MEDIDAS ORALES Y VISUALES
(En el verso castellano)
En verdad no hay rima pobre:
si el verso es claro y sonoro
puede valer más que el oro,
ya pulido bien, el cobre.
Procura que nunca sobre
ningún asonante intruso,
ése que con tanto abuso
mitad del verso lastima
y suena como otra rima
matando la rima (incluso).
No hay rima pobre si el verso
limpio de estorbos resbala
y hondo la conciencia cala,
suave y sin sonido adverso.
Cada bardo en su universo
sus propias ficciones, crea,
pero si a nadie recrea,
(nada en su verso equivale
a ser bueno)… Nada vale
si no transmite una idea.
Un verso de metro y cuarto
con otro de media cuarta
hace que el ritmo se parta
y sufra un terrible infarto.
Entonces es un mal parto
–se diría que un aborto –;
yo en realidad no soporto
los escribanos sin tregua
con los versos de una legua
seguidos de un verso corto.
No es referencia al conteo
de sílabas –que el sonido
ya se halla bien definido
por el mismo silabeo –.
Me molesta el renglón feo
sin adornadas cenefas
–que pasado en sinalefas
o de las mismas escaso –
crece en burlas de El Parnaso
con risas y burdas befas.
Un verso muy largo junto
con uno corto o mediano,
da la impresión de un enano
junto a Sansón, ya difunto.
En la vista está el asunto
y en los oídos también,
mas no vale rimar bien
ni ser del idioma experto
si no ha visitado el huerto
del Parnaso o del Edén.
Francisco Henríquez
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