SENTIDO MATERNO
Por: Leonora Acuña de Marmolejo
Lunita, lunita clara:
¿Cuándo tu luz toda plena,
vendrá a bañar mi alma triste,
para que así vuelta plata
pueda tener un vestido
semejante a las estrellas,
y confundirme con ellas
en las alturas de Dios?
Lunita, lunita plata,
vestida de lentejuelas:
¿Dime por qué cuando cambias
tu vestido, y tu cintura
de crecientes redondeces,
deslumbrante y majestuosa
te tornas tan misteriosa,
antes de estar toda llena?
Yo que soy mujer presiento
que también vas a ser madre,
y que también sentirás
las mismas dulces ternuras
que llevo en mi entraña plena
de amores, pasión y espera.
NOCHE CALLADA
Por: Leonora Acuña de Marmolejo
La noche está silente,
tranquila, rumorosa.
El aire suave y tibio
me acaricia la cara,
me toca y me murmura
no sé qué dulces cosas.
Me gusta tu quietud
noche de luna llena.
Me gusta tu silencio
profundo, mejestuoso
que entiende mis pesartes.
Me gusta la fragancia
de tus pinos callados
enhiestos monolitos
testigos de secretos,
y la orquesta de grillos
en tus lagos de musgo.
Me gusta el negro velo
que extiendes sobre el orbe;
tu cielo recamado
de plata y lentejuelas.
¡Oh, noche: dulce noche!
en que navega mi alma:
Admiro tu silencio
que es cómplice y comprende
mi débil barro humano.
Te admiro, negra noche
que en tu mutismo apruebas
mis amores secretos
mis amores dolientes
(mis trágicos amores);
me gusta tu misterio,
extraña paradoja
de ausencia que es presencia,
de placer que es dolor,
de olvido que es recuerdo.
¡Oh, reina de siluetas
hechicera posesa
de luceros y estrellas!
Préstame tu penumbra
para esconder mi angustia
y préstame tu luz
para alumbrar la noche
de mi alma confundida.
!Oh, noche! Sé piadosa:
cobija con tus galas
todas mis ansias locas;
préstame tu perfume
de camelias, de mirtos,
de lavanda y clavel,
agapantos y rosas.
!Oh noche, fiel amiga,
te ruego suplicante:
Préstame tus fragancias
para hechizarlo a él!
!Oh, noche! Tú tan tierna,
¿por qué me miras torva
sin darme una respuesta?
No ves mi vieja amiga,
no ves que mis angustias
como sierpes me envuelven
estrangulando mi alma?
!Oh, noche! Negociemos:
Te regalo mi lira,
mis lienzos, mis pinceles,
y todo el esplendor
de las musas latentes
que inspiran mis aedos,
y tú noche serena:
¡descíframe el misterio
de esta melancolía!
LA HORA MENGUADA
Por: Leonora Acuña de Marmolejo
Hoy la luna está plena
y tú no estás;
y llegará a menguar
y volverá a ser nueva;
se tornará en creciente,
y no estaremos juntos;
tú estarás en el sur
y yo estaré en el norte
de este enigma de América.
En esta bella noche
noche de plenilunio,
solsticio de verano,
triste extraño tus manos
tus labios y tu voz.
La congoja campea
oronda en mis trigales
-mi tierra labrantía
donde eras tú la mies-.
La noche está callada
serena y misteriosa,
la duda como sierpe
estrangula mi fe;
presiento amargamente,
que en tu hora postrera,
mi angustia no podrá
la tuya consolar.
No estaré: lo adivino
y sé que lloraré,
y cada vez que mire
la luna allá en el cielo,
su luz me inundará
de la luz que me diste,
¡Canceriano adorable,
meridiano de mi alma!.
…Y cada vez que mire
la luna allá en el cielo,
yo beberé mis lágrimas
callada y con pesar.
Esta noche de Junio
cálida y argentada,
he cerrado mis ojos
y en traslado geográfico,
lo he traído a mi lado
apasionado, tierno
embriagado de amor.
Invocando el poder
de no sé qué misterio,
le he rogado a la diva
de las noches plateadas,
me permita volver,
¡en el tremendo instante
de su hora menguada!
OBSECACIÓN
Por: Leonora Acuña de Marmolejo
En la noche argentada de abril en plenilunio
viene una suave brisa a acariciar mi frente
y un olor a reseda entra por mi ventana.
En el hondo silencio de mi pena callada,
su presencia intangible gravita en mis pesares
cual un reloj midiendo con saña y persistencia,
los hondos pensamientos de la ingrávida urdimbre
del plectro misteriosos con que Erato me asiste.
Tengo el alma repleta de luceros y estrellas,
de luz y de armonía, de ritmo y de color,
pero está allí el fantasma de su ser que me acosa
deshojando mis ansias, extraviando el paisaje.
¡Oh, lunita plateada, oh, lunita de abril,
oh, misteriosa diva, ven con tus selenitas,
y sin pesar ni angustia ayúdame a vencer:
Sacúdeme su yugo y borra mi congoja!
EL AMOR ES MILAGRO
Por: Leonora Acuña de Marmolejo
Aún tengo en mis labios
el sabor de los tuyos.
Aún guardo celosa
tu aroma de reseda
y en mi mente incrustados
tus ojos de sardónice
que arropan mis anhelos,
que me miran dolientes,
y me hacen ver de nuevo
una playa callada
y un sol ensangrentado
que agoniza en el mar.
Tu voz vibrante y tierna
que copia los arrullos
de palomas en celo,
aún murmura amor
en la esclava memoria
que se niega a olvidar.
………………………….
Hoy he vuelto a la playa
y me parece triste,
porque sola me siento
en medio de la gente.
Todavía me pregunto
mordiendo mi pesar
abismada y febril
acosando la intriga:
¿Qué hechizo me asistió
en el instante sacro
que estremeció mi cielo
haciéndome saber
lo que es felicidad?
¿Por qué él no vuelve a mí?
Después la luna llena
llegó a ocupar su trono
y piadosa me dijo
en cómplice secreto
-quebrando mi nostalgia,
arropando mi angustia-,
con cierta complacencia:
No te sientas turbada:
Que el amor es milagro
y lo llevas en ti.
El amor viene y va,
pero nunca se extingue
¡porque el mundo es amor!
Luna Llena
Luna llena de amores
Emblema de los amantes
Quiero alcanzar la incandescencia
Nívea de tu pecho feliz
Galopar con las estrellas de la noche
Agitar mi lanza de valkiria
Cubierta por la túnica blanca
De tu rostro primaveral
Luna llena de amores
Emblema de los amantes
Cabalgo en la sombra
Buscando el paraíso
Añorando tu universo
De mágicos misterios
Luna llena de amores
Inúndame en el ensueño
En tus cataratas de plata
Como inundas los sueños
De los fieles amantes
MERCEDES TINOCO
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