memoria no nos falla, en una edición especial del suplemento cultural “El Gallo Ilustrado” del diario “El Día”, ahora, a sus radiantes 86 años, una vez más, Otto-Raúl, desde la juventud indeleble de su estro inagotable, retorna a ejercer sobre nosotros, con la magia y el poderío de su verbo singular, su peculiar seducción, en un libro radiante de vivas experiencias y rebosante de poesía, como es “La vuelta al mundo en 80 poemas”, que nos remite a aquella vuelta al mundo en 80 días del genial Julio Verne, quien también nos llevara de la Tierra a la Luna con la fuerza de su impetuosa y profética imaginación.
Otto-Raúl, con la fuerza y el ímpetu de su inspiración, partiendo de Tenochtitlan, y a través de “un ópalo de volcán dormido” y “con ramos de amapolas, de dalias y gladiolas” mexicanísima, da una poética y entrañable vuelta al mundo, yendo de Jerez de Zacatecas, a San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, y así a la Antigua Guatemala, a Xelajú y Belice, a Santa Tecla, allá en El Salvador, para pasar por Panamá, Ecuador, respirar el aire de Quito, sumergirse en Cuba, que “es como decir tambores/ que habrán de redoblar mañana”; detenerse en Jamaica, contemplar el mar y escuchar “la música africana/ cargada de tristeza y de viejas nostalgias” y, luego, en Kingston, sentir la amargura de los “jóvenes negros y mulatos y la anciana miseria”.
Dar la vuelta al mundo en 80 poemas es también saber del dolor y, asimismo, al conocer Las Vegas, descubrir que ahí “vale más un caballo/ que un crepúsculo/ y un fajo de billetes/ más que una sonrisa”.
El poeta pues viaja y va registrando, poema tras poema, la realidad del mundo, de nuestro mundo contradictorio y cruel y, al mismo tiempo, hermoso y apacible, como percibe en la verde Irlanda, aunque, en Lídice, recuerda las ruinas de Itálica, cantadas por Rodrigo Caro: “Campos de soledad, mustio collado”, ya que Otto-Raúl estuvo ahí “después que el nazi/ arrasó los hogares de la aldea”.
Por fortuna, tras lo infernal de Lídice, el poeta nos permite navegar por las aguas del Don y del Volga, sus exclusas y sus diques, y ver y escuchar a los pájaros, que nos regalan “una cascada de trinos” a la vez que somos acariciados por la brisa y el lenguaje y el aroma de las flores.
El viaje prosigue y nos conduce hasta Moscú, “capital de la paz, ciudad del hombre” y después nos traslada hasta Siberia, donde Otto-Raúl, nos descubre sus innumerables ríos y destruye aquella idea preconcebida de que “aquello era solo cementerio de palas/ laberinto de hielo o tinieblas de vidrio”.
De Siberia viaja a Pekín, cuyo rostro “es nuevo y milenario”. Ahí nos lleva de la mano por su viejo mercado, ”que hervía de colores y de idiomas/ de letras íes y anagramas”.
Continuamos la circunnavegación poética bajo la guía del experto timonel, que es Otto-Raúl González, por Vietnam, entre negras memorias; visitamos Shangai y sus bulliciosas calles en la noche y nos extasiamos con al atardecer en el río Hoang Ho, que huele a mandarinas.
Poesía y más poesía en esta vuelta al mundo en 80 poemas de Otto-Raúl González por ciudades, aldeas, ríos y mares, donde el poeta recuerda bajo “la noche intensa de África”, y su herida abierta, a Lumumba, el más vivo de su muertos, y, en Europa, en Suecia, concretamente, Otto-Raúl no olvida a Anna Lindh, que “era una estrella de primera magnitud en el nórdico cielo”.
Poesía vivida e intensamente sentida la de Otto-Raúl González, que en esta vuelta al mundo en 80 poemas no deja de cantar a París, a Florencia, a Brujas y a regiones tan particulares como Andalucía, en España, con Juan Ramón Jiménez, el gran Antonio Machado y Federico García Lorca, al fondo.
Un libro éste pues para la relectura o, si usted quiere, para el reiterado paladeo, como los buenos vinos, de este poeta creador de colores nuevos y que tras la publicación
de este libro comenzó un nuevo peregrinar por las galaxias de la vida en constante
renacer, pues si existe alguna realidad, en la Creación, es la inexistencia de eso
que en nuestra ceguera llamamos muerte.
LA NOCHE
La noche intensifica
sus poderes.
La espesa dictadura
de las sombras
ignora que amanece,
que con la noche misma
empieza el día
y no hay muerte
posible para nadie.
LO INIMAGINABLE
Lo inimaginable asalta al día.
El día se inclina hacia el crepúsculo.
Un gorrión de oro dobla
la verde y tierna rama de un alerce.
Sus píos, como agujas,
enhebradas con hilos luminosos,
huyen bordando cirros por el aire.
Tengo clara memoria de mi mismo.
Lo inimaginable se torna
suavemente familiar.
LA SEGUIRIYA GITANA
Iba vestida de negro
y era negra su mirada,
su pelo era largo y negro
y de negro rebrillaba.
En su perfil de tragedia
la tristeza se enredaba
y un infinito de espinas
sus sienes ensangrentaba.
Caminaba como ausente
e inmensamente cansada,
como quien carga el dolor
del mundo -¡todo!- en su espalda.
Iba por la calle, sola
y como loca. Descalza.
Iba vestida de negro
la seguiriya gitana.
RECUERDO
Recuerdo vidas pasadas,
recuerdo un remoto ayer
y un hoy que ya es mañana.
Recuerdo aquello que fue,
aquello que ya es recuerdo
y que ya no ha de volver.
Vidas pasadas recuerdo,
muertes recuerdo también
y, entre recuerdo y recuerdo,
sé que volveré a nacer,
sé que volveré a morir
y, porque sé lo que sé,
en verdad preferiría
no saber.
JUAN CERVERA SANCHIS
OTTO-RAÚL GONZÁLEZ, MANANTIAL QUE NO CESA
Por Juan Cervera Sanchís
Otto-Raúl González, hombre y poeta de dos siglos, su cosecha poética se inicia en el siglo XX, con “Voz y voto del geranio” (1943), no ha cesado de sorprendernos y seducirnos, libro tras libro, por la calidad, la originalidad y la belleza incuestionable de su poesía.
Nada más iniciarse el siglo XXI, Otto-Raúl nos deleita y emociona con “La vuelta al mundo en 80 poemas” ( 2006) Instituto Mexiquense de Cultura.
La luz y la sal de su inspiración, donde en todo momento está presente el más profundo y substancial humanismo, es un envidiable manantial que no cesa.
En este su más reciente poemario se respira, al igual que en sus anteriores entregas, ese aire de juventud y asombro que caracteriza su poesía desde “Voz y voto del geranio”.
Esto no deja de ser maravilloso si entramos en los cálculos cronológicos y retrocedemos en el tiempo hasta el 1º. de enero de 1921 y asistimos a su nacimiento en la ciudad de Guatemala.
Sinceramente nos cuesta creer que Otto-Raúl ya cumplió los 86 años de vida en este planeta y, no obstante, sigue viviendo y escribiendo con un ímpetu juvenil que muchos jóvenes, y no tan jóvenes, hoy por hoy, quisieran para sí. En verdad es admirable su capacidad creadora.
Si a sus 23 años de edad nos enamoraba cantando a todo color a los geranios de su natal Guatemala, precioso libro que nunca nos cansaremos de releer, y que descubrimos, antes de conocer físicamente a Otto-Raúl, si la memoria no nos falla, en una edición especial del suplemento cultural “El Gallo Ilustrado” del diario “El Día”, ahora, a sus radiantes 86 años, una vez más, Otto-Raúl, desde la juventud indeleble de su estro inagotable, retorna a ejercer sobre nosotros, con la magia y el poderío de su verbo singular, su peculiar seducción, en un libro radiante de vivas experiencias y rebosante de poesía, como es “La vuelta al mundo en 80 poemas”, que nos remite a aquella vuelta al mundo en 80 días del genial Julio Verne, quien también nos llevara de la Tierra a la Luna con la fuerza de su impetuosa y profética imaginación.
Otto-Raúl, con la fuerza y el ímpetu de su inspiración, partiendo de Tenochtitlan, y a través de “un ópalo de volcán dormido” y “con ramos de amapolas, de dalias y gladiolas” mexicanísima, da una poética y entrañable vuelta al mundo, yendo de Jerez de Zacatecas, a San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, y así a la Antigua Guatemala, a Xelajú y Belice, a Santa Tecla, allá en El Salvador, para pasar por Panamá, Ecuador, respirar el aire de Quito, sumergirse en Cuba, que “es como decir tambores/ que habrán de redoblar mañana”; detenerse en Jamaica, contemplar el mar y escuchar “la música africana/ cargada de tristeza y de viejas nostalgias” y, luego, en Kingston, sentir la amargura de los “jóvenes negros y mulatos y la anciana miseria”.
Dar la vuelta al mundo en 80 poemas es también saber del dolor y, asimismo, al conocer Las Vegas, descubrir que ahí “vale más un caballo/ que un crepúsculo/ y un fajo de billetes/ más que una sonrisa”.
El poeta pues viaja y va registrando, poema tras poema, la realidad del mundo, de nuestro mundo contradictorio y cruel y, al mismo tiempo, hermoso y apacible, como percibe en la verde Irlanda, aunque, en Lídice, recuerda las ruinas de Itálica, cantadas por Rodrigo Caro: “Campos de soledad, mustio collado”, ya que Otto-Raúl estuvo ahí “después que el nazi/ arrasó los hogares de la aldea”.
Por fortuna, tras lo infernal de Lídice, el poeta nos permite navegar por las aguas del Don y del Volga, sus exclusas y sus diques, y ver y escuchar a los pájaros, que nos regalan “una cascada de trinos” a la vez que somos acariciados por la brisa y el lenguaje y el aroma de las flores.
El viaje prosigue y nos conduce hasta Moscú, “capital de la paz, ciudad del hombre” y después nos traslada hasta Siberia, donde Otto-Raúl, nos descubre sus innumerables ríos y destruye aquella idea preconcebida de que “aquello era solo cementerio de palas/ laberinto de hielo o tinieblas de vidrio”.
De Siberia viaja a Pekín, cuyo rostro “es nuevo y milenario”. Ahí nos lleva de la mano por su viejo mercado, ”que hervía de colores y de idiomas/ de letras íes y anagramas”.
Continuamos la circunnavegación poética bajo la guía del experto timonel, que es Otto-Raúl González, por Vietnam, entre negras memorias; visitamos Shangai y sus bulliciosas calles en la noche y nos extasiamos con al atardecer en el río Hoang Ho, que huele a mandarinas.
Poesía y más poesía en esta vuelta al mundo en 80 poemas de Otto-Raúl González por ciudades, aldeas, ríos y mares, donde el poeta recuerda bajo “la noche intensa de África”, y su herida abierta, a Lumumba, el más vivo de su muertos, y, en Europa, en Suecia, concretamente, Otto-Raúl no olvida a Anna Lindh, que “era una estrella de primera magnitud en el nórdico cielo”.
Poesía vivida e intensamente sentida la de Otto-Raúl González, que en esta vuelta al mundo en 80 poemas no deja de cantar a París, a Florencia, a Brujas y a regiones tan particulares como Andalucía, en España, con Juan Ramón Jiménez, el gran Antonio Machado y Federico García Lorca, al fondo.
Un libro éste pues para la relectura o, si usted quiere, para el reiterado paladeo, como los buenos vinos, de este poeta creador de colores nuevos y que tras la publicación
de este libro comenzó un nuevo peregrinar por las galaxias de la vida en constante
renacer, pues si existe alguna realidad, en la Creación, es la inexistencia de eso
que en nuestra ceguera llamamos muerte.
lunes, 2 de mayo de 2011
POEMAS Y TEXTOS
MI ESPAÑOLA LENGUA
Si del soneto canto la memoria
en mi española lengua embriagadora,
la tinta de mi pluma se enamora
con emotiva fuerza invocatoria.
Boscán y Gracilaso, no en historia,
sino en verbal acción reveladora,
préstanme su prestancia acogedora
en la palabra siempre promisoria.
El soneto otra vez, virgen diamante,
va brotando del fondo del tintero
como un orbe sonoro y deslumbrado.
Y sílaba tras sílaba, irradiante,
alcanza a darle forma y voz al cero
perpetua y niñamente renovado.
SÁFICOS
Homenaje a Esteban Manuel Villegas (1589-1669)
Sólo tu voz amiga me alimenta,
tu dulce voz tan dulce que me endulza
el alma con su dulce miel dulcísima,
¡oh, dulce amiga!
Sin tu voz no imagino mi existencia
en este mundo absurdo y sin sentido,
que gracias a tu voz, amiga mía,
tiene sentido.
Tu voz amiga y dulce, siempre dulce,
amiga y dulce y siempre amartelada;
esa tu voz por la que yo suspiro,
canto y aliento.
Dulce eres tú mi dulce amiga mía
y verdadera amiga de mi vida;
de esta mi vida que, sin tu voz, ¡ay!,
no existiría.
Dulce es la vida, dulce, sí, muy dulce,
esta mi vida, oscura y tan amarga,
que tu voz embellece y dulcifica,
eleva y salva.
BÁRBARA PARADOJA
Vivir y no vivir.
He ahí mi vida.
Mi muerte ahí.
He ahí.
La vida es una estafa.
Es una estafa cruel.
Así, así es la vida.
La vida, sí, es así.
No te hagas ilusiones.
El engaño lo es todo.
Que se engaña a si misma
la vida; que la vida
es la vida y la vida es así.
Vivir y no vivir.
Juego de juegos.
Juego entre tahúres.
Recreo de un recrearse
en la ciega creación
que es destrucción continua.
Locura de locuras.
Bárbara paradoja.
SONETO DEL CAFÉ
Si el café del soneto nos reactiva,
la vida se ilumina de ilusiones
y la acción se desborda en mil acciones,
pues el café en verdad es acción viva.
Que es el café energía inspirativa
e impulsora de artísticas creaciones;
que es creador el café de altas visiones
y dueño es del don de la inventiva.
Que es el café un acervo de vivencias
que enamoradamente nos seduce
con litúrgica y bella esplendidez.
El café de aromáticas esencias,
cuyo liquido endrino nos conduce,
sorbo a sorbo, a la suma lucidez.
DESPERTABA
Despertaba, lentamente,
la palabra sol, dormida
en una hamaca de agua
tejida de suaves brisas.
Amanecía en la selva
y en el mar amanecía.
El ruiseñor de la noche
quería ser aurora niña.
Una nubecilla blanca,
con ojos color de endrina,
daba voz al cielo azul
y color a mis retinas.
Resucitaban de súbito
mis muertos llenos de vida
y las ancianas acacias
de nuevo reverdecían.
La palabra sol jugaba
con el aire de una sílaba
y en la llama de tu lengua
se endulzaba mi saliva.
JUAN CERVERA SANCHIS
CARLOS PELLICER
SU POESÍA FLORAL Y FRUTAL
Por Juan Cervera Sanchís
La luminosa poesía –única y fascinante- de Carlos Pellicer
es un canto permanente a lo floral y a lo frutal.
Nos detendremos hoy a saborear con fruición las frutales
manifestaciones, a todo color, del huerto lírico pelliceriano.
Carlos de América fue un alma golosa, un gozador de la luz
y de los frutos de la luz en el espacio detonante y delirante
de la vida, que pasa y vuelve a pasar, porque si bien
morimos siempre retornamos a nacer, sin importar que ello
sea en otros cuerpos y otros rostros y con otros nombres, pues
la esencia de nuestra existencia nunca cambia y, al margen
de las variantes física, es siempre la misma.
Ese gran hedonista que fue Carlos Pellicer, como buen
tabasqueño, amó e idolatró la vida en el color y en el jugo.
Supo ver su interior y ser un poético espejo del mundo
externo, ya que sin el exterior de ninguna manera existiría
el interior.
Los frutos de la tierra son parte esencial de nuestras vidas.
¿Acaso tú y yo somos diferentes a una naranja o a una
sandía en cuanto somos frutos pensantes de nuestra madre
Tierra?
Si nos alimentados, en este intercambio de energía que es
el comer, está claro que esos frutos que nos nutren, hablan
y siente y sueñan y piensan con, y se podría decir, que no
nada más con, sino por nosotros.
En la poesía de Carlos Pellicer respiramos ese panteísmo
frutal.
Su poesía es la voz de las piñas “saludando el mediodía”
con “la sed de grito amarillo”.
Las uvas son versos redondos, “gotas enormes de tinta
esencial”, que se transmutan en bíblicos vinos y que crecen
“suavemente por el tacto de cristal”.
Frutas y jugos, colores líquidos encendidos y tersas
pieles.
Y ahí la cáscara de las “peras frías y cinceladas”, que
son casi hilos de vidrio en donde se reflejan los juguetones
rayos del Sol.
Enorme es la emoción frutal en la poesía de Carlos Pellicer,
que penetra en la psiqué de las manzanas y da por sabido
que éstas, las manzanas, “oyeron estrofas persas/ cuando
vieron llegar a las granadas”.
Granadas con dientes de rubí y, de súbito, aparece “una
soberbia guanábana” y contemplamos y deseamos a los
edulcorados chicozapotes “llenos de cosas de mujeres”.
¿Qué quiso decir Pellicer con esto? Un poco de imaginación
y lo sabremos sin ocultar una leve sonrisa en nuestros labios.
En nuestro viaje por la poesía frutal de Carlos de
América, el rubio universo de “eses” que es cada naranja,
se nos abre en miríficos gajos y nos hipnotiza de dicha.
Hay una infinita felicidad en la poesía de Pellicer, porque
Pellicer goza y nos hace gozar intensamente con cada uno
de sus multicolores versos. Versos frutas, versos flores,
versos aves. Versos, los de Carlos Pellicer:
“La sandía pintada de prisa/ contaba siempre/ los
escandalosos amaneceres/ de mi señora/ la Aurora”.
¡Qué deslumbramiento de sensualidad y de vida se
desborda por estas y en estas imágenes frutales donde
“el sol ríe la escena de las frutas”!
¡Qué enamoramiento eternamente joven es la poesía
del genial poeta tabasqueño, ese poeta capaz de saludar
a los colores como un niño cándido y mágicamente
sorprendido por la belleza!
Alma enamorada de las “granadas delirantes”. Corazón
seducido por las “manzanas vírgenes”. Frutal y floral
poesía la de Pellicer por donde el tiempo no parece
pasar y la vejez nunca llega. Poesía apoteosis.
Leer a Carlos de América es volver a ser joven
No sucede esto con otros poetas cuyos versos y cuyas
metáforas pronto se ajan y se convierten en polvo, de
ninguna manera enamorado, como decía Quevedo,
refiriéndose a otro polvo, muy otro.
Carlos Pellicer es el poeta de la eterna juventud, el
poeta que supo partir “el fruto del insomnio” y encender
“su voz” de frutos y colores.
Cantó a las frutas y cantó a las flores en un inmortal
discurso del que queremos recordar aquí apenas verso
y medio, donde dice:
“Cuando el nopal florece hay un ligero aumento de la
luz...”
Queda definido aquí el mismísimo Carlos Pellicer,
hombre que floreció en este planeta logrando con su
poesía que hubiera para todos nosotros, por la gracia
de su verbo sin igual, “un ligero aumento de luz”.
Después de leer y releer, una y otra vez su poesía,
este mundo nuestro, por momentos tan lóbrego, es sin duda
más luminoso y habitarlo es menos doloroso y sombrío.
EL ROMANCE O CORRIDO EN MÉXICO
Por Juan Cervera Sanchis
“El corrido es una de las formas más intensas de
la poesía mexicana”, ha dicho con propiedad
Rubén Bonifaz Nuño, el más alto y profundo
poeta del México contemporáneo. Y así es.
Pero vayamos a los orígenes del corrido, es
decir, del romance.
Para Menéndez y Pelayo y Menéndez Pidal,
“los romances, ya por línea recta, ya por línea
transversal descienden de las crónicas, son pues
fragmentos de los cantares de gestas perdidos
por no hallarse escritos.”
Sí, los romances fueron el origen de los cantares
de gestas que más tarde compusieron y cantaron
los juglares, así llamados entonces y que, hoy, en
México conocemos como onda grupera.
¿O es que no son juglares los populares cantores
de la onda grupera?
Los romances en su origen, dado que no existía la
radio y ni la TV, se cantaban en mercados y plazas.
La mayoría de los romances eran anónimos. Sus
temas eran históricos, novelescos, líricos o relatores
de los acontecimientos sobresalientes de la vida
y su entorno.
Fueron recogidos por primera vez en el llamado
“Cancionero de Constantina” a principios del siglo
XVI y, así, salvados del olvido.
Llegaron al Nuevo Mundo con los conquistadores
y tiempos después se les llamó en México corridos.
Antes de nacer como tales y con temas propios, ya,
de la vida y las incidencias surgidas en las nuevas
tierras los romances viejos fueron cantados en la
Nueva España por los nostálgicos soldados de Hernán
Cortés.
En México los viejos romances cambiaron de alguna
forma.
Se hicieron nuevas versiones en orden a las circunstancias
a que tenían que adaptarse las mujeres y los hombres en el
Nuevo Mundo.
Sucedió esto en todo el ámbito de la lengua castellana
del hemisferio americano.
En México los viejos romances se hicieron nuevos
y diferentes y se adornaron, en muchos casos, de
diminutivos. Veamos el llamado “Cuchito”:
“Cuchito, Cuchito, mató a su mujer/ con un cuchichito
del tamaño de él,/ le sacó las tripas y las fue a vender:/
“¡Mercarán tripitas de mala mujer!”
Estas primeras versiones burlescas del romance en
México pierden por completo el carácter de epopeya
que tenían en Castilla.
La realidad en el Nuevo Mundo es totalmente diferente
a la de la estepa castellana, donde “el guerrear diario”
era parte de la vida cotidiana.
En las grandes extensiones del continente recién
descubierto la visión se transforma y con ella la
temática.
Entre nosotros el viejo romance se hace juego, por
momentos, infantil.
He aquí el titulado “La Pastora”:
“Se durmió la pastora, comió queso el gatito./ La
pastora, enojada, mató a su michito”
Sí, sí, el romance se dulcifica y se infantiliza:
“Hilitos, hilitos de oro, que se me vienen cayendo,/
que dice el rey y la reina/ que cuantas hijas tenéis.”
En esta transformación concurren distancias, a más
de atmósferas mediatas. Por un lado la lejanía misma
del virreinato en relación con el reino y la corona y por
el otro el sol y el aire, el clima de la nueva tierra.
Los romances se aniñan y se cantan en las plazas
las noches de luna llena y a coro por los infantes.
Los que fueran ayer cantares de juglares y soldados
son ahora cantinelas de pequeñuelos y mozuelas:
“Yo soy la viudita de Santa Isabel,/ me quieren casar
y no hallo con quien.”
Y es por ahí que se escucha aquello de:
“El piojo y la pulga se van a casar/ no se hacen las
bodas por falta de pan.”
Aparece en lugar del soldado y de la gesta heroica
el señor don Gato “sentadito en su tejado”. O los
romances de miedo:
“Estando durmiendo anoche/ un lindo sueño soñaba:/
soñaba con mis amores,/ soñaba en mi hermosa dama./
de pronto se me aparece/ una figura muy blanca,/
-Eres el Amor?, pregunto./-No, responde, ¡soy la
Parca”.
Y llega la Parca decidida a llevarse la vida entera
por delante.
El romance se ha hecho personal e íntimo. Ya no
son los sufridos guerreros, bajo el fiero sol,
derrotados o victoriosos, los protagonistas. Ahora,
la protagonista es Delgadina paseándose “de la
sala a la cocina/ con vestido transparente” y con
la muerte blandiendo su espada invisible, pero
siempre muy certera, sobre su bella cabeza.
Las versiones del viejo romance en México cantan
el mal de amor:
“Chiquita, si me muriera/ no me entierres en sagrado:/
entiérrame en el arroyo donde me pise el ganado”.
Y se canta aquello de:
“¿Dónde vas, Román Castillo,/ dónde vas, pobre de ti./
Ya no busques más querellas/ por nuestras damas de aquí./
Ya está herido tu caballo,/ ya está roto tu espadín,/
tus hazañas son extrañas/ y tu amor no tiene fin.”
Se canta a la zagala en el campo y se le pide:
“Dame un besito, lucero,/ le dije lleno de afán.”
A lo que la zagala responde, para que veamos que en
el ayer, al igual que en el hoy, los hechos de la vida
nuestra de cada día no fueron muy diferentes:
“Si con oro me lo pagas/ de luego lo iré a buscar.”
Pues si, si hay oro a la vista, no hay zagala que
luego luego se resista.
El romance en suma, nacido de la guerra y que pasara
por los palacios y las damas emperifolladas, en América
se hace infantil y juego amoroso durante varios siglos,
hasta que con la Independencia y la Revolución, y ya
con el nombre de corrido, vuelve a recorrer y a recobrar
su, digamos, esencia y presencia.
Se endurece de nueva cuenta y canta la lucha del hombre
en armas, desembocando aquí y ahora en los llamados
narcocorridos, que nos remiten a los corridos fronterizos
que nos dejaron testimonios de las acciones y los hechos
de los antiguos y románticos contrabandistas y aquellos
bandidos que robaban a los ricos para socorrer a los pobres,
personajes como José María “El Tempranillo”, en
España y, entre nosotros, Camelia La Texaca o Lino
Quintana y otros muy de hoy, que se sienten “Jefes de Jefes”, y que
y ya tienen sus corridos resonando en las voces de Las
Águilas del Norte y Los Renegados, entre otros intérpretes,
y ya muy bien instalados en la memoria imborrable o, si
usted gusta, en el disco duro del alma popular.
Si del soneto canto la memoria
en mi española lengua embriagadora,
la tinta de mi pluma se enamora
con emotiva fuerza invocatoria.
Boscán y Gracilaso, no en historia,
sino en verbal acción reveladora,
préstanme su prestancia acogedora
en la palabra siempre promisoria.
El soneto otra vez, virgen diamante,
va brotando del fondo del tintero
como un orbe sonoro y deslumbrado.
Y sílaba tras sílaba, irradiante,
alcanza a darle forma y voz al cero
perpetua y niñamente renovado.
SÁFICOS
Homenaje a Esteban Manuel Villegas (1589-1669)
Sólo tu voz amiga me alimenta,
tu dulce voz tan dulce que me endulza
el alma con su dulce miel dulcísima,
¡oh, dulce amiga!
Sin tu voz no imagino mi existencia
en este mundo absurdo y sin sentido,
que gracias a tu voz, amiga mía,
tiene sentido.
Tu voz amiga y dulce, siempre dulce,
amiga y dulce y siempre amartelada;
esa tu voz por la que yo suspiro,
canto y aliento.
Dulce eres tú mi dulce amiga mía
y verdadera amiga de mi vida;
de esta mi vida que, sin tu voz, ¡ay!,
no existiría.
Dulce es la vida, dulce, sí, muy dulce,
esta mi vida, oscura y tan amarga,
que tu voz embellece y dulcifica,
eleva y salva.
BÁRBARA PARADOJA
Vivir y no vivir.
He ahí mi vida.
Mi muerte ahí.
He ahí.
La vida es una estafa.
Es una estafa cruel.
Así, así es la vida.
La vida, sí, es así.
No te hagas ilusiones.
El engaño lo es todo.
Que se engaña a si misma
la vida; que la vida
es la vida y la vida es así.
Vivir y no vivir.
Juego de juegos.
Juego entre tahúres.
Recreo de un recrearse
en la ciega creación
que es destrucción continua.
Locura de locuras.
Bárbara paradoja.
SONETO DEL CAFÉ
Si el café del soneto nos reactiva,
la vida se ilumina de ilusiones
y la acción se desborda en mil acciones,
pues el café en verdad es acción viva.
Que es el café energía inspirativa
e impulsora de artísticas creaciones;
que es creador el café de altas visiones
y dueño es del don de la inventiva.
Que es el café un acervo de vivencias
que enamoradamente nos seduce
con litúrgica y bella esplendidez.
El café de aromáticas esencias,
cuyo liquido endrino nos conduce,
sorbo a sorbo, a la suma lucidez.
DESPERTABA
Despertaba, lentamente,
la palabra sol, dormida
en una hamaca de agua
tejida de suaves brisas.
Amanecía en la selva
y en el mar amanecía.
El ruiseñor de la noche
quería ser aurora niña.
Una nubecilla blanca,
con ojos color de endrina,
daba voz al cielo azul
y color a mis retinas.
Resucitaban de súbito
mis muertos llenos de vida
y las ancianas acacias
de nuevo reverdecían.
La palabra sol jugaba
con el aire de una sílaba
y en la llama de tu lengua
se endulzaba mi saliva.
JUAN CERVERA SANCHIS
CARLOS PELLICER
SU POESÍA FLORAL Y FRUTAL
Por Juan Cervera Sanchís
La luminosa poesía –única y fascinante- de Carlos Pellicer
es un canto permanente a lo floral y a lo frutal.
Nos detendremos hoy a saborear con fruición las frutales
manifestaciones, a todo color, del huerto lírico pelliceriano.
Carlos de América fue un alma golosa, un gozador de la luz
y de los frutos de la luz en el espacio detonante y delirante
de la vida, que pasa y vuelve a pasar, porque si bien
morimos siempre retornamos a nacer, sin importar que ello
sea en otros cuerpos y otros rostros y con otros nombres, pues
la esencia de nuestra existencia nunca cambia y, al margen
de las variantes física, es siempre la misma.
Ese gran hedonista que fue Carlos Pellicer, como buen
tabasqueño, amó e idolatró la vida en el color y en el jugo.
Supo ver su interior y ser un poético espejo del mundo
externo, ya que sin el exterior de ninguna manera existiría
el interior.
Los frutos de la tierra son parte esencial de nuestras vidas.
¿Acaso tú y yo somos diferentes a una naranja o a una
sandía en cuanto somos frutos pensantes de nuestra madre
Tierra?
Si nos alimentados, en este intercambio de energía que es
el comer, está claro que esos frutos que nos nutren, hablan
y siente y sueñan y piensan con, y se podría decir, que no
nada más con, sino por nosotros.
En la poesía de Carlos Pellicer respiramos ese panteísmo
frutal.
Su poesía es la voz de las piñas “saludando el mediodía”
con “la sed de grito amarillo”.
Las uvas son versos redondos, “gotas enormes de tinta
esencial”, que se transmutan en bíblicos vinos y que crecen
“suavemente por el tacto de cristal”.
Frutas y jugos, colores líquidos encendidos y tersas
pieles.
Y ahí la cáscara de las “peras frías y cinceladas”, que
son casi hilos de vidrio en donde se reflejan los juguetones
rayos del Sol.
Enorme es la emoción frutal en la poesía de Carlos Pellicer,
que penetra en la psiqué de las manzanas y da por sabido
que éstas, las manzanas, “oyeron estrofas persas/ cuando
vieron llegar a las granadas”.
Granadas con dientes de rubí y, de súbito, aparece “una
soberbia guanábana” y contemplamos y deseamos a los
edulcorados chicozapotes “llenos de cosas de mujeres”.
¿Qué quiso decir Pellicer con esto? Un poco de imaginación
y lo sabremos sin ocultar una leve sonrisa en nuestros labios.
En nuestro viaje por la poesía frutal de Carlos de
América, el rubio universo de “eses” que es cada naranja,
se nos abre en miríficos gajos y nos hipnotiza de dicha.
Hay una infinita felicidad en la poesía de Pellicer, porque
Pellicer goza y nos hace gozar intensamente con cada uno
de sus multicolores versos. Versos frutas, versos flores,
versos aves. Versos, los de Carlos Pellicer:
“La sandía pintada de prisa/ contaba siempre/ los
escandalosos amaneceres/ de mi señora/ la Aurora”.
¡Qué deslumbramiento de sensualidad y de vida se
desborda por estas y en estas imágenes frutales donde
“el sol ríe la escena de las frutas”!
¡Qué enamoramiento eternamente joven es la poesía
del genial poeta tabasqueño, ese poeta capaz de saludar
a los colores como un niño cándido y mágicamente
sorprendido por la belleza!
Alma enamorada de las “granadas delirantes”. Corazón
seducido por las “manzanas vírgenes”. Frutal y floral
poesía la de Pellicer por donde el tiempo no parece
pasar y la vejez nunca llega. Poesía apoteosis.
Leer a Carlos de América es volver a ser joven
No sucede esto con otros poetas cuyos versos y cuyas
metáforas pronto se ajan y se convierten en polvo, de
ninguna manera enamorado, como decía Quevedo,
refiriéndose a otro polvo, muy otro.
Carlos Pellicer es el poeta de la eterna juventud, el
poeta que supo partir “el fruto del insomnio” y encender
“su voz” de frutos y colores.
Cantó a las frutas y cantó a las flores en un inmortal
discurso del que queremos recordar aquí apenas verso
y medio, donde dice:
“Cuando el nopal florece hay un ligero aumento de la
luz...”
Queda definido aquí el mismísimo Carlos Pellicer,
hombre que floreció en este planeta logrando con su
poesía que hubiera para todos nosotros, por la gracia
de su verbo sin igual, “un ligero aumento de luz”.
Después de leer y releer, una y otra vez su poesía,
este mundo nuestro, por momentos tan lóbrego, es sin duda
más luminoso y habitarlo es menos doloroso y sombrío.
EL ROMANCE O CORRIDO EN MÉXICO
Por Juan Cervera Sanchis
“El corrido es una de las formas más intensas de
la poesía mexicana”, ha dicho con propiedad
Rubén Bonifaz Nuño, el más alto y profundo
poeta del México contemporáneo. Y así es.
Pero vayamos a los orígenes del corrido, es
decir, del romance.
Para Menéndez y Pelayo y Menéndez Pidal,
“los romances, ya por línea recta, ya por línea
transversal descienden de las crónicas, son pues
fragmentos de los cantares de gestas perdidos
por no hallarse escritos.”
Sí, los romances fueron el origen de los cantares
de gestas que más tarde compusieron y cantaron
los juglares, así llamados entonces y que, hoy, en
México conocemos como onda grupera.
¿O es que no son juglares los populares cantores
de la onda grupera?
Los romances en su origen, dado que no existía la
radio y ni la TV, se cantaban en mercados y plazas.
La mayoría de los romances eran anónimos. Sus
temas eran históricos, novelescos, líricos o relatores
de los acontecimientos sobresalientes de la vida
y su entorno.
Fueron recogidos por primera vez en el llamado
“Cancionero de Constantina” a principios del siglo
XVI y, así, salvados del olvido.
Llegaron al Nuevo Mundo con los conquistadores
y tiempos después se les llamó en México corridos.
Antes de nacer como tales y con temas propios, ya,
de la vida y las incidencias surgidas en las nuevas
tierras los romances viejos fueron cantados en la
Nueva España por los nostálgicos soldados de Hernán
Cortés.
En México los viejos romances cambiaron de alguna
forma.
Se hicieron nuevas versiones en orden a las circunstancias
a que tenían que adaptarse las mujeres y los hombres en el
Nuevo Mundo.
Sucedió esto en todo el ámbito de la lengua castellana
del hemisferio americano.
En México los viejos romances se hicieron nuevos
y diferentes y se adornaron, en muchos casos, de
diminutivos. Veamos el llamado “Cuchito”:
“Cuchito, Cuchito, mató a su mujer/ con un cuchichito
del tamaño de él,/ le sacó las tripas y las fue a vender:/
“¡Mercarán tripitas de mala mujer!”
Estas primeras versiones burlescas del romance en
México pierden por completo el carácter de epopeya
que tenían en Castilla.
La realidad en el Nuevo Mundo es totalmente diferente
a la de la estepa castellana, donde “el guerrear diario”
era parte de la vida cotidiana.
En las grandes extensiones del continente recién
descubierto la visión se transforma y con ella la
temática.
Entre nosotros el viejo romance se hace juego, por
momentos, infantil.
He aquí el titulado “La Pastora”:
“Se durmió la pastora, comió queso el gatito./ La
pastora, enojada, mató a su michito”
Sí, sí, el romance se dulcifica y se infantiliza:
“Hilitos, hilitos de oro, que se me vienen cayendo,/
que dice el rey y la reina/ que cuantas hijas tenéis.”
En esta transformación concurren distancias, a más
de atmósferas mediatas. Por un lado la lejanía misma
del virreinato en relación con el reino y la corona y por
el otro el sol y el aire, el clima de la nueva tierra.
Los romances se aniñan y se cantan en las plazas
las noches de luna llena y a coro por los infantes.
Los que fueran ayer cantares de juglares y soldados
son ahora cantinelas de pequeñuelos y mozuelas:
“Yo soy la viudita de Santa Isabel,/ me quieren casar
y no hallo con quien.”
Y es por ahí que se escucha aquello de:
“El piojo y la pulga se van a casar/ no se hacen las
bodas por falta de pan.”
Aparece en lugar del soldado y de la gesta heroica
el señor don Gato “sentadito en su tejado”. O los
romances de miedo:
“Estando durmiendo anoche/ un lindo sueño soñaba:/
soñaba con mis amores,/ soñaba en mi hermosa dama./
de pronto se me aparece/ una figura muy blanca,/
-Eres el Amor?, pregunto./-No, responde, ¡soy la
Parca”.
Y llega la Parca decidida a llevarse la vida entera
por delante.
El romance se ha hecho personal e íntimo. Ya no
son los sufridos guerreros, bajo el fiero sol,
derrotados o victoriosos, los protagonistas. Ahora,
la protagonista es Delgadina paseándose “de la
sala a la cocina/ con vestido transparente” y con
la muerte blandiendo su espada invisible, pero
siempre muy certera, sobre su bella cabeza.
Las versiones del viejo romance en México cantan
el mal de amor:
“Chiquita, si me muriera/ no me entierres en sagrado:/
entiérrame en el arroyo donde me pise el ganado”.
Y se canta aquello de:
“¿Dónde vas, Román Castillo,/ dónde vas, pobre de ti./
Ya no busques más querellas/ por nuestras damas de aquí./
Ya está herido tu caballo,/ ya está roto tu espadín,/
tus hazañas son extrañas/ y tu amor no tiene fin.”
Se canta a la zagala en el campo y se le pide:
“Dame un besito, lucero,/ le dije lleno de afán.”
A lo que la zagala responde, para que veamos que en
el ayer, al igual que en el hoy, los hechos de la vida
nuestra de cada día no fueron muy diferentes:
“Si con oro me lo pagas/ de luego lo iré a buscar.”
Pues si, si hay oro a la vista, no hay zagala que
luego luego se resista.
El romance en suma, nacido de la guerra y que pasara
por los palacios y las damas emperifolladas, en América
se hace infantil y juego amoroso durante varios siglos,
hasta que con la Independencia y la Revolución, y ya
con el nombre de corrido, vuelve a recorrer y a recobrar
su, digamos, esencia y presencia.
Se endurece de nueva cuenta y canta la lucha del hombre
en armas, desembocando aquí y ahora en los llamados
narcocorridos, que nos remiten a los corridos fronterizos
que nos dejaron testimonios de las acciones y los hechos
de los antiguos y románticos contrabandistas y aquellos
bandidos que robaban a los ricos para socorrer a los pobres,
personajes como José María “El Tempranillo”, en
España y, entre nosotros, Camelia La Texaca o Lino
Quintana y otros muy de hoy, que se sienten “Jefes de Jefes”, y que
y ya tienen sus corridos resonando en las voces de Las
Águilas del Norte y Los Renegados, entre otros intérpretes,
y ya muy bien instalados en la memoria imborrable o, si
usted gusta, en el disco duro del alma popular.
POEMA
LAS FLORES
Las flores de la primavera
Nacen de ti
Cuando la flor nace
Tú la sientes en tu corazón.
FERNANDO DEHTER TRIGO
5 Años de Edad
Poeta argentino-andaluz
residente en Sevilla, España.
Las flores de la primavera
Nacen de ti
Cuando la flor nace
Tú la sientes en tu corazón.
FERNANDO DEHTER TRIGO
5 Años de Edad
Poeta argentino-andaluz
residente en Sevilla, España.
domingo, 1 de mayo de 2011
POEMAS Y TEXTOS
AL ENTRAR
Al entrar al camposanto
saludé a mis muertos vivos
y mis muertos vivos eran
sentimientos malheridos.
Pedí auxilio a mis fantasmas
y no me dieron auxilio.
Supe que yo no era yo.
Dios me dio al fin por perdido
y perdido di yo a Dios.
Entre en el reino del Limbo
y decidí suicidarme.
Dios se suicidó conmigo.
VACAS AZULES
Vacas azules y praderas blancas.
¿Quién dijo cielo verde y nubes rosas?
Pensando en ti acaricio el horizonte
y un libro semiabierto
me invita a la lectura de versos musicales,
aún no escritos, del siglo XXII.
Los amigos perdidos de mi infancia
se ríen de mí y afirman que soy un pobre loco.
Vacas azules y praderas blancas.
¿Quién dijo cielo verde y nubes rosas?
Pensando en ti retorno al caudaloso río
de tus jugosos besos y nado envuelto en luz
hacia tu orilla de tierna y fina arena enamorante
y enamoradamente enamorada.
Vacas azules y praderas blancas.
¿Quién dijo cielo verde y nubes rosas?
Pensando en ti la vida en pleno canta
por las sonantes huellas de mis dedos
eternamente jóvenes y el futuro es presente,
y el hoy y el ayer se unen en el mañana
y yo, que ya soy tú, me integro totalmente
al padre sol y soy contigo sol, y somos sol.
Vacas azules y praderas blancas.
¿Quién dijo cielo verde y nubes rosas?
Sin duda que fue el loco que soy yo,
al tiempo que la loca que eres tú
sencilla y locamente sonreía.
ALGUIEN
Alguien con quien llorar.
Busco y busco
alguien con quien llorar.
Quiero llorar a mares.
Quiero y quiero llorar.
Quiero llorar con alguien
y, ese alguien, amor,
amor mío, eres tú.
AÚN
Aún no aprendo a vivir
y ya no tengo vida que vivir,
la vida se me ha ido,
se me ha ido la vida
y aún no aprendo a vivir.
HE DESPERTADO...
He despertado hoy
y apenas si recuerdo
un sueño malherido,
un sueño que soñaba
y soñando creía
que sería realidad
y ahora apenas si es
un sueño que agoniza
y sabe que muy pronto
acabará perdiendo la memoria
y vagando sin norte
por las inmensidades del olvido.
He despertado hoy
en mitad de mi vida
y sin mi vida
y haciéndome preguntas
que no encuentran respuestas:
¿Acaso sabes tú
adónde van los sueños
cuando uno despierta?
ELLAS
Ellas, bellamente invisibles,
no me abandonan nunca.
Ellas están aquí, suaves, amorosas.
Nunca jamás violentas,
generosas y dulces,
flotando en armonía,
fieles, fieles, muy fieles, fidelísimas .
Que lo invisible nunca nos engaña,
como suele engañarnos lo visible.
Que en verdad lo invisible
es lo único real.
No hay más fuerza real
que lo invisible,
poderoso poder que jamás cambia
y cambia, instante a instante,
desconcertante paradoja,
todo aquello que creemos visible.
Ellas, bellamente invisibles,
no me abandonan nunca,
que ellas son el hogar
donde he vivido siempre
y vivo y canto ahora
y siempre viviré;
pues son ellas la vida
y aunque visible en todo,
son porque son y son
lo sagrado invisible,
que mueve la energía y la poesía
invisible y sagrada
que mueve a la Creación,
en constante y radiante movimiento.
FLOR ÚNICA
La acariciadora y preciosa palabra.
La palabra, hiriente y desgarrante.
La flor de la palabra.
La palabra, más allá del color.
La palabra, su irresistible aroma
en prodigiosa acción transformadora.
La palabra, su potencial hipnótico.
La palabra, la palabra,
¡flor única!
FRENTE A FRENTE
Tu cielo de nubes blancas.
Mi trigal de espigas verdes.
Cerré mis ojos. Cerré
los balcones de mi mente
y vi a Dios y Dios me vio
y nos vimos frente a frente.
La luz soñaba en el aire.
La sed cantaba en la fuente.
HOMBRE DE TIERRA Y SOL
Hombre de tierra y sol, de lluvia y viento;
materia deleznable y traicionera.
Hombre que como el mar se desespera
y ola a ola se agita en su elemento.
Hombre de dolorido pensamiento
y de sombra cansada y pordiosera.
Hombre que tercamente persevera
en cerrarle la puerta al desaliento.
Hombre que contra el tiempo imponderable
inventa el vino azul de la poesía
contra la inmensidad del sumo abismo.
Hombre, rara criatura inexplicable
que trata de explicarse cada día
lo que es inexplicable: el hombre mismo.
JUAN CERVERA SANCHIS
ISAAC ALBENIZ, SU VIDA, SU MÚSICA
Por Juan Cervera Sanchís
El mes de mayo fue decisivo para Isaac Albéniz. Nace el
día 29 de dicho mes del año 1860 y muere el 18 de 1909. Su
venida al mundo fue en Camprodón, Cataluña, España. Muere
en el balneario de Cambó, Bajos Pirineos, Francia. Al morir apenas
contaba 49 años de edad.
Fue un niño prodigio. A los cuatro dio su primer concierto
en el Teatro Romea de Barcelona. El público, impresionado,
lo aplaudió largamente y, a partir de entonces, se comenzó
a hablar de él con viva admiración y asombro.
Dos años después, Albéniz, al que llamaban “El Niño Pianista”,
es llevado a Paris.
Su padre solicita su ingreso al Conservatorio.
Se le declara inmaduro y se le considera demasiado niño por
lo que no es admitido.
Regresa a Barcelona. Su padre, que se ha quedado sin trabajo
en la Aduana donde era administrador, hace una gira con Isaac
y su hermana Clementina, al igual que él superdotada para la
música, con lo que obtiene dinero suficiente para sacar a la
familia adelante.
Gracias a Isaac y Clementina no falta el pan en el hogar
de los Albéniz.
Cuando Isaac alcanza la edad de ocho años su padre decide
trasladarse a Madrid con su querido hijo y el resto de los suyos.
Ahí logra que lo admitan en el Conservatorio, aunque poco
después el niño se escapa del mismo.
Su padre opta por respetar la decisión de su hijo y recorre con él
toda España.
Isaac toca el piano en cafés y casinos y es admirado y aplaudido
por toda clase de públicos. Durante ese viaje comienza a soñar
con dejar España y conocer América.
Consigue salir de la Península Ibérica secretamente en un barco
mercante.
Es así como desembarca en Puerto Rico. De ahí se traslada
hasta Argentina. Actúa en Buenos Aires, donde causa admiración
entre los melómanos. Viaja a Cuba, país del que se enamora,
y donde suma y suma más y más éxitos.
Visita Estados Unidos donde continúa cosechando triunfos.
En 1880 llega a México, donde las clases ilustradas asisten
a sus conciertos y se entusiasman ante su indiscutible genio.
Antes de todo esto Isaac Albéniz pasó mil fatigas, hasta el
punto de que en más de una ocasión tuvo que dormir con su
padre en la calle por carecer de medios y no poder pagar
un cuartucho en un miserable hotel.
Tras aquel primer viaje por el Nuevo Mundo decidió retornar
a Europa.
En Londres logra presentarse como pianista y le sonríe el
éxito. Es contratado para tocar en Alemania. Ahí recibe clases
de dos notables maestros: Jadassohn y Reinecke en Leipzig
Un tanto agotado de ir de un lado para otro retorna a España.
Tiene suerte. Recibe ayuda del conde de Morphy, quien consigue
que el rey Alfonso XII le otorgue una pensión para que pueda
estudiar en el Conservatorio de Bruselas. Allí estudiará durante
tres años y obtiene el Primer Premio con Gran Distinción.
Posteriormente irá a Budapest, Wismar y Roma y vuelve al
Nuevo Mundo: México, Cuba y Argentina.
En 1883 contrae matrimonio y radica en Barcelona donde
era muy estimado.
En 1888 obtiene relevantes triunfos en la Exposición Internacional
que se efectúa en Barcelona.
Retorna a París y va de éxito en éxito dando conciertos por
Inglaterra, Alemania, Austria... Vive en Paris y en Londres.
En esta última ciudad se hace amigo del banquero Francis
Money-Couts, quien por cierto, aunque parezca raro hoy, era
poeta. Éste le designa una pensión a cambio de que le ponga
música a libretos escritos por él. Fue así que Albéniz escribe
sus mejores obras.
En 1906 se instala en Niza, Francia. Ahí escribe nuevas obras.
Entre ellas su célebre Suite Iberia. Es a partir de entonces que
se ve resquebrajada su salud.
Se presenta por última vez en público en Bruselas el año
de 1908. Un año después muere en Cambó.
Fue una lamentable pérdida para la música. No obstante su
prematura muerte, Isaac Albéniz, nos legó una extensa e
importante obra.
Baste recordar sus zarzuelas “Catalanes de gracia” y “El
anillo mágico”, por citar solo dos. No hay que olvidar, pues
de hecho son inolvidables, su oratorio “Cristo” y “Serenata
morisca”, su “Capricho cubano” y, naturalmente, sus cinco
piezas llamadas “Cantos de España”, sus “Mazurcas de Salón”,
sus “Pequeños valses”, sus “Caprichos andaluces” y tantas y
tantas otras composiciones suyas.
Vivió en realidad pocos años, pero su obra fue abundante y
magnífica y siempre nos seguirá acompañando con reiterado
embeleso, pues embelesadora es la música de Isaac Albéniz.
Al entrar al camposanto
saludé a mis muertos vivos
y mis muertos vivos eran
sentimientos malheridos.
Pedí auxilio a mis fantasmas
y no me dieron auxilio.
Supe que yo no era yo.
Dios me dio al fin por perdido
y perdido di yo a Dios.
Entre en el reino del Limbo
y decidí suicidarme.
Dios se suicidó conmigo.
VACAS AZULES
Vacas azules y praderas blancas.
¿Quién dijo cielo verde y nubes rosas?
Pensando en ti acaricio el horizonte
y un libro semiabierto
me invita a la lectura de versos musicales,
aún no escritos, del siglo XXII.
Los amigos perdidos de mi infancia
se ríen de mí y afirman que soy un pobre loco.
Vacas azules y praderas blancas.
¿Quién dijo cielo verde y nubes rosas?
Pensando en ti retorno al caudaloso río
de tus jugosos besos y nado envuelto en luz
hacia tu orilla de tierna y fina arena enamorante
y enamoradamente enamorada.
Vacas azules y praderas blancas.
¿Quién dijo cielo verde y nubes rosas?
Pensando en ti la vida en pleno canta
por las sonantes huellas de mis dedos
eternamente jóvenes y el futuro es presente,
y el hoy y el ayer se unen en el mañana
y yo, que ya soy tú, me integro totalmente
al padre sol y soy contigo sol, y somos sol.
Vacas azules y praderas blancas.
¿Quién dijo cielo verde y nubes rosas?
Sin duda que fue el loco que soy yo,
al tiempo que la loca que eres tú
sencilla y locamente sonreía.
ALGUIEN
Alguien con quien llorar.
Busco y busco
alguien con quien llorar.
Quiero llorar a mares.
Quiero y quiero llorar.
Quiero llorar con alguien
y, ese alguien, amor,
amor mío, eres tú.
AÚN
Aún no aprendo a vivir
y ya no tengo vida que vivir,
la vida se me ha ido,
se me ha ido la vida
y aún no aprendo a vivir.
HE DESPERTADO...
He despertado hoy
y apenas si recuerdo
un sueño malherido,
un sueño que soñaba
y soñando creía
que sería realidad
y ahora apenas si es
un sueño que agoniza
y sabe que muy pronto
acabará perdiendo la memoria
y vagando sin norte
por las inmensidades del olvido.
He despertado hoy
en mitad de mi vida
y sin mi vida
y haciéndome preguntas
que no encuentran respuestas:
¿Acaso sabes tú
adónde van los sueños
cuando uno despierta?
ELLAS
Ellas, bellamente invisibles,
no me abandonan nunca.
Ellas están aquí, suaves, amorosas.
Nunca jamás violentas,
generosas y dulces,
flotando en armonía,
fieles, fieles, muy fieles, fidelísimas .
Que lo invisible nunca nos engaña,
como suele engañarnos lo visible.
Que en verdad lo invisible
es lo único real.
No hay más fuerza real
que lo invisible,
poderoso poder que jamás cambia
y cambia, instante a instante,
desconcertante paradoja,
todo aquello que creemos visible.
Ellas, bellamente invisibles,
no me abandonan nunca,
que ellas son el hogar
donde he vivido siempre
y vivo y canto ahora
y siempre viviré;
pues son ellas la vida
y aunque visible en todo,
son porque son y son
lo sagrado invisible,
que mueve la energía y la poesía
invisible y sagrada
que mueve a la Creación,
en constante y radiante movimiento.
FLOR ÚNICA
La acariciadora y preciosa palabra.
La palabra, hiriente y desgarrante.
La flor de la palabra.
La palabra, más allá del color.
La palabra, su irresistible aroma
en prodigiosa acción transformadora.
La palabra, su potencial hipnótico.
La palabra, la palabra,
¡flor única!
FRENTE A FRENTE
Tu cielo de nubes blancas.
Mi trigal de espigas verdes.
Cerré mis ojos. Cerré
los balcones de mi mente
y vi a Dios y Dios me vio
y nos vimos frente a frente.
La luz soñaba en el aire.
La sed cantaba en la fuente.
HOMBRE DE TIERRA Y SOL
Hombre de tierra y sol, de lluvia y viento;
materia deleznable y traicionera.
Hombre que como el mar se desespera
y ola a ola se agita en su elemento.
Hombre de dolorido pensamiento
y de sombra cansada y pordiosera.
Hombre que tercamente persevera
en cerrarle la puerta al desaliento.
Hombre que contra el tiempo imponderable
inventa el vino azul de la poesía
contra la inmensidad del sumo abismo.
Hombre, rara criatura inexplicable
que trata de explicarse cada día
lo que es inexplicable: el hombre mismo.
JUAN CERVERA SANCHIS
ISAAC ALBENIZ, SU VIDA, SU MÚSICA
Por Juan Cervera Sanchís
El mes de mayo fue decisivo para Isaac Albéniz. Nace el
día 29 de dicho mes del año 1860 y muere el 18 de 1909. Su
venida al mundo fue en Camprodón, Cataluña, España. Muere
en el balneario de Cambó, Bajos Pirineos, Francia. Al morir apenas
contaba 49 años de edad.
Fue un niño prodigio. A los cuatro dio su primer concierto
en el Teatro Romea de Barcelona. El público, impresionado,
lo aplaudió largamente y, a partir de entonces, se comenzó
a hablar de él con viva admiración y asombro.
Dos años después, Albéniz, al que llamaban “El Niño Pianista”,
es llevado a Paris.
Su padre solicita su ingreso al Conservatorio.
Se le declara inmaduro y se le considera demasiado niño por
lo que no es admitido.
Regresa a Barcelona. Su padre, que se ha quedado sin trabajo
en la Aduana donde era administrador, hace una gira con Isaac
y su hermana Clementina, al igual que él superdotada para la
música, con lo que obtiene dinero suficiente para sacar a la
familia adelante.
Gracias a Isaac y Clementina no falta el pan en el hogar
de los Albéniz.
Cuando Isaac alcanza la edad de ocho años su padre decide
trasladarse a Madrid con su querido hijo y el resto de los suyos.
Ahí logra que lo admitan en el Conservatorio, aunque poco
después el niño se escapa del mismo.
Su padre opta por respetar la decisión de su hijo y recorre con él
toda España.
Isaac toca el piano en cafés y casinos y es admirado y aplaudido
por toda clase de públicos. Durante ese viaje comienza a soñar
con dejar España y conocer América.
Consigue salir de la Península Ibérica secretamente en un barco
mercante.
Es así como desembarca en Puerto Rico. De ahí se traslada
hasta Argentina. Actúa en Buenos Aires, donde causa admiración
entre los melómanos. Viaja a Cuba, país del que se enamora,
y donde suma y suma más y más éxitos.
Visita Estados Unidos donde continúa cosechando triunfos.
En 1880 llega a México, donde las clases ilustradas asisten
a sus conciertos y se entusiasman ante su indiscutible genio.
Antes de todo esto Isaac Albéniz pasó mil fatigas, hasta el
punto de que en más de una ocasión tuvo que dormir con su
padre en la calle por carecer de medios y no poder pagar
un cuartucho en un miserable hotel.
Tras aquel primer viaje por el Nuevo Mundo decidió retornar
a Europa.
En Londres logra presentarse como pianista y le sonríe el
éxito. Es contratado para tocar en Alemania. Ahí recibe clases
de dos notables maestros: Jadassohn y Reinecke en Leipzig
Un tanto agotado de ir de un lado para otro retorna a España.
Tiene suerte. Recibe ayuda del conde de Morphy, quien consigue
que el rey Alfonso XII le otorgue una pensión para que pueda
estudiar en el Conservatorio de Bruselas. Allí estudiará durante
tres años y obtiene el Primer Premio con Gran Distinción.
Posteriormente irá a Budapest, Wismar y Roma y vuelve al
Nuevo Mundo: México, Cuba y Argentina.
En 1883 contrae matrimonio y radica en Barcelona donde
era muy estimado.
En 1888 obtiene relevantes triunfos en la Exposición Internacional
que se efectúa en Barcelona.
Retorna a París y va de éxito en éxito dando conciertos por
Inglaterra, Alemania, Austria... Vive en Paris y en Londres.
En esta última ciudad se hace amigo del banquero Francis
Money-Couts, quien por cierto, aunque parezca raro hoy, era
poeta. Éste le designa una pensión a cambio de que le ponga
música a libretos escritos por él. Fue así que Albéniz escribe
sus mejores obras.
En 1906 se instala en Niza, Francia. Ahí escribe nuevas obras.
Entre ellas su célebre Suite Iberia. Es a partir de entonces que
se ve resquebrajada su salud.
Se presenta por última vez en público en Bruselas el año
de 1908. Un año después muere en Cambó.
Fue una lamentable pérdida para la música. No obstante su
prematura muerte, Isaac Albéniz, nos legó una extensa e
importante obra.
Baste recordar sus zarzuelas “Catalanes de gracia” y “El
anillo mágico”, por citar solo dos. No hay que olvidar, pues
de hecho son inolvidables, su oratorio “Cristo” y “Serenata
morisca”, su “Capricho cubano” y, naturalmente, sus cinco
piezas llamadas “Cantos de España”, sus “Mazurcas de Salón”,
sus “Pequeños valses”, sus “Caprichos andaluces” y tantas y
tantas otras composiciones suyas.
Vivió en realidad pocos años, pero su obra fue abundante y
magnífica y siempre nos seguirá acompañando con reiterado
embeleso, pues embelesadora es la música de Isaac Albéniz.
POEMAS
Anhelo.
La vida
sólo es camino,
ni principio ni final,
sólo camino es la vida
ni nacer ni fenecer.
Caminar
dos vidas juntas,
imposible es quizá.
Lo más,
dos caminos paralelos
y que se toquen quizá,
en un día cualquiera
que es,
lo más cerca que estarán
esas dos vidas de anhelo.
Anhela. Siente y quiere,
lucha y muere, hasta el final
en esa vida de anhelo
que anhelando morirá.
Primavera... ¡bella!
OH! Primavera socorrida,
socorro de algún poeta
que el duro y largo invierno,
su cabeza dejó hueca.
Todo son pájaros volando
y con sus trinos cantando,
polluelos en sus nidos anidando
y muchas flores floreciendo,
con sus abejas el polen comiendo
y sus camisas a rayas vistiendo.
Y, los almendros en flor
con sus flores blancas y rosadas
que almendras serán después
repartiendo, alegría por doquier.
Parejas de enamorados
que nada se van diciendo
pues con vivir la primavera
sus amores van creciendo,
aunque poco amor se tengan,
lo pone la primavera, primavera
que la sangre altera y, que pudiera ser
la confusión en el amor.
Me gusta más el otoño
cuando las hojas se caen
y los pajaritos mueren
por el frío y la humedad:
y los enamorados se enamoran más
pues a ellos nadie ayuda a amar
y el mal tiempo, los hace arrullar.
Cuando todo hay que crear,
porque todo va a morir
y que es el arte del poeta,
crear
en donde todo va a morir
o puede, que haya muerto ya.
JULIO GUZMÁN SANCHIS
La vida
sólo es camino,
ni principio ni final,
sólo camino es la vida
ni nacer ni fenecer.
Caminar
dos vidas juntas,
imposible es quizá.
Lo más,
dos caminos paralelos
y que se toquen quizá,
en un día cualquiera
que es,
lo más cerca que estarán
esas dos vidas de anhelo.
Anhela. Siente y quiere,
lucha y muere, hasta el final
en esa vida de anhelo
que anhelando morirá.
Primavera... ¡bella!
OH! Primavera socorrida,
socorro de algún poeta
que el duro y largo invierno,
su cabeza dejó hueca.
Todo son pájaros volando
y con sus trinos cantando,
polluelos en sus nidos anidando
y muchas flores floreciendo,
con sus abejas el polen comiendo
y sus camisas a rayas vistiendo.
Y, los almendros en flor
con sus flores blancas y rosadas
que almendras serán después
repartiendo, alegría por doquier.
Parejas de enamorados
que nada se van diciendo
pues con vivir la primavera
sus amores van creciendo,
aunque poco amor se tengan,
lo pone la primavera, primavera
que la sangre altera y, que pudiera ser
la confusión en el amor.
Me gusta más el otoño
cuando las hojas se caen
y los pajaritos mueren
por el frío y la humedad:
y los enamorados se enamoran más
pues a ellos nadie ayuda a amar
y el mal tiempo, los hace arrullar.
Cuando todo hay que crear,
porque todo va a morir
y que es el arte del poeta,
crear
en donde todo va a morir
o puede, que haya muerto ya.
JULIO GUZMÁN SANCHIS