Rolando Revagliatti
Si no puedes con tus enemigos
únete a ellos
(si no te dan asco).
*
Se quiebra pero no se dobla
ni obla
ni bla bla.
*
Sarna con gusto, sorna.
*
Más vale pájaro en mano que la soledad
de la mano.
*
Morir
y dejar.
*
El que mucho aprieta y abarca
es un garca.
*
La vida que te doy es un mal necesario.
*
Ábrete al sésamo
Y al enebro.
*
La letra con sangre
atrae a las moscas.
*
De amante cualquiera se mete
lo difícil es seguir amante.
*
A caballo regalado con buenos dientes
¿qué más le quieres pedir?
*
Proporcióname precisiones
y te diré quién eres.
*
Engordó el ganado
el ojo del amo
Y ha ganado.
*
Dime quién te duele
y te diré dónde te cruje.
*
Más vale un sólo pájaro en mano
que ese mismo pájaro volando.
*
Lo malo, si extenso:
malvado.
*
La letra
con sangre
entra escurriéndose.
*
Perro que muerde
-mientras lo hace-
no ladra.
*
No les pregunto
a mis hijos
cuántos son
sino
que vayan
matándome.
*
El masoquismo hace estragos
en un sinnúmero de sádicos.
*
No nos une la afición al alcohol
sino al quebranto
Será por eso
que la excito tanto.
*
Ni perlas ni margaritas
Despedid
a los puercos.
*
La justicia
no es
el placer
de los dioses.
*
Sólo sé
que lo que sé
no siendo mucho
rebalsa.
*
Puede que el saber no ocupe lugar
No así la fe:
la fe ocupa lugar.
*
La mentira
bajita
tiene patas cortas.
lunes, 28 de marzo de 2011
sábado, 26 de marzo de 2011
PRESENTACIÓN LIBRO
PRESENTACIÓN CAFÉ LITERARIO 25-3-2011
Buenas tardes. Sentarse ante unos folios en blanco y ponerse a escribir es una ventura. Una aventura apasionante. Una aventura realista, imaginativa, hermosa, dramática, de ayer, de hoy, de mañana. Una aventura que desarrollamos en forma de poema, de cuento, de relato corto, de novela, de historia, de biografía, de teatro, de radio, de televisión, de cine, de tebeo o de periodismo. Una aventura, como digo, siempre apasionante.
Nuestro escritor de hoy, Juan Manuel Álvarez Romero, como otros muchos escritores, inició su aventura, escribiendo poemas, pero esta segunda sesión del café literario, nos presentará, nos desmenuzará, su primera novela que tiene una gran carga dramática.
Juan Manuel antes de coger la pluma mezclaba colores en el lienzo y realizó exposiciones en solitario y con otros pintores en Sevilla, su ciudad natal, y en otras ciudades europeas. El color y el dibujo empleado siempre remarcados por negros y rojos dan a sus creaciones un ritmo. También trabajó, Juan Manuel, antes de aventurarse a plasmar letras sobre un papel, el mármol, la piedra y materiales de reciclaje. También ha colaborado en la ambientación de películas y óperas.
En definitiva Juan Manuel antes de aventurarse en la novela ha recorrido otros muchos caminos del arte y de todos ellos ha ido extrayendo unas esencias que ha añadido a su personalidad y a su formación autodidacta permitiéndole ese bagaje plasmar, en las 170 páginas, de su novela una historia llena de vida y fuerza.
De Sevilla, ciudad hermosa, que tiene un color especial como dice la copla, pero yo añadiría que también tiene un olor especial, sobre todo ahora en primavera, cuando los naranjos están en flor, y donde inspirarse no es difícil, nos viene Juan Manuel que quiere aquí, en Conil, junto al mar seguir inspirándose.
Ahora Juan Manuel nos hablará de su ópera prima, El hijo de las costureras.
JOSÉ LUIS RUBIO
Buenas tardes. Sentarse ante unos folios en blanco y ponerse a escribir es una ventura. Una aventura apasionante. Una aventura realista, imaginativa, hermosa, dramática, de ayer, de hoy, de mañana. Una aventura que desarrollamos en forma de poema, de cuento, de relato corto, de novela, de historia, de biografía, de teatro, de radio, de televisión, de cine, de tebeo o de periodismo. Una aventura, como digo, siempre apasionante.
Nuestro escritor de hoy, Juan Manuel Álvarez Romero, como otros muchos escritores, inició su aventura, escribiendo poemas, pero esta segunda sesión del café literario, nos presentará, nos desmenuzará, su primera novela que tiene una gran carga dramática.
Juan Manuel antes de coger la pluma mezclaba colores en el lienzo y realizó exposiciones en solitario y con otros pintores en Sevilla, su ciudad natal, y en otras ciudades europeas. El color y el dibujo empleado siempre remarcados por negros y rojos dan a sus creaciones un ritmo. También trabajó, Juan Manuel, antes de aventurarse a plasmar letras sobre un papel, el mármol, la piedra y materiales de reciclaje. También ha colaborado en la ambientación de películas y óperas.
En definitiva Juan Manuel antes de aventurarse en la novela ha recorrido otros muchos caminos del arte y de todos ellos ha ido extrayendo unas esencias que ha añadido a su personalidad y a su formación autodidacta permitiéndole ese bagaje plasmar, en las 170 páginas, de su novela una historia llena de vida y fuerza.
De Sevilla, ciudad hermosa, que tiene un color especial como dice la copla, pero yo añadiría que también tiene un olor especial, sobre todo ahora en primavera, cuando los naranjos están en flor, y donde inspirarse no es difícil, nos viene Juan Manuel que quiere aquí, en Conil, junto al mar seguir inspirándose.
Ahora Juan Manuel nos hablará de su ópera prima, El hijo de las costureras.
JOSÉ LUIS RUBIO
POEMAS
SOMOS
Si somos polvo de estrellas,
¿de dónde nos viene el llanto?
Somos polvo, polvo somos
y aire somos y agua y canto.
CONTRA
Contra los absorbentes
y destructores hoyos
negros del no absoluto
los pozos blancos y rientes
del comprensivo y generoso amor.
Contra los solapados agujeros
de la doblez traidora,
las siempre confiables
y jugosas llanuras
verdes de lo apacible.
Contra el ríspido grito
y su hiriente violencia
la dulce y cariciosa melodía
que, en loor de paz y dicha,
encantadoramente nos encanta
y suave y bellamente nos eleva.
Contra el no fiero y cruel del energúmeno
el tierno y amoroso si del sabio.
TU VOZ
Cuando yo escucho tu voz
mi corazón canta y vuela
y se reencuentra con Dios.
Tu voz única y tan tuya.
Tu voz, vida mía, tu voz,
esa tu voz que es mi vida
y mi viva salvación.
Tu voz tan tuya y tan mía,
siempre rebosando amor.
JUAN CERVERA SANCHIS
Si somos polvo de estrellas,
¿de dónde nos viene el llanto?
Somos polvo, polvo somos
y aire somos y agua y canto.
CONTRA
Contra los absorbentes
y destructores hoyos
negros del no absoluto
los pozos blancos y rientes
del comprensivo y generoso amor.
Contra los solapados agujeros
de la doblez traidora,
las siempre confiables
y jugosas llanuras
verdes de lo apacible.
Contra el ríspido grito
y su hiriente violencia
la dulce y cariciosa melodía
que, en loor de paz y dicha,
encantadoramente nos encanta
y suave y bellamente nos eleva.
Contra el no fiero y cruel del energúmeno
el tierno y amoroso si del sabio.
TU VOZ
Cuando yo escucho tu voz
mi corazón canta y vuela
y se reencuentra con Dios.
Tu voz única y tan tuya.
Tu voz, vida mía, tu voz,
esa tu voz que es mi vida
y mi viva salvación.
Tu voz tan tuya y tan mía,
siempre rebosando amor.
JUAN CERVERA SANCHIS
POEMA
MACHACANDO EN HIERRO FRÍO
LLEVAMOS YA CINCO AÑOS
Y EL YUNQUE ESTÁ MUY CALIENTE DE AGUANTAR LOS MARTILLAZOS
Cinco años, cinco llevamos
en una batalla abierta,
luchando por un derecho
y no se nos tiene en cuenta
a “MASACRÍTICA” GRUPO,
que a diario pedalean;
y van de acá para allá
montados en bicicleta,
esa estructura metálica
que va acoplada a dos ruedas,
ese vehículo tan simple,
que tan fácil se maneja;
y por doquiera que va
hoy mucha gente lo aprecia
dado que hace un buen servicio,
a todas partes te lleva,
no precisa combustible
que contamina en su quema,
ni hace ruido en su rodar
ni tampoco ésta se queja
por nada de lo que pase,
ni que nieve ni que llueva,
ni que haga frío o calor
ni que suba o baje cuestas;
ella es una sufridora
que carga lo que se le echa.
Sólo reclama, eso sí
junto con quien pedalea,
un CARRIL-“BICI”, en el centro
de esta capital manchega,
para ponerse a la altura
de las demás, ¡qué puñetas!
¿Pues no pagamos impuestos?,
¿por qué entonces se nos niega
algo que es tan primordial
para la vida moderna;
y que en una población
importante papel juega?
¿Por qué, vuelvo a preguntarle
desde aquí a nuestra alcaldesa
una vez más, ─ Doña Rosa,
no le cabe en la cabeza
que el carril-“bici” sería
para usted baza certera,
para ganar la partida
que con tanta pasión juega?
─ Alcaldesa, haga el carril-
“bici” y que así algo se vea…
Manuel MEJÍA SÁNCHEZ-CAMBRONERO
VA PARA TODOS LOS SUFRIDORES DEL PEDAL, QUE EN ESTA CAPITAL TENEMOS QUE BOGAR EN EL RÍO CIRCULATORIO DÍA TRAS DÍA, CON GRAN RIESGO, POR LA DENSIDAD
DE VEHÍCULOS A MOTOR QUE EN ELLA SE MUEVEN Y LA POCA AMPLITUD DE SUS VÍAS.-
LLEVAMOS YA CINCO AÑOS
Y EL YUNQUE ESTÁ MUY CALIENTE DE AGUANTAR LOS MARTILLAZOS
Cinco años, cinco llevamos
en una batalla abierta,
luchando por un derecho
y no se nos tiene en cuenta
a “MASACRÍTICA” GRUPO,
que a diario pedalean;
y van de acá para allá
montados en bicicleta,
esa estructura metálica
que va acoplada a dos ruedas,
ese vehículo tan simple,
que tan fácil se maneja;
y por doquiera que va
hoy mucha gente lo aprecia
dado que hace un buen servicio,
a todas partes te lleva,
no precisa combustible
que contamina en su quema,
ni hace ruido en su rodar
ni tampoco ésta se queja
por nada de lo que pase,
ni que nieve ni que llueva,
ni que haga frío o calor
ni que suba o baje cuestas;
ella es una sufridora
que carga lo que se le echa.
Sólo reclama, eso sí
junto con quien pedalea,
un CARRIL-“BICI”, en el centro
de esta capital manchega,
para ponerse a la altura
de las demás, ¡qué puñetas!
¿Pues no pagamos impuestos?,
¿por qué entonces se nos niega
algo que es tan primordial
para la vida moderna;
y que en una población
importante papel juega?
¿Por qué, vuelvo a preguntarle
desde aquí a nuestra alcaldesa
una vez más, ─ Doña Rosa,
no le cabe en la cabeza
que el carril-“bici” sería
para usted baza certera,
para ganar la partida
que con tanta pasión juega?
─ Alcaldesa, haga el carril-
“bici” y que así algo se vea…
Manuel MEJÍA SÁNCHEZ-CAMBRONERO
VA PARA TODOS LOS SUFRIDORES DEL PEDAL, QUE EN ESTA CAPITAL TENEMOS QUE BOGAR EN EL RÍO CIRCULATORIO DÍA TRAS DÍA, CON GRAN RIESGO, POR LA DENSIDAD
DE VEHÍCULOS A MOTOR QUE EN ELLA SE MUEVEN Y LA POCA AMPLITUD DE SUS VÍAS.-
jueves, 24 de marzo de 2011
PRESENTACIÓN
PRESENTACIÓN DEL CARTEL DE SEMANA SANTA 2011 (DOMINGO 20 DE MARZO)
I.- SALUTACIÓN A LOS PRESENTES Y AGRADECIMIENTO POR SU CONFIANZA.
Buenas noches Señor Presidente de la Junta Local de Hermandades y Cofradías, Hermanos Mayores, párroco, cofrades, señoras y señores.
En primer lugar agradecer a la Junta Local de Hermandades y Cofradías, el haberse acordado de mí, que no tengo ninguna relación con el mundo cofrade, para abrir otra puerta, pues ya se han abierto varias, Miércoles de ceniza, triduos de las Hermandades, a la Semana Santa conileña 2011. Una Semana Santa que va ganando en esplendor pues son muchos los actos que se organizan en torno a ella, al tiempo que se completa con la incorporación de nuevas Hermandades, el año pasado por partida doble.
En segundo agradecer a Juani, Inés, Antonio y Manu, los datos que me han aportado para hacer posible esta presentación.
Por último agradecer a Manu Sánchez, compañero de Radio Juventud de Conil, que sigue paso a paso los acontecimientos de la Semana Santa conileña, sus palabras de presentación, que por enfermedad leyó Pepi Olmedo.
II.- MIS VÍNCULOS CON LA SEMANA SANTA.
Algunos se preguntarán, que al no pertenecer al mundo cofrade, y ser un desconocido en este mundo, que vínculos tengo yo con la Semana Santa.
Naturalmente, como todo creyente, tuve, tengo y espero tener en el futuro vínculos con la Semana de Pasión.
En mi niñez, al educarme en un colegio religioso, asistía obligatoriamente, aunque no a disgusto, a los Santos Oficios del Jueves, Viernes y Sábado. En todos ellos había algo que llamaba mi atención. El jueves sobre todo me emocionaba, como niño que era, el momento en que el sacerdote procedía al lavatorio de los pies de algunos de los asistentes. Enorme señal de humildad, de servicio a los demás, de Cristo, que todos deberíamos asumir a lo largo de nuestra vida. Posiblemente el recuerdo de la institución de la Eucaristía y del Orden sacerdotal fueran hechos más importantes, pero al niño le emocionaba mucho más el lavatorio de los pies. El oficio del Viernes, momento culminante de la Semana Santa, pues Jesús muere por nosotros en la Cruz, símbolo máximo del cristiano, sólo me llevaba a pensar lo duro que sería verse en la cruz tan solo. En el oficio del sábado lo más llamativo era el enorme cirio que se encendía y que alumbraba la capilla del colegio todo un año. Era la luz que todos debíamos seguir. Una luz que nunca se apaga, que siempre está encendida, porque Jesús nos la dejó para que no lo olvidásemos.
También en mi niñez, al ser mi padre cargador, de una de las mejores cuadrillas de cargadores de Cádiz, seguía, con mi madre y mis hermanos, muy de cerca los desfiles procesionales gaditanos de lunes a sábado, pues por aquellos días el Santo Entierro salía el sábado y no salía el Resucitado. Sin embargo, no entendía porqué no había un orden cronológico en los desfiles, porqué los Crucificados se alternaban con la Entrada de Jesús en Jerusalén, con la Oración en el Huerto, con la Sentencia o con el Ecce Homo.
Siguiendo a mi padre en muchas ocasiones presencié las extraordinarias recogidas, de muchas cofradías, que entonces se prolongaban hasta altas horas de la madrugada, porque no existían las regulaciones de horarios actuales. Pese al cansancio los cargadores complacían al público y mecían y mecían repetidamente los pasos al ritmo de saetas y tambores. También era impresionante el esfuerzo que hacían los cargadores para introducir los tronos por las puertas de las iglesias, llegando incluso a cargar arrodillados, menos alta casi siempre que los tronos.
Ya aquí, en Conil, allá por los comienzos de los noventas, junto con un grupo de vecinos del campo colaboré en las representaciones de la Pasión con la que recorrimos algunos pueblos de la provincia con gran éxito. Era un bello y serio espectáculo que conmovía al espectador. Pero después de varios años se dejó de hacer. De él disfrutaron muchos conileños las noches de Lunes Santo que desde entonces siguen vacía esperando que alguien tome de nuevo la antorcha.
A mediados de los años noventa regulé los encuentros entre los saeteros y los titulares de las Hermandades en punto estratégicos del recorrido procesional para darle más brillantez a éstos. En la salida de la Parroquia, en la plaza de España, en la Puerta Cai, en la bajada de la calle del Peñón o en la calle San José. Espectaculares los saeteros y saeteras conileños. En honor a los saeteros el poema que escribí el Jueves Santo de 2003.
Noche de luna llena.
Noche de pasión.
Jesús viene con su cruz
bajando por la calle del Peñón.
La luz de las farolas
nos muestra su cara
entristecida, llorosa,
dolorida y ensangrentada.
Túnica morada cubre los moratones
que con infames latigazos
en su cuerpo grabaron
los soldados romanos.
La gente lo mira en silencio
y desde un balcón
Manuela y Diego su saeta
le cantan con amor.
Detrás le sigue María
llorando de dolor
porque no puede salvar
a su único y gran amor.
La banda del Gastor acompaña su pena
con marchas de intenso color
y de nuevo en el balcón
rompe la noche una voz.
En la Puerta Cai,
barrio de pescadores,
como si fueran las olas,
frente al mar, lo mecen los cargadores,
mientras Salvador y José,
mano a mano, con devoción,
al hijo y a la madre,
cantan sus saetas con ilusión.
De una garganta escapa
un grito de admiración
que arranca los aplausos
al terminar la interpretación.
En la Plaza de España
cara a cara se encuentran
María y Jesús ante la multitud
que con gran atención observa.
De nuevo la luna llena
oye las voces sonar
de José, Diego y Salvador
acompañándoles en su penar.
Noche de luna llena
con un ligero airecillo.
Noche de dolor y pasión
que emociona hasta a los chiquillos.
En los últimos tres años he exaltado la saeta, oración hecha canto, en el Cine Moreno, la mañana del Domingo de Ramos, en un acto organizado por el Hogar del Pensionista, donde nuestros veteranos y magníficos saeteros nos emocionan con sus cantos.
Esto es el ayer. En el hoy aquí estoy en esta Parroquia de Santa Catalina para presentar el cartel que abre otra de las puertas de la Semana Santa conileña 2011.
En el mañana mis vínculos con la Semana Santa continuarán porque, como creyente, creo en el mensaje de esperanza que me transmite la muerte y, sobre todo, la resurrección de Jesús de Nazaret.
La sangre que del madero cayó
mi alma soñadora liberó
y de guía me sirvió
para soportar este mundo maravilloso,
egoísta, hipócrita y mentiroso.
III.- DESCRIPCIÓN DEL CARTEL-
Después de esta breve reflexión sobre mi vinculación a la Semana de Pasión creo que es el momento de hablar del cartel, que para eso estoy hoy aquí, y para hablar de la Hermandad a la que este año está dedicado, la del Lignum Crucis Cristo Marinero, Santo Cristo del Perdón, sin olvidar a las otras Hermandades que desfilan en nuestra Semana Santa.
Lentamente el Cristo Marinero,
lentamente,
en la oscuridad de la noche,
en la oscuridad,
recorre las calles conileñas,
deteniéndose en cada estación,
deteniéndose,
y rompiendo el silencio
con un rezo profundo,
profundo.
El cartel de este año representa al Cristo Marinero, con la belleza de la muerte reflejada en su rostro, dando la espalda a la recién remodelada antigua iglesia de Santa Catalina, sostenido por dos hermanos totalmente de negro, alumbrados por un farol. La foto es del joven conileño Antonio González.
No ve el Cristo Marinero,
la puerta Cai,
ni las calles de su barrio de pescadores,
están cerrados sus ojos,
la vida lo ha abandonado.
(Se descubre el cartel)
La Hermandad del Lignum Crucis, fundada en 1976, año en el que recorrió las calles conileñas con el Cristo de la Buena Muerte, procesiona el Martes Santo, tiene 230 hermanos, es una Hermandad, sin trono, sin flores, sin luces, regida en la actualidad por un grupo de animosas mujeres.
El Cristo, bendecido en Abril de 1977, por el párroco D. Mateo Silva Romero, es portado, durante el desfile procesional, por tres hermanos de la Hermandad. A lo largo de su recorrido realiza las quince estaciones del Vía Crucis, en un silencio sólo roto por el rezo del santo rosario. Impresiona ver el cortejo descender por algunas calles conileñas con el monótono murmullo de la oración.
IV.- DIÁLOGO CON EL CRISTO MARINERO.
Aunque de vez en cuando hablamos Tú y yo de lo injusto de este mundo y de la suerte que tuve de haber nacido en la bella Andalucía y junto al mar. De la suerte que he tenido por tener un trabajo estable y una gran familia cuando otros muchos no tienen ni lo uno ni lo otro. Hoy que estoy hablando de ti en tu casa, me siento algo incómodo porque además no me gusta verte ensangrentado y muerto. Prefiero recordarte en los momentos felices de tu entrada triunfal en Jerusalén o en la Cena con tus amigos, o cuando charlabas con el pueblo y les contabas tus historias tratando de convencerles que el amor hay que darlo en abundancia a todos los que nos rodean. Pero que difícil es eso Jesús, que difícil. Tú eres un Cristo de Perdón que pese a todo el daño que te habían hecho supiste perdonar y sigues perdonándonos. Sé que aunque tu cuerpo ya no tiene vida me escuchas y por eso yo te pido por todos tus hijos de Conil y del mundo. Pon fin a las guerras, al hambre, a la envidia y al egoísmo. Sé qué Tú puedes. Insufla en los hombres el amor. Olvida nuestras ofensas que son muchas y no deje que la sonrisa de los niños se apague. Vuélvenos niños porque sé que te gustaba que ellos se te acercaran. Podría estar hablando contigo horas y horas pero en fin Jesús otro día seguiremos nuestra charla, en la intimidad de mi casa, pues me quedan muchas cosas que comentar contigo pero no quiero cansar con mis cosas a estos buenos amigos que me están escuchando. Seguiremos en contacto.
V.- LAS HERMANDADES CONILEÑAS.
El cartel que acabo de presentar promociona la Semana Santa de Conil. Semana que como dije al principio se va completando. A las dos veteranas El Santo Entierro, que hace su salida procesional el Viernes Santo, y el Nazareno, que desfila el Jueves Santos, que son del siglo XVII, se unieron en los años setenta del siglo XX El Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Amargura, que sale el Miércoles Santos y el Lignum Crucis que hace estación de penitencia el Martes Santos. Ya casi a finales del siglo veinte se fundó La Borriquita, que procesiona el Domingo de Ramos y el año pasado los Resucitados que desfilan el Domingo de Resurrección. Que el Cristo del Perdón aleje la lluvia para que todas las Hermandades luzcan en su máximo esplendor esta Semana Santa abrileña.
La Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Amor en su entrada en Jerusalén y María Santísima de la Paz y Esperanza abrirá el Domingo de Ramos los desfiles procesionales, saliendo desde la Parroquia de Santa Catalina
Cántale por bulerías
a nuestro Señor de la Paz
que triunfalmente entró
el domingo de Ramos
en la bella Jerusalén.
El Martes Santos el Lignum Crucis llevará a cabo el Vía Crucis saliendo desde la capilla del Espíritu Santo.
Cántale por martinetes
al Cristo Marinero,
sin interrumpir el rezo
del piadoso penitente.
El Miércoles Santo serán El Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Amargura quienes recorrerán las calles de Conil, saliendo de la Parroquia de Santa Catalina.
Cántale por soleá
al Cristo de la Buena Muerte
y a su amantísima madre
la virgen de la Amargura.
El Jueves Santo, de la capilla del Jesús, saldrán El Nazareno y la Virgen de los Dolores.
Cántale por siguiriyas
al Nazareno del Amor
que en su espalda dolorida
porta con mucho dolor
un tosco y pesado madero.
El Santo Entierro y Nuestra Señora de la Soledad desfilan el Viernes Santo, saliendo desde la Parroquia de Santa Catalina.
Cántale por toná
al Jesús yacente y muerto
que dentro de tres días
de entre los muertos resucitará
Desde el año pasado la Semana Santa la cierra los Cristos Resucitados. Uno sale de la Parroquia de Santa Catalina y el otro de la Parroquia de Fátima.
Cántale por Alegrías
a Jesús resucitado
que de la muerte escapó
para darnos eterna vida.
VI.- REFLEXIONES FINALES
La Semana Santa no debería ser motivo de tristeza para los creyentes y no lo debería ser porque en ella está la esperanza para ellos en una vida eterna después de la muerte. Además en la Semana de Pasión hay importantes mensajes, para mí, que quiero mostraros antes de terminar esta presentación. De la euforia y la alegría de la entrada de Jesús en Jerusalén pasamos a la unánime condena por un pueblo vociferante que le condena a muerte dejando libre a un peligroso criminal. ¡Qué fácilmente se manipula a la masa! De la valentía de Pedro en el Huerto de los Olivos a su cobardía cuando niega hasta tres veces a Jesús. ¡Cuánta importancia le damos a veces a la vida! De la envidia de Judas a su desesperación por la traición realizada. ¡Cuántas veces traicionamos nuestras ideas y a nuestros amigos por un puñado de monedas! De la humildad de Jesús al lavar a sus discípulos los pies en la Cena a su orgulloso enfrentamiento con sus agresores en el Huerto. ¡Qué difícil es no rebelarse contra las injusticias! De las dudas de Pilatos a su indiferencia cuando ve que su estatus puede peligrar. ¡Qué miedo tenemos de mantener nuestros criterios cuando podemos perder lo que tenemos! De la rebeldía de Jesús en el Huerto a la resignación de su destino cuando es llevado a la cruz como un criminal. ¡Qué complicado es aceptar nuestro destino si este se tuerce! Del odio a la crueldad de los soldados romanos. ¡Cómo es posible que se pueda tratar así a un semejante aunque sea el peor de los asesinos! Del sufrimiento en la cruz al perdón de sus enemigos momentos antes de su muerte. ¡Qué difícil es perdonar a los que nos perjudican y traicionan! De la pena de la muerte a la alegría de la resurrección que nos abre las puertas de la eternidad. ¡Pero qué duro es morir! Del amor a su madre al amor a sus enemigos. Amar vale la pena ¡pero qué duro es amar a los enemigos!
Estos son algunos de los mensajes que yo veo en la Pasión. Reflexionemos en ellos.
Reflexionamos también contemplando el bello cartel del Cristo Marinero, del Lignum Crucis, que nos anima a pensar que todos somos iguales ante la muerte y que tras ella hay toda una eternidad.
VII.- DESPEDIDA
Y para finalizar, este poeta que no sabe cantar, dirá una oración, una saeta recitada, escrita por José Puchirichi, a ese Cristo Marinero, del Lignum Crucis, que desde un cartel nos invita a la Semana Santa conileña 2011.
Con esa faz que mira al suelo
porque vida no te queda
dime Tú Padre Jesús
cuántos tienen que morir
para que cesen las guerras.
En esta noche Señor
quiero buscar y encontrarte
no quiero nunca perderte
que seas mi luz y mi guía
Cristo que perdona en la muerte.
JOSÉ LUIS RUBIO
CONIL A 20 DE MARZO DE 2011
I.- SALUTACIÓN A LOS PRESENTES Y AGRADECIMIENTO POR SU CONFIANZA.
Buenas noches Señor Presidente de la Junta Local de Hermandades y Cofradías, Hermanos Mayores, párroco, cofrades, señoras y señores.
En primer lugar agradecer a la Junta Local de Hermandades y Cofradías, el haberse acordado de mí, que no tengo ninguna relación con el mundo cofrade, para abrir otra puerta, pues ya se han abierto varias, Miércoles de ceniza, triduos de las Hermandades, a la Semana Santa conileña 2011. Una Semana Santa que va ganando en esplendor pues son muchos los actos que se organizan en torno a ella, al tiempo que se completa con la incorporación de nuevas Hermandades, el año pasado por partida doble.
En segundo agradecer a Juani, Inés, Antonio y Manu, los datos que me han aportado para hacer posible esta presentación.
Por último agradecer a Manu Sánchez, compañero de Radio Juventud de Conil, que sigue paso a paso los acontecimientos de la Semana Santa conileña, sus palabras de presentación, que por enfermedad leyó Pepi Olmedo.
II.- MIS VÍNCULOS CON LA SEMANA SANTA.
Algunos se preguntarán, que al no pertenecer al mundo cofrade, y ser un desconocido en este mundo, que vínculos tengo yo con la Semana Santa.
Naturalmente, como todo creyente, tuve, tengo y espero tener en el futuro vínculos con la Semana de Pasión.
En mi niñez, al educarme en un colegio religioso, asistía obligatoriamente, aunque no a disgusto, a los Santos Oficios del Jueves, Viernes y Sábado. En todos ellos había algo que llamaba mi atención. El jueves sobre todo me emocionaba, como niño que era, el momento en que el sacerdote procedía al lavatorio de los pies de algunos de los asistentes. Enorme señal de humildad, de servicio a los demás, de Cristo, que todos deberíamos asumir a lo largo de nuestra vida. Posiblemente el recuerdo de la institución de la Eucaristía y del Orden sacerdotal fueran hechos más importantes, pero al niño le emocionaba mucho más el lavatorio de los pies. El oficio del Viernes, momento culminante de la Semana Santa, pues Jesús muere por nosotros en la Cruz, símbolo máximo del cristiano, sólo me llevaba a pensar lo duro que sería verse en la cruz tan solo. En el oficio del sábado lo más llamativo era el enorme cirio que se encendía y que alumbraba la capilla del colegio todo un año. Era la luz que todos debíamos seguir. Una luz que nunca se apaga, que siempre está encendida, porque Jesús nos la dejó para que no lo olvidásemos.
También en mi niñez, al ser mi padre cargador, de una de las mejores cuadrillas de cargadores de Cádiz, seguía, con mi madre y mis hermanos, muy de cerca los desfiles procesionales gaditanos de lunes a sábado, pues por aquellos días el Santo Entierro salía el sábado y no salía el Resucitado. Sin embargo, no entendía porqué no había un orden cronológico en los desfiles, porqué los Crucificados se alternaban con la Entrada de Jesús en Jerusalén, con la Oración en el Huerto, con la Sentencia o con el Ecce Homo.
Siguiendo a mi padre en muchas ocasiones presencié las extraordinarias recogidas, de muchas cofradías, que entonces se prolongaban hasta altas horas de la madrugada, porque no existían las regulaciones de horarios actuales. Pese al cansancio los cargadores complacían al público y mecían y mecían repetidamente los pasos al ritmo de saetas y tambores. También era impresionante el esfuerzo que hacían los cargadores para introducir los tronos por las puertas de las iglesias, llegando incluso a cargar arrodillados, menos alta casi siempre que los tronos.
Ya aquí, en Conil, allá por los comienzos de los noventas, junto con un grupo de vecinos del campo colaboré en las representaciones de la Pasión con la que recorrimos algunos pueblos de la provincia con gran éxito. Era un bello y serio espectáculo que conmovía al espectador. Pero después de varios años se dejó de hacer. De él disfrutaron muchos conileños las noches de Lunes Santo que desde entonces siguen vacía esperando que alguien tome de nuevo la antorcha.
A mediados de los años noventa regulé los encuentros entre los saeteros y los titulares de las Hermandades en punto estratégicos del recorrido procesional para darle más brillantez a éstos. En la salida de la Parroquia, en la plaza de España, en la Puerta Cai, en la bajada de la calle del Peñón o en la calle San José. Espectaculares los saeteros y saeteras conileños. En honor a los saeteros el poema que escribí el Jueves Santo de 2003.
Noche de luna llena.
Noche de pasión.
Jesús viene con su cruz
bajando por la calle del Peñón.
La luz de las farolas
nos muestra su cara
entristecida, llorosa,
dolorida y ensangrentada.
Túnica morada cubre los moratones
que con infames latigazos
en su cuerpo grabaron
los soldados romanos.
La gente lo mira en silencio
y desde un balcón
Manuela y Diego su saeta
le cantan con amor.
Detrás le sigue María
llorando de dolor
porque no puede salvar
a su único y gran amor.
La banda del Gastor acompaña su pena
con marchas de intenso color
y de nuevo en el balcón
rompe la noche una voz.
En la Puerta Cai,
barrio de pescadores,
como si fueran las olas,
frente al mar, lo mecen los cargadores,
mientras Salvador y José,
mano a mano, con devoción,
al hijo y a la madre,
cantan sus saetas con ilusión.
De una garganta escapa
un grito de admiración
que arranca los aplausos
al terminar la interpretación.
En la Plaza de España
cara a cara se encuentran
María y Jesús ante la multitud
que con gran atención observa.
De nuevo la luna llena
oye las voces sonar
de José, Diego y Salvador
acompañándoles en su penar.
Noche de luna llena
con un ligero airecillo.
Noche de dolor y pasión
que emociona hasta a los chiquillos.
En los últimos tres años he exaltado la saeta, oración hecha canto, en el Cine Moreno, la mañana del Domingo de Ramos, en un acto organizado por el Hogar del Pensionista, donde nuestros veteranos y magníficos saeteros nos emocionan con sus cantos.
Esto es el ayer. En el hoy aquí estoy en esta Parroquia de Santa Catalina para presentar el cartel que abre otra de las puertas de la Semana Santa conileña 2011.
En el mañana mis vínculos con la Semana Santa continuarán porque, como creyente, creo en el mensaje de esperanza que me transmite la muerte y, sobre todo, la resurrección de Jesús de Nazaret.
La sangre que del madero cayó
mi alma soñadora liberó
y de guía me sirvió
para soportar este mundo maravilloso,
egoísta, hipócrita y mentiroso.
III.- DESCRIPCIÓN DEL CARTEL-
Después de esta breve reflexión sobre mi vinculación a la Semana de Pasión creo que es el momento de hablar del cartel, que para eso estoy hoy aquí, y para hablar de la Hermandad a la que este año está dedicado, la del Lignum Crucis Cristo Marinero, Santo Cristo del Perdón, sin olvidar a las otras Hermandades que desfilan en nuestra Semana Santa.
Lentamente el Cristo Marinero,
lentamente,
en la oscuridad de la noche,
en la oscuridad,
recorre las calles conileñas,
deteniéndose en cada estación,
deteniéndose,
y rompiendo el silencio
con un rezo profundo,
profundo.
El cartel de este año representa al Cristo Marinero, con la belleza de la muerte reflejada en su rostro, dando la espalda a la recién remodelada antigua iglesia de Santa Catalina, sostenido por dos hermanos totalmente de negro, alumbrados por un farol. La foto es del joven conileño Antonio González.
No ve el Cristo Marinero,
la puerta Cai,
ni las calles de su barrio de pescadores,
están cerrados sus ojos,
la vida lo ha abandonado.
(Se descubre el cartel)
La Hermandad del Lignum Crucis, fundada en 1976, año en el que recorrió las calles conileñas con el Cristo de la Buena Muerte, procesiona el Martes Santo, tiene 230 hermanos, es una Hermandad, sin trono, sin flores, sin luces, regida en la actualidad por un grupo de animosas mujeres.
El Cristo, bendecido en Abril de 1977, por el párroco D. Mateo Silva Romero, es portado, durante el desfile procesional, por tres hermanos de la Hermandad. A lo largo de su recorrido realiza las quince estaciones del Vía Crucis, en un silencio sólo roto por el rezo del santo rosario. Impresiona ver el cortejo descender por algunas calles conileñas con el monótono murmullo de la oración.
IV.- DIÁLOGO CON EL CRISTO MARINERO.
Aunque de vez en cuando hablamos Tú y yo de lo injusto de este mundo y de la suerte que tuve de haber nacido en la bella Andalucía y junto al mar. De la suerte que he tenido por tener un trabajo estable y una gran familia cuando otros muchos no tienen ni lo uno ni lo otro. Hoy que estoy hablando de ti en tu casa, me siento algo incómodo porque además no me gusta verte ensangrentado y muerto. Prefiero recordarte en los momentos felices de tu entrada triunfal en Jerusalén o en la Cena con tus amigos, o cuando charlabas con el pueblo y les contabas tus historias tratando de convencerles que el amor hay que darlo en abundancia a todos los que nos rodean. Pero que difícil es eso Jesús, que difícil. Tú eres un Cristo de Perdón que pese a todo el daño que te habían hecho supiste perdonar y sigues perdonándonos. Sé que aunque tu cuerpo ya no tiene vida me escuchas y por eso yo te pido por todos tus hijos de Conil y del mundo. Pon fin a las guerras, al hambre, a la envidia y al egoísmo. Sé qué Tú puedes. Insufla en los hombres el amor. Olvida nuestras ofensas que son muchas y no deje que la sonrisa de los niños se apague. Vuélvenos niños porque sé que te gustaba que ellos se te acercaran. Podría estar hablando contigo horas y horas pero en fin Jesús otro día seguiremos nuestra charla, en la intimidad de mi casa, pues me quedan muchas cosas que comentar contigo pero no quiero cansar con mis cosas a estos buenos amigos que me están escuchando. Seguiremos en contacto.
V.- LAS HERMANDADES CONILEÑAS.
El cartel que acabo de presentar promociona la Semana Santa de Conil. Semana que como dije al principio se va completando. A las dos veteranas El Santo Entierro, que hace su salida procesional el Viernes Santo, y el Nazareno, que desfila el Jueves Santos, que son del siglo XVII, se unieron en los años setenta del siglo XX El Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Amargura, que sale el Miércoles Santos y el Lignum Crucis que hace estación de penitencia el Martes Santos. Ya casi a finales del siglo veinte se fundó La Borriquita, que procesiona el Domingo de Ramos y el año pasado los Resucitados que desfilan el Domingo de Resurrección. Que el Cristo del Perdón aleje la lluvia para que todas las Hermandades luzcan en su máximo esplendor esta Semana Santa abrileña.
La Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Amor en su entrada en Jerusalén y María Santísima de la Paz y Esperanza abrirá el Domingo de Ramos los desfiles procesionales, saliendo desde la Parroquia de Santa Catalina
Cántale por bulerías
a nuestro Señor de la Paz
que triunfalmente entró
el domingo de Ramos
en la bella Jerusalén.
El Martes Santos el Lignum Crucis llevará a cabo el Vía Crucis saliendo desde la capilla del Espíritu Santo.
Cántale por martinetes
al Cristo Marinero,
sin interrumpir el rezo
del piadoso penitente.
El Miércoles Santo serán El Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Amargura quienes recorrerán las calles de Conil, saliendo de la Parroquia de Santa Catalina.
Cántale por soleá
al Cristo de la Buena Muerte
y a su amantísima madre
la virgen de la Amargura.
El Jueves Santo, de la capilla del Jesús, saldrán El Nazareno y la Virgen de los Dolores.
Cántale por siguiriyas
al Nazareno del Amor
que en su espalda dolorida
porta con mucho dolor
un tosco y pesado madero.
El Santo Entierro y Nuestra Señora de la Soledad desfilan el Viernes Santo, saliendo desde la Parroquia de Santa Catalina.
Cántale por toná
al Jesús yacente y muerto
que dentro de tres días
de entre los muertos resucitará
Desde el año pasado la Semana Santa la cierra los Cristos Resucitados. Uno sale de la Parroquia de Santa Catalina y el otro de la Parroquia de Fátima.
Cántale por Alegrías
a Jesús resucitado
que de la muerte escapó
para darnos eterna vida.
VI.- REFLEXIONES FINALES
La Semana Santa no debería ser motivo de tristeza para los creyentes y no lo debería ser porque en ella está la esperanza para ellos en una vida eterna después de la muerte. Además en la Semana de Pasión hay importantes mensajes, para mí, que quiero mostraros antes de terminar esta presentación. De la euforia y la alegría de la entrada de Jesús en Jerusalén pasamos a la unánime condena por un pueblo vociferante que le condena a muerte dejando libre a un peligroso criminal. ¡Qué fácilmente se manipula a la masa! De la valentía de Pedro en el Huerto de los Olivos a su cobardía cuando niega hasta tres veces a Jesús. ¡Cuánta importancia le damos a veces a la vida! De la envidia de Judas a su desesperación por la traición realizada. ¡Cuántas veces traicionamos nuestras ideas y a nuestros amigos por un puñado de monedas! De la humildad de Jesús al lavar a sus discípulos los pies en la Cena a su orgulloso enfrentamiento con sus agresores en el Huerto. ¡Qué difícil es no rebelarse contra las injusticias! De las dudas de Pilatos a su indiferencia cuando ve que su estatus puede peligrar. ¡Qué miedo tenemos de mantener nuestros criterios cuando podemos perder lo que tenemos! De la rebeldía de Jesús en el Huerto a la resignación de su destino cuando es llevado a la cruz como un criminal. ¡Qué complicado es aceptar nuestro destino si este se tuerce! Del odio a la crueldad de los soldados romanos. ¡Cómo es posible que se pueda tratar así a un semejante aunque sea el peor de los asesinos! Del sufrimiento en la cruz al perdón de sus enemigos momentos antes de su muerte. ¡Qué difícil es perdonar a los que nos perjudican y traicionan! De la pena de la muerte a la alegría de la resurrección que nos abre las puertas de la eternidad. ¡Pero qué duro es morir! Del amor a su madre al amor a sus enemigos. Amar vale la pena ¡pero qué duro es amar a los enemigos!
Estos son algunos de los mensajes que yo veo en la Pasión. Reflexionemos en ellos.
Reflexionamos también contemplando el bello cartel del Cristo Marinero, del Lignum Crucis, que nos anima a pensar que todos somos iguales ante la muerte y que tras ella hay toda una eternidad.
VII.- DESPEDIDA
Y para finalizar, este poeta que no sabe cantar, dirá una oración, una saeta recitada, escrita por José Puchirichi, a ese Cristo Marinero, del Lignum Crucis, que desde un cartel nos invita a la Semana Santa conileña 2011.
Con esa faz que mira al suelo
porque vida no te queda
dime Tú Padre Jesús
cuántos tienen que morir
para que cesen las guerras.
En esta noche Señor
quiero buscar y encontrarte
no quiero nunca perderte
que seas mi luz y mi guía
Cristo que perdona en la muerte.
JOSÉ LUIS RUBIO
CONIL A 20 DE MARZO DE 2011
domingo, 20 de marzo de 2011
POEMA
Móvil, crueldad sutil.
Sé, que eres tú
el que ha llamado
y que esperas mi respuesta,
respuesta que yo,
no te voy a dar.
Mi respuesta te daría
si te considerara a ti,
y mi silencio, que no.
Así demuestro
mi denostar hacía ti,
hacía tu persona,
persona
a la que yo quiero herir.
Y, en tu esperar sufrirás
el despreció que te di,
al a tu llamada,
ni responder ni acudir.
Ahora
ya no hace falta que coma
pues saciada yo ya estoy,
saciada
de mi crueldad sutil.
Pudiera ser.
Autor: Julio Guzmán Sanchis.
Sé, que eres tú
el que ha llamado
y que esperas mi respuesta,
respuesta que yo,
no te voy a dar.
Mi respuesta te daría
si te considerara a ti,
y mi silencio, que no.
Así demuestro
mi denostar hacía ti,
hacía tu persona,
persona
a la que yo quiero herir.
Y, en tu esperar sufrirás
el despreció que te di,
al a tu llamada,
ni responder ni acudir.
Ahora
ya no hace falta que coma
pues saciada yo ya estoy,
saciada
de mi crueldad sutil.
Pudiera ser.
Autor: Julio Guzmán Sanchis.
sábado, 19 de marzo de 2011
Escrito
AQUELLAS PUTAS DE LORA
Por Juan Cervera Sanchís
Entre los recuerdos de mi infancia y adolescencia, en Lora, tengo muy presente, aunque parezca raro, el de las putas. Las putas, al inicio de nuestra pubertad, adquirieron un imperioso protagonismo. Tenían para nosotros una aureola fantástica y cuando oíamos hablar a algunos adultos de las casas de putas, había en Lora varias muy famosas, ardíamos en deseos de conocerlas.
La verdad es que desde muy joven las conocimos y fue para nosotros un tanto fabuloso. Las casas de putas eran lugares muy divertidos, tenían la magia de lo prohibido y un cierto aire de libertad, aunque en realidad, como ocurre con el alcohol y las drogas, fueran, en el fondo de la cuestión, un espejismo más, de tantos con los que la vida suele jugar con nosotros.
No obstante, en aquel círculo cerrado de aquella Lora, donde masturbarse era pecado, según los curas, al parecer enemistados con la alegría natural de la vida, las putas, contra los prejuicios imperantes en aquella sombría sociedad, representaban la libérrima alegría de vivir y, en cierta manera, eran las verdaderas enviadas de Dios, es decir, del verdadero Dios, el creador de la vida con todas sus consecuencias.
Desde entonces experimenté una simpatía y respeto especial por las putas, pues hasta donde las conocí y las conozco, me merecieron siempre un profundo respeto. Sin duda mucho más respeto que el que podía sentir por los curas o los guardias civiles.
Es por eso que después de tantos años transcurridos me he propuesto aquí y ahora rendirles un homenaje a aquellas putas de Lora, a las que pocos recordarán, ya que yo sepa no tienen una calle o una plazoleta a su nombre y menos una estatua en nuestro querido y entrañable pueblo: Lora del Río.
Tampoco recuerdo que nuestros historiadores hayan escrito sobre ellas. Ellas, nuestras notables y preciosas putas, permanecen en los subterráneos del olvido, lo que no es justo.
Vivas en mi memoria, contra quienes por nada del mundo quisieran recordarlas, permítanme a mí, ya que hoy sí hay libertad de expresión y de pluma en nuestro pueblo, eso quiero creer, al igual que en toda España, recordar a algunas de aquellas putas y las casas en que trabajaron y regentaron.
Entre ellas, se me viene a la memoria, hablando de regentas La Vicentilla, una dama de tez morena, vivaracha, y de regio carácter, dueña del Bar Candil, que se encontraba a la salida de Lora por la carretera de Alcolea.
El Bar Candil era un lugar divertido, donde había siempre una docena de amables muchachas y, a más de poder departir con ellas un botellín de aguardiente, se podía bailar una pieza musical bajo las notas del acordeón de El Sándalo, el músico del planta y protegido de La Vicentilla, a la que yo le doy desde ahora el título de Doña,
pues poseía, en puridad a la verdad, valiosos dones humanos.
Otra casa de putas, y de mayor categoría que El Bar Candil, era la de La Pizota, una matrona de piel blanca y sonrosada, y algo pasada de peso.
Esta casa, como la de La Bizca, y la de Mercedes estaban en El Llano, frente a la vía del ferrocarril. La Bizca era muy alegre y de trato cordialísimo. Mercedes, blanca como el armiño y de pelo rubio como el trigo maduro, era un alma bella.
Con ella se podía hablar de las cosas de la vida y del arte. Gran señora, en verdad, rebosaba sentimiento y finura. Cantaba desgarradoramente por soleares. Era una artista, en el sentido esencial de la palabra, no como hoy que se le llama artista a cualquiera, en desprestigio de tan hermosa vocablo.
Mercedes grabó en mi mente la letra de un cante, por soleares, que jamás escuché cantar a nadie si no a ella y que jamás podré olvidar. Dice:
“Entoavía guarda mi cama/ el joyito que ella dejó,/ la jorquiyita de su pelo/ y er peine que la peinó”
Desde la primera vez que la escuché cantar me estremecí de pies a cabeza y creció mi respeto y admiración por ella y, en general, por las putas, aquellas mujeres, obligadas por los avatares de la vida, a ejercer una profesión, que nada tenía, ni tiene, de vocacional, sino más bien de encerrona fatalista, para la que había que tener una voluntad de hierro y mucho más valor y arte que el más grande los toreros, aunque sin la recompensa económica y gloriosa que esta otra profesión tiene para quienes la ejercen con arte y valor.
Las putas jamás cortarán las orejas de los animales que lidian y mucho menos las patas y el rabo o las “pichas” de su variopinta clientela. Nunca pues contarán con un público que les brinde sus óles y el frenesí de sus aplausos.
Me acuerdo con el corazón en los labios, y rebosante de gratitud, de aquellas putas de Lora, aunque muy pocas de ellas eran loreñas, ya que la putería tenía, y sigue teniendo, en todas partes, un aire de extranjería y cosmopolitismo globalizador en su desenraizadas y sufridas entrañas.
Vaya aquí y ahora, aunque tarde y a destiempo, este humilde y breve homenaje inesperado, pero más que merecido, a aquellas putas de Lora, que olían a dolor y resaca de posguerra y a dictadura inmisericorde.
Por Juan Cervera Sanchís
Entre los recuerdos de mi infancia y adolescencia, en Lora, tengo muy presente, aunque parezca raro, el de las putas. Las putas, al inicio de nuestra pubertad, adquirieron un imperioso protagonismo. Tenían para nosotros una aureola fantástica y cuando oíamos hablar a algunos adultos de las casas de putas, había en Lora varias muy famosas, ardíamos en deseos de conocerlas.
La verdad es que desde muy joven las conocimos y fue para nosotros un tanto fabuloso. Las casas de putas eran lugares muy divertidos, tenían la magia de lo prohibido y un cierto aire de libertad, aunque en realidad, como ocurre con el alcohol y las drogas, fueran, en el fondo de la cuestión, un espejismo más, de tantos con los que la vida suele jugar con nosotros.
No obstante, en aquel círculo cerrado de aquella Lora, donde masturbarse era pecado, según los curas, al parecer enemistados con la alegría natural de la vida, las putas, contra los prejuicios imperantes en aquella sombría sociedad, representaban la libérrima alegría de vivir y, en cierta manera, eran las verdaderas enviadas de Dios, es decir, del verdadero Dios, el creador de la vida con todas sus consecuencias.
Desde entonces experimenté una simpatía y respeto especial por las putas, pues hasta donde las conocí y las conozco, me merecieron siempre un profundo respeto. Sin duda mucho más respeto que el que podía sentir por los curas o los guardias civiles.
Es por eso que después de tantos años transcurridos me he propuesto aquí y ahora rendirles un homenaje a aquellas putas de Lora, a las que pocos recordarán, ya que yo sepa no tienen una calle o una plazoleta a su nombre y menos una estatua en nuestro querido y entrañable pueblo: Lora del Río.
Tampoco recuerdo que nuestros historiadores hayan escrito sobre ellas. Ellas, nuestras notables y preciosas putas, permanecen en los subterráneos del olvido, lo que no es justo.
Vivas en mi memoria, contra quienes por nada del mundo quisieran recordarlas, permítanme a mí, ya que hoy sí hay libertad de expresión y de pluma en nuestro pueblo, eso quiero creer, al igual que en toda España, recordar a algunas de aquellas putas y las casas en que trabajaron y regentaron.
Entre ellas, se me viene a la memoria, hablando de regentas La Vicentilla, una dama de tez morena, vivaracha, y de regio carácter, dueña del Bar Candil, que se encontraba a la salida de Lora por la carretera de Alcolea.
El Bar Candil era un lugar divertido, donde había siempre una docena de amables muchachas y, a más de poder departir con ellas un botellín de aguardiente, se podía bailar una pieza musical bajo las notas del acordeón de El Sándalo, el músico del planta y protegido de La Vicentilla, a la que yo le doy desde ahora el título de Doña,
pues poseía, en puridad a la verdad, valiosos dones humanos.
Otra casa de putas, y de mayor categoría que El Bar Candil, era la de La Pizota, una matrona de piel blanca y sonrosada, y algo pasada de peso.
Esta casa, como la de La Bizca, y la de Mercedes estaban en El Llano, frente a la vía del ferrocarril. La Bizca era muy alegre y de trato cordialísimo. Mercedes, blanca como el armiño y de pelo rubio como el trigo maduro, era un alma bella.
Con ella se podía hablar de las cosas de la vida y del arte. Gran señora, en verdad, rebosaba sentimiento y finura. Cantaba desgarradoramente por soleares. Era una artista, en el sentido esencial de la palabra, no como hoy que se le llama artista a cualquiera, en desprestigio de tan hermosa vocablo.
Mercedes grabó en mi mente la letra de un cante, por soleares, que jamás escuché cantar a nadie si no a ella y que jamás podré olvidar. Dice:
“Entoavía guarda mi cama/ el joyito que ella dejó,/ la jorquiyita de su pelo/ y er peine que la peinó”
Desde la primera vez que la escuché cantar me estremecí de pies a cabeza y creció mi respeto y admiración por ella y, en general, por las putas, aquellas mujeres, obligadas por los avatares de la vida, a ejercer una profesión, que nada tenía, ni tiene, de vocacional, sino más bien de encerrona fatalista, para la que había que tener una voluntad de hierro y mucho más valor y arte que el más grande los toreros, aunque sin la recompensa económica y gloriosa que esta otra profesión tiene para quienes la ejercen con arte y valor.
Las putas jamás cortarán las orejas de los animales que lidian y mucho menos las patas y el rabo o las “pichas” de su variopinta clientela. Nunca pues contarán con un público que les brinde sus óles y el frenesí de sus aplausos.
Me acuerdo con el corazón en los labios, y rebosante de gratitud, de aquellas putas de Lora, aunque muy pocas de ellas eran loreñas, ya que la putería tenía, y sigue teniendo, en todas partes, un aire de extranjería y cosmopolitismo globalizador en su desenraizadas y sufridas entrañas.
Vaya aquí y ahora, aunque tarde y a destiempo, este humilde y breve homenaje inesperado, pero más que merecido, a aquellas putas de Lora, que olían a dolor y resaca de posguerra y a dictadura inmisericorde.
POEMAS
LLORABAN
Lloraban las galaxias
estrellas malheridas.
Los universos tristes
se hundían en la nostalgia
de un pasado soñado y sin retorno.
Yo seguía escribiendo en el viejo café
al paso de mi vida, tan segura
y consciente de mi muerte.
Seguía yo escribiendo al olor del café,
al sabor del café, y pensando y pensado,
vida mía, mi vida, sentidamente en ti.
En ti, mi amor, en ti y en nadie más.
Las galaxias seguían y seguían,
y seguían llorando, ay, llorando
estrellas malheridas y yo,
pobre hombre muy pobre,
lloraba simples lágrimas
a solas con mi sola soledad.
LA PENA
Dime si valió la pena,
la pena, vida, la pena.
¿Valió o no valió la pena?
Dime, dime, dímelo.
Dime si valió la pena,
la pena, vida, la pena.
Dime, dime si valió.
Dime si valió la pena
que naciéramos tú y yo.
Valió la pena, la pena
y, con la pena, valió,
vida mía, la alegría
que naciéramos tú y yo.
BUENAS NOTICIAS
Buenas noticias, buenas,
buenísimas noticias:
mi corazón te ama,
me ama tu corazón
y el amor crece y crece
en el joven poema
vivo de la galaxia.
El amor, el amor,
el amor crece y reina
y es amor la galaxia
y tú y yo, vida mía,
somos amor, amor,
y únicamente amor.
Sí, buenas noticias, buenas,
buenísimas noticias.
Mi corazón... Tú corazón...
Las noticias, estas noticias,
de amorosas caricias coronadas,
jamás nunca jamás
se escucharán, loado sea,
en las acicaladas retahílas
que llaman noticiarios
en la TV, entre otras artimañas.
Estas buenas noticias
quedarán para siempre,
tal como debe ser,
feliz y bellamente custodiadas
por nosotros, mi amor,
y nadie y nadie más.
JUAN CERVERA SANCHIS
Lloraban las galaxias
estrellas malheridas.
Los universos tristes
se hundían en la nostalgia
de un pasado soñado y sin retorno.
Yo seguía escribiendo en el viejo café
al paso de mi vida, tan segura
y consciente de mi muerte.
Seguía yo escribiendo al olor del café,
al sabor del café, y pensando y pensado,
vida mía, mi vida, sentidamente en ti.
En ti, mi amor, en ti y en nadie más.
Las galaxias seguían y seguían,
y seguían llorando, ay, llorando
estrellas malheridas y yo,
pobre hombre muy pobre,
lloraba simples lágrimas
a solas con mi sola soledad.
LA PENA
Dime si valió la pena,
la pena, vida, la pena.
¿Valió o no valió la pena?
Dime, dime, dímelo.
Dime si valió la pena,
la pena, vida, la pena.
Dime, dime si valió.
Dime si valió la pena
que naciéramos tú y yo.
Valió la pena, la pena
y, con la pena, valió,
vida mía, la alegría
que naciéramos tú y yo.
BUENAS NOTICIAS
Buenas noticias, buenas,
buenísimas noticias:
mi corazón te ama,
me ama tu corazón
y el amor crece y crece
en el joven poema
vivo de la galaxia.
El amor, el amor,
el amor crece y reina
y es amor la galaxia
y tú y yo, vida mía,
somos amor, amor,
y únicamente amor.
Sí, buenas noticias, buenas,
buenísimas noticias.
Mi corazón... Tú corazón...
Las noticias, estas noticias,
de amorosas caricias coronadas,
jamás nunca jamás
se escucharán, loado sea,
en las acicaladas retahílas
que llaman noticiarios
en la TV, entre otras artimañas.
Estas buenas noticias
quedarán para siempre,
tal como debe ser,
feliz y bellamente custodiadas
por nosotros, mi amor,
y nadie y nadie más.
JUAN CERVERA SANCHIS
jueves, 17 de marzo de 2011
POEMA
LA ÚLTIMA PALABRA
Y pasó el tiempo
y, como siempre, el tiempo,
dijo la última palabra.
Máscaras y antifaces
rodaron por los suelos.
No rojos de vergüenza,
porque carecen de ella,
los farsantes, quedaron
por completo descubiertos.
Triunfante, la verdad,
por fin se impuso.
Sin embargo, el mal
ya estaba hecho
y, la verdad sea dicha,
apenas si alcanzó,
en resumen de cuentas,
para un triste consuelo.
No, no, no esperemos, amigos,
que pase y venga el tiempo
a decirnos la última palabra,
luchemos, sí, luchemos
porque surja y se diga,
la última palabra, aquí y ahora.
JUAN CERVERA SANCHIS
Y pasó el tiempo
y, como siempre, el tiempo,
dijo la última palabra.
Máscaras y antifaces
rodaron por los suelos.
No rojos de vergüenza,
porque carecen de ella,
los farsantes, quedaron
por completo descubiertos.
Triunfante, la verdad,
por fin se impuso.
Sin embargo, el mal
ya estaba hecho
y, la verdad sea dicha,
apenas si alcanzó,
en resumen de cuentas,
para un triste consuelo.
No, no, no esperemos, amigos,
que pase y venga el tiempo
a decirnos la última palabra,
luchemos, sí, luchemos
porque surja y se diga,
la última palabra, aquí y ahora.
JUAN CERVERA SANCHIS
miércoles, 16 de marzo de 2011
POEMA
Kafkiano.
Cinco
uno de tantos números eres,
desde el cero
hasta el nueve,
un número igual que todos:
mas tú tienes cinco
algo que los demás
no tienen.
Y es,
que estás
entre el seis y el cuatro:
al uno tú lo antecedes
y al otro tú lo precedes,
y que sin ellos tú,
dejarías de ser cinco.
Autor: Julio Guzmán Sanchis.
Cinco
uno de tantos números eres,
desde el cero
hasta el nueve,
un número igual que todos:
mas tú tienes cinco
algo que los demás
no tienen.
Y es,
que estás
entre el seis y el cuatro:
al uno tú lo antecedes
y al otro tú lo precedes,
y que sin ellos tú,
dejarías de ser cinco.
Autor: Julio Guzmán Sanchis.
POEMAS
NUEVOS HAIKUS
Árboles. Sombras.
Pájaros en revuelo.
Nubes que lloran.
Viste la lluvia
las húmedas laderas
de flores rubias.
La lluvia empaña
los temblantes cristales
de la ventana.
La lluvia juega
con los sueños del aire.
Collar de perlas.
Las nubes pasan
malheridas de adioses
y mudas lágrimas.
Sueltan las ramas
del naranjo dormido
gotas sonámbulas.
La lluvia sigue,
sigue y sigue y no cesa.
Mi pluma escribe.
Un colibrí
reaviva la esperanza
en el jardín.
Veo llover,
amor, pensando en ti.
Vuelvo a nacer.
La lluvia insiste.
Sigue y sigue insistiendo.
Mi amor persiste.
De pronto siento
que tú y yo somos lluvia
y tierra y cielo.
Somos tú y yo
lluvia que canta y vive
sembrando amor.
LA ESENCIA
La esencia de la Creación
con Dios al frente, es lo incierto.
Nada es más cierto en verdad
que lo incierto ciertamente.
La certidumbre no es más,
creamos lo que creamos,
que un espejismo fugaz.
ERA UNA LUNA
Era una luna de seda,
de lino y de terciopelo,
de suaves suavidades
y acariciantes anhelos.
Era una luna de encajes,
de briznas y leves velos,
de entrecortados adioses
y de insinuantes besos.
Era una luna de aire
y de imperceptibles sueños,
con alma niña de agua
y espíritu azul de espejo.
Era una luna de vino
y embriagantes sentimientos,
una luna en flor de luna
y aromada de misterio.
Era una luna, la luna
alta de mi amor primero,
aquella luna, la luna
de mis más bellos recuerdos.
JUAN CERVERA SANCHIS
Árboles. Sombras.
Pájaros en revuelo.
Nubes que lloran.
Viste la lluvia
las húmedas laderas
de flores rubias.
La lluvia empaña
los temblantes cristales
de la ventana.
La lluvia juega
con los sueños del aire.
Collar de perlas.
Las nubes pasan
malheridas de adioses
y mudas lágrimas.
Sueltan las ramas
del naranjo dormido
gotas sonámbulas.
La lluvia sigue,
sigue y sigue y no cesa.
Mi pluma escribe.
Un colibrí
reaviva la esperanza
en el jardín.
Veo llover,
amor, pensando en ti.
Vuelvo a nacer.
La lluvia insiste.
Sigue y sigue insistiendo.
Mi amor persiste.
De pronto siento
que tú y yo somos lluvia
y tierra y cielo.
Somos tú y yo
lluvia que canta y vive
sembrando amor.
LA ESENCIA
La esencia de la Creación
con Dios al frente, es lo incierto.
Nada es más cierto en verdad
que lo incierto ciertamente.
La certidumbre no es más,
creamos lo que creamos,
que un espejismo fugaz.
ERA UNA LUNA
Era una luna de seda,
de lino y de terciopelo,
de suaves suavidades
y acariciantes anhelos.
Era una luna de encajes,
de briznas y leves velos,
de entrecortados adioses
y de insinuantes besos.
Era una luna de aire
y de imperceptibles sueños,
con alma niña de agua
y espíritu azul de espejo.
Era una luna de vino
y embriagantes sentimientos,
una luna en flor de luna
y aromada de misterio.
Era una luna, la luna
alta de mi amor primero,
aquella luna, la luna
de mis más bellos recuerdos.
JUAN CERVERA SANCHIS
domingo, 13 de marzo de 2011
DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA
El próximo miércoles 16, de Marzo, es el Día Mundial de la Poesía. Compartamos este día por una poesía que renazca en los otros; por una cultura que sume posibilidades.
Enviarme vuestros versos. Yo os mando éste bello poema de amor.
PIDO DEMASIADO
Quiero que me quieras
queriéndome como nunca.
Quizás pido demasiado
pidiéndote que me quieras.
Sin embargo dame
dándome todo tu sentir
sintiéndote generosamente
generosa de entregarme
entregándome unos besos
cada madrugada silenciosa
silenciosamente mientras vivo
viviendo sin tenerte lejos.
Quiero que me quieras
queriéndome como nunca.
Porque de otra forma acabaré
acabando entre las negras
oscuridades que transforman
transformándome en un solitario
caminante que camina
caminando sin rumbo.
JOSÉ LUIS RUBIO
Enviarme vuestros versos. Yo os mando éste bello poema de amor.
PIDO DEMASIADO
Quiero que me quieras
queriéndome como nunca.
Quizás pido demasiado
pidiéndote que me quieras.
Sin embargo dame
dándome todo tu sentir
sintiéndote generosamente
generosa de entregarme
entregándome unos besos
cada madrugada silenciosa
silenciosamente mientras vivo
viviendo sin tenerte lejos.
Quiero que me quieras
queriéndome como nunca.
Porque de otra forma acabaré
acabando entre las negras
oscuridades que transforman
transformándome en un solitario
caminante que camina
caminando sin rumbo.
JOSÉ LUIS RUBIO
POEMAS
DONDE NUNCA
Donde nunca es siempre y luego
y es antes y es después,
volveremos a encontrarnos,
porque hay mundos, mundos, mundos,
muchos mundos por nacer.
Que tú y yo, mi amor amante,
nos amamos desde antes,
desde mucho y mucho antes
de este paso triste y breve por la Tierra,
nuestro pequeño planeta.
Donde nunca es siempre y luego
y es antes y es después
nos amaremos de nuevo,
porque para amar volvemos,
mi amor, mi amor, a nacer.
EL FILO
El filo,
el filo,
el filo de la navaja.
El filo,
el filo
rebrillaba y rebrillaba.
¡Ay, cómo rebrillaba el filo,
el filo de la navaja!
Que brillaba y rebrillaba,
el filo,
el filo,
el filo de la navaja.
JUAN CERVERA SANCHIS
Donde nunca es siempre y luego
y es antes y es después,
volveremos a encontrarnos,
porque hay mundos, mundos, mundos,
muchos mundos por nacer.
Que tú y yo, mi amor amante,
nos amamos desde antes,
desde mucho y mucho antes
de este paso triste y breve por la Tierra,
nuestro pequeño planeta.
Donde nunca es siempre y luego
y es antes y es después
nos amaremos de nuevo,
porque para amar volvemos,
mi amor, mi amor, a nacer.
EL FILO
El filo,
el filo,
el filo de la navaja.
El filo,
el filo
rebrillaba y rebrillaba.
¡Ay, cómo rebrillaba el filo,
el filo de la navaja!
Que brillaba y rebrillaba,
el filo,
el filo,
el filo de la navaja.
JUAN CERVERA SANCHIS
sábado, 12 de marzo de 2011
PRESENTACIÓN
PRESENTACIÓN EXPOSICIÓN CON OJO DE MUJER DEL 11 DE MARZO
De nuevo el color del Colectivo invade esta sala. De nuevo unos ojos se ven presos del color. En esta ocasión son ojos de mujer. Ojos que desnudan desnudándose. Ojos que hablan sin palabras. Ojos que miran curiosos a todos lados percibiendo el paso del viento. Ojos que se esconden tras un negro velo. Ojos que ríen pero que a veces no pueden evitar las lágrimas. Ojos que suplican ser liberados de cadenas
que nunca quisieron pero que le fueron colocando unas religiones machistas y una sociedad hipócrita y egoísta.
Yo, sin embargo, me quedo, y me gustaría que todos vosotros también, con esos ojos que ríen, que se enfrentan al mundo con energía, destruyendo todas las cadenas, pasando por encima de hipocresías y mentiras, consiguiendo que todo se vuelva de color verde esperanza.
Recorran esta exposición de las mujeres del Colectivo Conileño de Artistas, con los ojos bien abiertos y seguro que verán que en ellos late otra forma de hacer cultura que nos lleva a nuestro lema: Otra cultura es posible.
Vean señoras y señores, vean y gocen viendo, con ojos sonrientes.
JOSÉ LUIS RUBIO
De nuevo el color del Colectivo invade esta sala. De nuevo unos ojos se ven presos del color. En esta ocasión son ojos de mujer. Ojos que desnudan desnudándose. Ojos que hablan sin palabras. Ojos que miran curiosos a todos lados percibiendo el paso del viento. Ojos que se esconden tras un negro velo. Ojos que ríen pero que a veces no pueden evitar las lágrimas. Ojos que suplican ser liberados de cadenas
que nunca quisieron pero que le fueron colocando unas religiones machistas y una sociedad hipócrita y egoísta.
Yo, sin embargo, me quedo, y me gustaría que todos vosotros también, con esos ojos que ríen, que se enfrentan al mundo con energía, destruyendo todas las cadenas, pasando por encima de hipocresías y mentiras, consiguiendo que todo se vuelva de color verde esperanza.
Recorran esta exposición de las mujeres del Colectivo Conileño de Artistas, con los ojos bien abiertos y seguro que verán que en ellos late otra forma de hacer cultura que nos lleva a nuestro lema: Otra cultura es posible.
Vean señoras y señores, vean y gocen viendo, con ojos sonrientes.
JOSÉ LUIS RUBIO
TALLER LITERARIO
OJOS
Los ojos de un tiburón,
un cocodrilo o una serpiente
no tienen la compasión.
Matan por hambre o para defenderse.
Exclusivamente la compasión
es un rasgo de ser humano.
¿O no?
Los ojos de los hombres
pueden demostrar la compasión,
el amor y una sensibilidad
pero matan por culpa de la religión,
por rabia, por envidia, por ganancia
con una sonrisa en la cara.
Los ojos de los perros
muestran una compasión verdadera.
Saben cuando sus dueños lloran y ríen,
dan su fidelidad sin una recompensa.
Hay veces que es mejor
mirar a los ojos de los perros.
ANNE SAMPSON
OJOS
Los ojos son los espejos del alma. Por ellos se puede ver como se encuentra la persona en ese momento que estás hablando con ella.
Si está triste o alegre. Cuanto odia a una persona; o por lo contrario cuanto es capaz de amar.
Hay personas que nunca miran de frente. De esas personas es mejor no fiarse; ya que de ese modo están diciendo, que no dicen la verdad.
Según una canción popular el color de los ojos también cuenta y dice así.
- Ojos verdes son traidores. Azules son mentirosos, los verdes y acastañados son dulces y verdaderos.
Por último una adivinanza: Dos cristales transparentes tienen agua y no son fuentes
PILAR SÁNCHEZ BARCIA
HAY MIRADAS
Hay miradas
miradas que brillas
que ríen
que acechan
que matan
que aman
que arropan
que hablan.
Hay miradas
miradas que no
dicen nada
porque sus ojos
han olvidado como
volver a hacer brillar
su mirada.
CARMEN PÉREZ MARTELL
DOS OJOS
Dos ojos para ver
dos ojos para llorar
dos ojos para decirte mujer
lo mucho que te quiero.
Dos ojos para advertí
lo poco que tú me quieres
con lo que yo te quiero a ti.
Coquetea ella porque sabe
que sus ojos son dos mares
y la brisa llega a ellos
como le llega a los verdes valles.
Ojos bellos y grandes
de color de cielo estrellado.
Yo me enamoré de ellos
y aún sigo enamorado.
Ojos que siempre los veo
donde quiera que yo esté
porque los tengo en mi mente
y de ellos no me puedo desprender.
Ojos que los míos vieron
y se quedaron prendados.
Que ojos tienes más bonitos mujer
con ellos
yo me perdería una vez y otra vez.
Aquí sigo enamorado
de tu belleza mujer
que más quieres que te quiera
ya no puedo más, mujer.
ANTONIO BASALLOTE
CON OJO DE MUJER
Un hermoso ojo de mujer
me mira, lo miro,
lo grabo, me graba,
con firmeza, entre sus lágrimas
burbujeantes, en donde me divide
en diminutas imágenes difuminadas.
Yo sigo, con mi ojo, cada burbuja
que escapa de ese ojo de mujer
intensamente azul y me pierdo
en su inmensidad, en su fragilidad,
al tiempo que oigo el chisporroteo
de la burbujas en sus pintadas pestañas
que van cayendo por unas mejillas bellas
hacia unos labios rojos de fuego.
JOSÉ LUIS RUBIO
OJOS
Tus ojos te delatan,
delatan tu entusiasmo o tu derrota,
delatan tu calma o tu quietud,
delatan tu alegría o tu tristeza,
delatan tu sorpresa,
esperanza o acritud.
No cierres tus párpados
caídos,
ni niegues la evidencia a los demás.
Aguanta la mirada del que mira
y muestra la verdad.
VIRTUDES ROLDÁN
Los ojos de un tiburón,
un cocodrilo o una serpiente
no tienen la compasión.
Matan por hambre o para defenderse.
Exclusivamente la compasión
es un rasgo de ser humano.
¿O no?
Los ojos de los hombres
pueden demostrar la compasión,
el amor y una sensibilidad
pero matan por culpa de la religión,
por rabia, por envidia, por ganancia
con una sonrisa en la cara.
Los ojos de los perros
muestran una compasión verdadera.
Saben cuando sus dueños lloran y ríen,
dan su fidelidad sin una recompensa.
Hay veces que es mejor
mirar a los ojos de los perros.
ANNE SAMPSON
OJOS
Los ojos son los espejos del alma. Por ellos se puede ver como se encuentra la persona en ese momento que estás hablando con ella.
Si está triste o alegre. Cuanto odia a una persona; o por lo contrario cuanto es capaz de amar.
Hay personas que nunca miran de frente. De esas personas es mejor no fiarse; ya que de ese modo están diciendo, que no dicen la verdad.
Según una canción popular el color de los ojos también cuenta y dice así.
- Ojos verdes son traidores. Azules son mentirosos, los verdes y acastañados son dulces y verdaderos.
Por último una adivinanza: Dos cristales transparentes tienen agua y no son fuentes
PILAR SÁNCHEZ BARCIA
HAY MIRADAS
Hay miradas
miradas que brillas
que ríen
que acechan
que matan
que aman
que arropan
que hablan.
Hay miradas
miradas que no
dicen nada
porque sus ojos
han olvidado como
volver a hacer brillar
su mirada.
CARMEN PÉREZ MARTELL
DOS OJOS
Dos ojos para ver
dos ojos para llorar
dos ojos para decirte mujer
lo mucho que te quiero.
Dos ojos para advertí
lo poco que tú me quieres
con lo que yo te quiero a ti.
Coquetea ella porque sabe
que sus ojos son dos mares
y la brisa llega a ellos
como le llega a los verdes valles.
Ojos bellos y grandes
de color de cielo estrellado.
Yo me enamoré de ellos
y aún sigo enamorado.
Ojos que siempre los veo
donde quiera que yo esté
porque los tengo en mi mente
y de ellos no me puedo desprender.
Ojos que los míos vieron
y se quedaron prendados.
Que ojos tienes más bonitos mujer
con ellos
yo me perdería una vez y otra vez.
Aquí sigo enamorado
de tu belleza mujer
que más quieres que te quiera
ya no puedo más, mujer.
ANTONIO BASALLOTE
CON OJO DE MUJER
Un hermoso ojo de mujer
me mira, lo miro,
lo grabo, me graba,
con firmeza, entre sus lágrimas
burbujeantes, en donde me divide
en diminutas imágenes difuminadas.
Yo sigo, con mi ojo, cada burbuja
que escapa de ese ojo de mujer
intensamente azul y me pierdo
en su inmensidad, en su fragilidad,
al tiempo que oigo el chisporroteo
de la burbujas en sus pintadas pestañas
que van cayendo por unas mejillas bellas
hacia unos labios rojos de fuego.
JOSÉ LUIS RUBIO
OJOS
Tus ojos te delatan,
delatan tu entusiasmo o tu derrota,
delatan tu calma o tu quietud,
delatan tu alegría o tu tristeza,
delatan tu sorpresa,
esperanza o acritud.
No cierres tus párpados
caídos,
ni niegues la evidencia a los demás.
Aguanta la mirada del que mira
y muestra la verdad.
VIRTUDES ROLDÁN
POEMA
ODA PARA LA MUJER Y ESPOSA
Criatura idónea que apacigua mi pena.
¡Como poseerte si te siento ajena!
introversión me causas, cuando de mi te a lejas. Incubo por ello la bacteria inicua que el orgullo deja.
Esteriliza los estambres y le niega el néctar a las abejas.
Tienes idea de lo que es el amor, pero; cuando a ti llegue será tu mente, será tu ser, será el espejo donde nos miramos antes de nacer.
Fue allí donde apreciamos nuestros defectos y virtudes.
En medio de ese entorno crecimos y fuimos uno.
¡Mírame como soy!... luego ámame.
No le coloques vendas a tu corazón, deja libre la razón.
Confié en ti, pues me enseñaste a no dudar de mí.
Abdicar a mis temores me hizo libre para poder amarte y ser este vaso limpio donde recojo gota a gota tu amor.
Sabemos que nacimos para amarnos… es una necesidad apurada por el corazón,
Premeditada por la razón,
Concebida por el alma con antelación.
Conservemos juntos la felicidad.
La proyección a un futuro mejor fue por convenio mutuo nuestra desición.
Sus curvas toboganes de colores a tu tesoro me condujeron.
¡Mujer soñada eres la realidad en la cama!
Recorrí tu cuerpo desnudo con mis manos y tímidas las tuyas le seguían, cual palomas mensajeras se posan sobre las teclas anacaradas del piano, donde ejecutan la más compleja sinfonía.
Saque mil bocetos que mis manos temblorosas dibujaban, más ninguno pudo reflejar, la enorme pasión con que te deseaba.
A solas los dos en nuestra alcoba, devorare tu cuerpo en una noche donde no transcurra el tiempo.
En él he vivido el mejor poema, he besado los versos en tu boca en la cama los desboca.
El amor en tu vientre cristalino y transparente, es oda que a todos enamora.
Cada mañana me despiertas en medio de un jardín, donde la tristeza se confunde y entre canto de aves se diluye.
El cielo sobre nosotros se desploma y con sus estrellas nos arropa.
¡Mujer! Eres el premio con el cual la esperanza, a este pobre hombre finalmente galardona.
josé Agustín pacanchique.
Criatura idónea que apacigua mi pena.
¡Como poseerte si te siento ajena!
introversión me causas, cuando de mi te a lejas. Incubo por ello la bacteria inicua que el orgullo deja.
Esteriliza los estambres y le niega el néctar a las abejas.
Tienes idea de lo que es el amor, pero; cuando a ti llegue será tu mente, será tu ser, será el espejo donde nos miramos antes de nacer.
Fue allí donde apreciamos nuestros defectos y virtudes.
En medio de ese entorno crecimos y fuimos uno.
¡Mírame como soy!... luego ámame.
No le coloques vendas a tu corazón, deja libre la razón.
Confié en ti, pues me enseñaste a no dudar de mí.
Abdicar a mis temores me hizo libre para poder amarte y ser este vaso limpio donde recojo gota a gota tu amor.
Sabemos que nacimos para amarnos… es una necesidad apurada por el corazón,
Premeditada por la razón,
Concebida por el alma con antelación.
Conservemos juntos la felicidad.
La proyección a un futuro mejor fue por convenio mutuo nuestra desición.
Sus curvas toboganes de colores a tu tesoro me condujeron.
¡Mujer soñada eres la realidad en la cama!
Recorrí tu cuerpo desnudo con mis manos y tímidas las tuyas le seguían, cual palomas mensajeras se posan sobre las teclas anacaradas del piano, donde ejecutan la más compleja sinfonía.
Saque mil bocetos que mis manos temblorosas dibujaban, más ninguno pudo reflejar, la enorme pasión con que te deseaba.
A solas los dos en nuestra alcoba, devorare tu cuerpo en una noche donde no transcurra el tiempo.
En él he vivido el mejor poema, he besado los versos en tu boca en la cama los desboca.
El amor en tu vientre cristalino y transparente, es oda que a todos enamora.
Cada mañana me despiertas en medio de un jardín, donde la tristeza se confunde y entre canto de aves se diluye.
El cielo sobre nosotros se desploma y con sus estrellas nos arropa.
¡Mujer! Eres el premio con el cual la esperanza, a este pobre hombre finalmente galardona.
josé Agustín pacanchique.
POEMAS
EL LECHÓN
Desde la antigua Roma ya tú eras,
cuando apenas cumplías una luna de vida,
un manjar delicioso, oh inocente lechón.
Favorito eras tú en la imperiosa mesa
de los emperadores de la gloriosa Roma.
Ya desde entonces fuiste
el plato predilecto de la alta nobleza
y, entre los descendientes de los hijos de Iberia,
antes de nacer tú, nonato todavía,
ya eres arrancado del amoroso vientre de tu madre
para ser transformado en plato apetitoso,
me refiero al lechazo sibarítico.
Que sepa el mundo, sí, que sepa el mundo,
oh inocente lechón, la invaluable deuda
que contigo tenemos contraída
y permíteme pues que ponga por escrito,
y cante y cuente al mundo,
la desnuda verdad de tu breve existencia,
a quien mi especie niega,
con bárbara soberbia y hambre irrefrenable,
el posible mañana.
Nunca, nunca serás, oh inocente lechón,
marrana ni verraco, que lechón morirás,
y aquí lo testifico, para adornar la mesa
y la gula halagar de la humana criatura,
tan dada a cultivar antihazañas sin nombre.
Que nunca, nunca, nunca, jamás nunca,
para colmo y extremo de la extrema desgracia,
experimentarás, oh inocente lechón,
el éxtasis supremo del orgasmo.
EL ORGASMO
No hay otro ser viviente en la galaxia,
oh cerdo hermano amigo,
que goce como tú del vivo goce
que es el sublime gozo del orgasmo.
Eres, sí, cerdo-orgasmo
y eres orgasmo-cerdo,
pues, cerdo hermano amigo,
la intensa intensidad
de tu orgasmo intensísimo
perdura un rapto sumo y celestial
de tiempo hipnótico;
que celeste es tu orgasmo,
como si antiguos dioses
y eléctricas potencias y virtudes solares,
dueñas irrebatibles
de una secreta y sabia voluntad,
aún no descifrada
por la voz de la ciencia de vanguardia,
se pusieran de acuerdo
para llevarte, hermano cerdo, amigo,
a las más altas cumbres del disfrute.
Que como nadie, tú, te extasías en extremo
con el néctar del sexo.
Treinta minutos, sí, que son millardos gloria,
dura tu enamorado y fantástico orgasmo,
placer realmente único que ilumina tu carne;
que da a tu magra carne
un sabor divinal, ya que en sí es divinal
la poesía del orgasmo,
motor-cantor, venero, río y mar
por donde, dicha en vilo, a raudales, circula,
con inmortal pasión e infinita alegría,
la fuente incontenible de la vida.
LA MATANZA
Esa muerte que es vida de los otros
extrema tus chillidos,
hasta el extremo infin de la galaxia,
durante el ritual más que sangriento
de la fiera matanza
que tú, tan intuitivo, presientes
con desesperación desesperada
y miedo sin medida.
Que ese miedo, tu miedo hasta el extremo
del miedo ante la muerte,
en vano esperaría de la criatura humana
la mínima más mínima compasión.
Oh cerdo hermano amigo,
ignoras tú ante el pánico
de la muerte inminente
que aquellos que te están sacrificando
serán tus comensales al banquete
de esa tu muerte-vida
y tú te integrarás integralmente a ellos
y pensarás y sentirás y vivirás con ellos
sus pasiones, sus sueños y su arte y su ciencia.
Cerdo que serás hombre y habrás de ser mujer
y, finalmente, humano
por la vía de la suprema alquimia
y el vivo ritual que es la matanza.
Cerdo que serás niño y muchacho serás
y que serás poeta y soñador,
futbolista, astronauta
y también, cómo no,
terrorista y banquero
y, sin lugar a dudas, soldado y policía,
pues la muerte es la muerte y, caben en la muerte,
tu matanza, que es signo de total transparencia,
y así lo testimonia rotunda y bellamente,
ya que bella y rotunda es siempre la crueldad,
y tú y yo lo sabemos, ya que saber es cruel
y es cruel, muy cruel,
oh amigo hermano cerdo,
la vida que, en el fondo, es siempre muerte,
al igual que la muerte es siempre vida.
Gloria pues cerdo hermano a la matanza.
JUAN CERVERA SANCHIS
Desde la antigua Roma ya tú eras,
cuando apenas cumplías una luna de vida,
un manjar delicioso, oh inocente lechón.
Favorito eras tú en la imperiosa mesa
de los emperadores de la gloriosa Roma.
Ya desde entonces fuiste
el plato predilecto de la alta nobleza
y, entre los descendientes de los hijos de Iberia,
antes de nacer tú, nonato todavía,
ya eres arrancado del amoroso vientre de tu madre
para ser transformado en plato apetitoso,
me refiero al lechazo sibarítico.
Que sepa el mundo, sí, que sepa el mundo,
oh inocente lechón, la invaluable deuda
que contigo tenemos contraída
y permíteme pues que ponga por escrito,
y cante y cuente al mundo,
la desnuda verdad de tu breve existencia,
a quien mi especie niega,
con bárbara soberbia y hambre irrefrenable,
el posible mañana.
Nunca, nunca serás, oh inocente lechón,
marrana ni verraco, que lechón morirás,
y aquí lo testifico, para adornar la mesa
y la gula halagar de la humana criatura,
tan dada a cultivar antihazañas sin nombre.
Que nunca, nunca, nunca, jamás nunca,
para colmo y extremo de la extrema desgracia,
experimentarás, oh inocente lechón,
el éxtasis supremo del orgasmo.
EL ORGASMO
No hay otro ser viviente en la galaxia,
oh cerdo hermano amigo,
que goce como tú del vivo goce
que es el sublime gozo del orgasmo.
Eres, sí, cerdo-orgasmo
y eres orgasmo-cerdo,
pues, cerdo hermano amigo,
la intensa intensidad
de tu orgasmo intensísimo
perdura un rapto sumo y celestial
de tiempo hipnótico;
que celeste es tu orgasmo,
como si antiguos dioses
y eléctricas potencias y virtudes solares,
dueñas irrebatibles
de una secreta y sabia voluntad,
aún no descifrada
por la voz de la ciencia de vanguardia,
se pusieran de acuerdo
para llevarte, hermano cerdo, amigo,
a las más altas cumbres del disfrute.
Que como nadie, tú, te extasías en extremo
con el néctar del sexo.
Treinta minutos, sí, que son millardos gloria,
dura tu enamorado y fantástico orgasmo,
placer realmente único que ilumina tu carne;
que da a tu magra carne
un sabor divinal, ya que en sí es divinal
la poesía del orgasmo,
motor-cantor, venero, río y mar
por donde, dicha en vilo, a raudales, circula,
con inmortal pasión e infinita alegría,
la fuente incontenible de la vida.
LA MATANZA
Esa muerte que es vida de los otros
extrema tus chillidos,
hasta el extremo infin de la galaxia,
durante el ritual más que sangriento
de la fiera matanza
que tú, tan intuitivo, presientes
con desesperación desesperada
y miedo sin medida.
Que ese miedo, tu miedo hasta el extremo
del miedo ante la muerte,
en vano esperaría de la criatura humana
la mínima más mínima compasión.
Oh cerdo hermano amigo,
ignoras tú ante el pánico
de la muerte inminente
que aquellos que te están sacrificando
serán tus comensales al banquete
de esa tu muerte-vida
y tú te integrarás integralmente a ellos
y pensarás y sentirás y vivirás con ellos
sus pasiones, sus sueños y su arte y su ciencia.
Cerdo que serás hombre y habrás de ser mujer
y, finalmente, humano
por la vía de la suprema alquimia
y el vivo ritual que es la matanza.
Cerdo que serás niño y muchacho serás
y que serás poeta y soñador,
futbolista, astronauta
y también, cómo no,
terrorista y banquero
y, sin lugar a dudas, soldado y policía,
pues la muerte es la muerte y, caben en la muerte,
tu matanza, que es signo de total transparencia,
y así lo testimonia rotunda y bellamente,
ya que bella y rotunda es siempre la crueldad,
y tú y yo lo sabemos, ya que saber es cruel
y es cruel, muy cruel,
oh amigo hermano cerdo,
la vida que, en el fondo, es siempre muerte,
al igual que la muerte es siempre vida.
Gloria pues cerdo hermano a la matanza.
JUAN CERVERA SANCHIS
sábado, 5 de marzo de 2011
TALLER LITERARIO
ESPEJO
Quiso ver su rostro en el espejo,
acercando su imagen al cristal.,
Jugó con su imagen reflejada,
y descubrió a otro que no es él.
Sus manos se posaron en sus manos,
su nariz pegada a su nariz,
sus ojos clavados en los suyos,
sintiendo el frío cristal en su nariz.
La proximidad de un cuerpo sobre otro
distorsiona la imagen a percibir.
Su rostro no es su rostro,
su cuerpo ya no es él,
su tiempo ya pasado lo delata,
ajeno a su manera de sentir.
VIRTUDES ROLDÁN
ESPEJO
El espejo testigo mudo y sordo de todo lo que se pone delante de él.
¡Ay si éste hablara!
Que de discordias se oirían cada instante en todos los rincones de este planeta y cristales rotos.
Sería un buen negocio para los cristaleros. Bueno esto no puede ser.
Quien no se ha mirado en un espejo, éste nos refleja tal como somos por fuera.
Yo recuerdo que cuando era joven tenía el pelo negro como la barba.
Ahora blanca y la piel con más arrugas.
El espejo no engaña nos hace una fotocopia, no esperamos milagros de él.
ANTONIO BASALLOTE
EL ESPEJO
El espejo tiene múltiples posibilidades y hay muchas clases de espejos.
En todas las casas suele haber más de uno. Los más frecuentes: el del baño que sirve para asearnos, el grande en el dormitorio para ver si vamos bien vestidos o nos hemos abrochado mal la camisa.
Luego hay un espejo precioso el “MAR”. Cuando luce sol sobre el agua tranquila el brillo de este espejo plateado unas veces, o dorado otras. Es maravilloso por otra parte cuando el cielo está nublado y hace viento, el mar se encrespa, el espejo se vuelve tan negro como las nubes que le cubren.
¿Quién no se ha visto reflejado en los limpios ojos de un niño. El enamorado siempre se ve reflejado en los ojos de su amada.
Tengo una amiga que da un taller de relajación y siempre dice: “Cuando os levantáis por la mañana miraros al espejo y empezaréis a decir, que mal me veo, tengo una cara malísima.
¡No! No lo hagáis.
Tenéis que miraros y decir: Qué guapa estoy, tengo mejor cara que ayer. Me quiero y me mando besos.
¿Os parece una tontería?
No lo es. Eso es lo mejor, para aumentar nuestra estima. Y si lo hacemos todos los días, seremos más positivos y nos ayudará a solucionar los problemas.
PILAR SÁNCHEZ BARCINAS
EL ESPEJO
No veo mi cara ahora en el espejo.
Veo una mujer joven,
animada, de ojos azules,
pelo rizado, color de trigo maduro,
mente abierta, lista para todo,
el mundo en las manos.
No es esto lo que vería
otra persona a mi lado.
Vería una mujer mayor
cara de arrugas y manchas
los ojos azules descoloridos
el pelo más gris que nunca.
Yo miro en el espejo
y sonrío, porque nadie,
nadie sabe la sabiduría
las cosas que he visto
los recuerdos que tengo
la vida que he vivido.
Ni el espejo… sólo yo.
ANNE SAMPSON
EL ESPEJO
En un rincón del desván
polvoriento y sombrío se
encontraba el viejo espejo.
Olvidado por todos no dejaba
de pensar que ya no iba a
volver a reflejar un precioso
rostro nunca más.
Pero el destino quiso que
aquel viejo espejo volviera
a resucitar y reflejara los
más bellos rostros que jamás
hubiera imaginado.
Lo limpiaron, lo restauraron
y lo pusieron en el salón
de belleza más famoso del
lugar, donde las más
bellas mujeres posaban
para ser reinas de la belleza.
CARMEN PÉREZ MARTELL
MIRANDO AL ESPEJOI
¿Luce el sol o la luna al otro lado del cristal empañado?
No lo sé con certeza.
Tendré que preguntarle a quien desde el otro
lado me sonríe gozoso
para que olvide el presente y sueñe de nuevo
mis horas de niño frente al mar.
Allí, tras el espejo, todo es posible
porque el tiempo no existe.
Pero… sólo cerrando los ojos, soñando,
se franquea el inexistente límite.
Sólo con los ojos cerrados,
es posible, que una ola me hable sin palabras
mientras una barca azul cielo
se pierde en el horizonte lejano
dejando una enorme estela de colores
sobre las quietas aguas que mecen
mi cuna de espuma blanca.
Luzca el sol o la luna sobre mi cabeza
no me calienta como ayer.
Tengo el frío del mar tan metido en los huesos
que no consigo sacarlo aunque me siente,
horas y horas, en un banco al sol.
Brillan mis ojos con tu reflejo inmenso
y no ven la sonrisa burlona del mar que juega
con una traviesa caracola.
Estoy perdido entre dos irrealidades
y desconozco cual me envolverá mañana
haciéndome diminuta gota, diminuto grano,
fácilmente movido por el viento,
lentamente cubierto por las hojas,
sorprendentemente iluminado por la luna o el sol.
La puerta está cerrada, no tengo
la llave que la abre y no tengo
fuerzas para moverla a empujones.
Me quedaré aquí muy quieto
hasta que alguien salga, ahora,
esta tarde, mañana…
II
Tras el espejo sólo veo flores,
un cielo intensamente azul
y unas diminutas nubes
perdidas en el horizonte.
Allí, entre los rojos rosales,
caminas despacio, moviendo
grácilmente tus caderas
que siguen todas las miradas.
Allí, siento el viento
acariciar mis mejillas,
aspiro el olor de tu cuerpo
dejándome arrullar por viejas golondrinas.
Nada pasa, no hay tiempo,
todo permanece inmóvil
casi sin movimiento.
El tiempo ha desaparecido
entre los poros del cristal
uniendo para siempre
al sol y a la luna.
Ya no quedan espectaculares atardeceres
ni melancólicos amaneceres.
Tan sólo un mar que nos cubre
con su manto de espuma blanca.
Al otro lado del espejo
me sigues mirando,
con la misma mirada,
un día tras otro.
III
Esa imagen que el espejo me devuelve
difiere de la que guardo en mi mente.
No reconozco ningún rasgo
y eso me desasosiega.
¿Quién se refleja en el espejo?
¿Quién se adueña de mi cuerpo?
¿Quién juega con mis manos
tras el frío y frágil cristal?
Veo angustia, desaliento,
cansancio y olvido
cuando mi sentir es bien distinto
en este instante efímero del día.
Pasaré un paño seco porque el vapor
ha empañado el vidrio
distorsionando las imágenes
que se repiten en el cristal.
Ahora está todo en orden
y me encuentro en los ojos
de quien me mira con desparpajo
desde el otro lado del espejo.
JOSÉ LUIS RUBIO
Quiso ver su rostro en el espejo,
acercando su imagen al cristal.,
Jugó con su imagen reflejada,
y descubrió a otro que no es él.
Sus manos se posaron en sus manos,
su nariz pegada a su nariz,
sus ojos clavados en los suyos,
sintiendo el frío cristal en su nariz.
La proximidad de un cuerpo sobre otro
distorsiona la imagen a percibir.
Su rostro no es su rostro,
su cuerpo ya no es él,
su tiempo ya pasado lo delata,
ajeno a su manera de sentir.
VIRTUDES ROLDÁN
ESPEJO
El espejo testigo mudo y sordo de todo lo que se pone delante de él.
¡Ay si éste hablara!
Que de discordias se oirían cada instante en todos los rincones de este planeta y cristales rotos.
Sería un buen negocio para los cristaleros. Bueno esto no puede ser.
Quien no se ha mirado en un espejo, éste nos refleja tal como somos por fuera.
Yo recuerdo que cuando era joven tenía el pelo negro como la barba.
Ahora blanca y la piel con más arrugas.
El espejo no engaña nos hace una fotocopia, no esperamos milagros de él.
ANTONIO BASALLOTE
EL ESPEJO
El espejo tiene múltiples posibilidades y hay muchas clases de espejos.
En todas las casas suele haber más de uno. Los más frecuentes: el del baño que sirve para asearnos, el grande en el dormitorio para ver si vamos bien vestidos o nos hemos abrochado mal la camisa.
Luego hay un espejo precioso el “MAR”. Cuando luce sol sobre el agua tranquila el brillo de este espejo plateado unas veces, o dorado otras. Es maravilloso por otra parte cuando el cielo está nublado y hace viento, el mar se encrespa, el espejo se vuelve tan negro como las nubes que le cubren.
¿Quién no se ha visto reflejado en los limpios ojos de un niño. El enamorado siempre se ve reflejado en los ojos de su amada.
Tengo una amiga que da un taller de relajación y siempre dice: “Cuando os levantáis por la mañana miraros al espejo y empezaréis a decir, que mal me veo, tengo una cara malísima.
¡No! No lo hagáis.
Tenéis que miraros y decir: Qué guapa estoy, tengo mejor cara que ayer. Me quiero y me mando besos.
¿Os parece una tontería?
No lo es. Eso es lo mejor, para aumentar nuestra estima. Y si lo hacemos todos los días, seremos más positivos y nos ayudará a solucionar los problemas.
PILAR SÁNCHEZ BARCINAS
EL ESPEJO
No veo mi cara ahora en el espejo.
Veo una mujer joven,
animada, de ojos azules,
pelo rizado, color de trigo maduro,
mente abierta, lista para todo,
el mundo en las manos.
No es esto lo que vería
otra persona a mi lado.
Vería una mujer mayor
cara de arrugas y manchas
los ojos azules descoloridos
el pelo más gris que nunca.
Yo miro en el espejo
y sonrío, porque nadie,
nadie sabe la sabiduría
las cosas que he visto
los recuerdos que tengo
la vida que he vivido.
Ni el espejo… sólo yo.
ANNE SAMPSON
EL ESPEJO
En un rincón del desván
polvoriento y sombrío se
encontraba el viejo espejo.
Olvidado por todos no dejaba
de pensar que ya no iba a
volver a reflejar un precioso
rostro nunca más.
Pero el destino quiso que
aquel viejo espejo volviera
a resucitar y reflejara los
más bellos rostros que jamás
hubiera imaginado.
Lo limpiaron, lo restauraron
y lo pusieron en el salón
de belleza más famoso del
lugar, donde las más
bellas mujeres posaban
para ser reinas de la belleza.
CARMEN PÉREZ MARTELL
MIRANDO AL ESPEJOI
¿Luce el sol o la luna al otro lado del cristal empañado?
No lo sé con certeza.
Tendré que preguntarle a quien desde el otro
lado me sonríe gozoso
para que olvide el presente y sueñe de nuevo
mis horas de niño frente al mar.
Allí, tras el espejo, todo es posible
porque el tiempo no existe.
Pero… sólo cerrando los ojos, soñando,
se franquea el inexistente límite.
Sólo con los ojos cerrados,
es posible, que una ola me hable sin palabras
mientras una barca azul cielo
se pierde en el horizonte lejano
dejando una enorme estela de colores
sobre las quietas aguas que mecen
mi cuna de espuma blanca.
Luzca el sol o la luna sobre mi cabeza
no me calienta como ayer.
Tengo el frío del mar tan metido en los huesos
que no consigo sacarlo aunque me siente,
horas y horas, en un banco al sol.
Brillan mis ojos con tu reflejo inmenso
y no ven la sonrisa burlona del mar que juega
con una traviesa caracola.
Estoy perdido entre dos irrealidades
y desconozco cual me envolverá mañana
haciéndome diminuta gota, diminuto grano,
fácilmente movido por el viento,
lentamente cubierto por las hojas,
sorprendentemente iluminado por la luna o el sol.
La puerta está cerrada, no tengo
la llave que la abre y no tengo
fuerzas para moverla a empujones.
Me quedaré aquí muy quieto
hasta que alguien salga, ahora,
esta tarde, mañana…
II
Tras el espejo sólo veo flores,
un cielo intensamente azul
y unas diminutas nubes
perdidas en el horizonte.
Allí, entre los rojos rosales,
caminas despacio, moviendo
grácilmente tus caderas
que siguen todas las miradas.
Allí, siento el viento
acariciar mis mejillas,
aspiro el olor de tu cuerpo
dejándome arrullar por viejas golondrinas.
Nada pasa, no hay tiempo,
todo permanece inmóvil
casi sin movimiento.
El tiempo ha desaparecido
entre los poros del cristal
uniendo para siempre
al sol y a la luna.
Ya no quedan espectaculares atardeceres
ni melancólicos amaneceres.
Tan sólo un mar que nos cubre
con su manto de espuma blanca.
Al otro lado del espejo
me sigues mirando,
con la misma mirada,
un día tras otro.
III
Esa imagen que el espejo me devuelve
difiere de la que guardo en mi mente.
No reconozco ningún rasgo
y eso me desasosiega.
¿Quién se refleja en el espejo?
¿Quién se adueña de mi cuerpo?
¿Quién juega con mis manos
tras el frío y frágil cristal?
Veo angustia, desaliento,
cansancio y olvido
cuando mi sentir es bien distinto
en este instante efímero del día.
Pasaré un paño seco porque el vapor
ha empañado el vidrio
distorsionando las imágenes
que se repiten en el cristal.
Ahora está todo en orden
y me encuentro en los ojos
de quien me mira con desparpajo
desde el otro lado del espejo.
JOSÉ LUIS RUBIO
POEMAS
TU DOLOR
Tu dolor, siendo tan tuyo,
amor, mi amor, es tan mío;
es tan mío tu dolor
que es por tu dolor que vivo,
que vivo yo tu dolor,
ese tu dolor tan mío;
que cuanto te duele a ti
me duele a mí en lo más íntimo
y en lo más hondo de mis
cinco dolientes sentidos.
Que tu dolor, vida mía,
siendo tan tuyo, es tan mío,
mi amor, tan mío, mi amor,
que por tu dolor respiro.
DOS SONETOS
LA PALABRA SANDÍA
Homenaje a Salvador Rueda
(1857-1933)
La palabra sandía huele a luna
y el corazón del sol sabe a sandía.
Hace añicos un niño su alcancía
y el Universo entero suena a cuna.
El oculto poder de la alcancía
contiene en su interior claros de luna
y, además, sones cósmicos de cuna
y ubérrimas pepitas de sandía.
La palabra sandía, gran fortuna,
va llenando mi boca de alegría;
que sandía es la palabra en que te intuyo.
La palabra sandía, magna y una;
que edulcora mi pluma de poesía
y al fin nace soneto niño y tuyo
LA MAÑANA
Me recuerda la luz de la mañana,
mientras abro los ojos, que estoy vivo,
y me acerco a tu vida, gozo vivo,
viviendo a toda vida la mañana.
Redescubro en la voz de la mañana
la música del tiempo porque vivo,
y en el mágico espacio en que ardo vivo,
tu llama, con mi llama, se enmañana.
Se enmañana la vida de aire vivo,
y el vivo y puro aire se enmañana
del fuego de la vida siempre vivo.
Luz y vida y más luz, con la mañana,
me juran que no he muerto, que estoy vivo;
que comparto contigo la mañana.
JUAN CERVERA SANCHIS
Tu dolor, siendo tan tuyo,
amor, mi amor, es tan mío;
es tan mío tu dolor
que es por tu dolor que vivo,
que vivo yo tu dolor,
ese tu dolor tan mío;
que cuanto te duele a ti
me duele a mí en lo más íntimo
y en lo más hondo de mis
cinco dolientes sentidos.
Que tu dolor, vida mía,
siendo tan tuyo, es tan mío,
mi amor, tan mío, mi amor,
que por tu dolor respiro.
DOS SONETOS
LA PALABRA SANDÍA
Homenaje a Salvador Rueda
(1857-1933)
La palabra sandía huele a luna
y el corazón del sol sabe a sandía.
Hace añicos un niño su alcancía
y el Universo entero suena a cuna.
El oculto poder de la alcancía
contiene en su interior claros de luna
y, además, sones cósmicos de cuna
y ubérrimas pepitas de sandía.
La palabra sandía, gran fortuna,
va llenando mi boca de alegría;
que sandía es la palabra en que te intuyo.
La palabra sandía, magna y una;
que edulcora mi pluma de poesía
y al fin nace soneto niño y tuyo
LA MAÑANA
Me recuerda la luz de la mañana,
mientras abro los ojos, que estoy vivo,
y me acerco a tu vida, gozo vivo,
viviendo a toda vida la mañana.
Redescubro en la voz de la mañana
la música del tiempo porque vivo,
y en el mágico espacio en que ardo vivo,
tu llama, con mi llama, se enmañana.
Se enmañana la vida de aire vivo,
y el vivo y puro aire se enmañana
del fuego de la vida siempre vivo.
Luz y vida y más luz, con la mañana,
me juran que no he muerto, que estoy vivo;
que comparto contigo la mañana.
JUAN CERVERA SANCHIS
CUENTOS
DELIRIO DE RAÚL X
Por Juan Cervera Sanchis
No es la tormenta, no es el rayo, ni la soledad de esta cuatro paredes. Yo ya estaba loco mucho antes. De niño maté moscas y lagartijas y ahora me duele la conciencia.
Sí, yo lo sé, los locos sabemos: “No hay más divinidad que la realidad misma.”
Recuerdo y recuerdo y, el caballo de mis recuerdos, galopa por los pastizales de mi desesperación. Tengo que alcanzar a mi sombra. Tengo que alcanzarme a mí mismo. Y pronto.
Recuerdo, ¡ah!, y cómo recuerdo. En Nueva York asesiné mil teléfonos públicos y en Roma quinientas mitras.
Recuerdo cuando en Sevilla estrangulé cien botellas como diez mandamientos y dos guitarras angustiadas.
“Amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”. Y los niños volaban cometas de esperanza.
Los niños siempre están volando, contra todos los malos vientos, cometas de esperanza. Yo lo sé. Los locos sabemos.
No, no es la tormenta ni la lluvia ni la soledad... ¿Qué soledad, Mefistófeles?. Dime, ¿qué soledad? Tú sabes... No, no es nada, ni de aquello ni de esto tampoco.
¿Me explico? Si los ángeles, ¿quién me contó que los ángeles eran buenos? No son buenos, ¿verdad? Ellos están fusilando noche y día al noble Lucifer en el paredón de la sangre. Ellos están... y nosotros somos los únicos espectadores.
Hay que reconocer que nadie tiene la culpa, ni la Anti-materia ni el Anti-dios que los sábados, todos los sábados, se emborracha en la cantina amarilla, amarilla, sí, de la Vía Láctea. Pobre Sirio, Federico, pues allí ya no hay niños..
Fuimos amigos en tiempo de la bellota y en los días del caracol. Así son las cosas, qué le vamos hacer.
El villano triste lo dijo y yo no quise creerlo, pero ahora, ahorita, ahoritita que pasan hambre los cipreses del camposanto y los hornos crematorios huelen a carne quemada de inocentes yo sé lo que no sé y lo que no sé es lo que importa verdaderamente.
¡Ah!, sobre todo sé que lo que no hago y tengo que hacer es fundamental. Por algo me llamo cobarde en mis duermevelas.
Sí, sí, tengo que hacer muchas cosas. Tenemos que construir puentes entre la noche y el día, entre lo rojo y lo blanco, entre el fuego y el agua .
Tenemos que enderezar árboles torcidos. Alimentar niños. Hace falta ropa, arroz, leche, carne, libros, ordenadores, sueños.
La tierra parece un nido de gorriones sin padres, boquiabiertos. Sí, alguien puede arrojarnos la bomba. Tenemos que impedirlo. Tenemos que impedir muchas cosas urgentemente. Con la mayor urgencia.
Los atracadores nos cercan. Son muy educados. Usan trajes, camisas, corbatas de seda y anillos de oro, pero nos rodean como una muralla China. Derrumbemos la muralla.
Veo crecer enormes multitudes de pies desnudos. Hambrientas multitudes sin un hilo de esperanza al que asirse.
¿Qué hombre o qué niño de pies desnudos me está soñando y pidiéndome ayuda?
Sin duda sucede algo insólito, está sucediendo algo insólito- Alerta. Estemos alerta, porque...
Sí, muy pronto vamos a ver y oír. Dejaremos de ser ciegos y sordos. Marte está enrojeciéndose más de lo acostumbrado. Cuidado con el monstruo. Mucho cuidado. Aunque Venus sigue teniendo fe en el Gran Cambio, lo que no evita que los banqueros vivan aterrorizados y Pedro el policía ande pensando quemar su uniforme pues ya no le cabe su carne en él.
Se lo ha dicho a su mujer en secreto y, ésta, en secreto, se lo ha dicho a su amante, Julio el mecánico y, éste, lo anda diciendo por ahí.
Ya nadie sabe si su hijo es su hijo o su padre es su padre. Son muchos los que tienen la sensación de que son unos miserables hijos de puta, lo que no importa gran cosa.
Importa la sangre y la sangre se hace río y el río mar y, el mar, sostiene barcos que navegan y navegan, aunque no sepan hacia qué puerto o isla remota.
No, no es para morirse de miedo si de vez en vez naufraga un barco. Los naufragios son necesarios.
Hay extraños peces que tienen hambre de carne de piratas, pues ya se cansaron de devorar famélicos galeotes alimentados con sopa de mazmorra.
En tiempo de los galeotes... En tiempos... No, no hay tiempo pasado. No hay tiempos. Sólo existe el tiempo con todos sus espejismos.
El mundo está plagado de galeotes. Fábricas, supermercados, oficinas, redacciones... Hubo y hay muchos galeotes. Todo está escrito en el lamento de los remos.
Ahí podemos leer una palabra clave, palabra que nunca deberíamos olvidar.
Esa palabra que suena con frecuencia en los labios de los locos y que tanto temen los que se autonombran cuerdos.
Palabra que se instala fuera de las trampas de la ley y sus mañosos marcos, como la justicia misma.
Palabra que tanto inquieta a los poderosos. Es por eso que no duermen en paz cuidando sus turbias riquezas pues sienten que tras cada esquina, tras cada puerta, tras cada rostro hay un Espartaco cibernético asechando la gran ocasión.
Soplan vientos muy fuertes. Nadie podrá permanecer dormido ante lo que viene.
Ha llegado la hora. Todos los relojes del planeta Tierra la van a dar al unísono y nadie podrá dejar de escucharla.
Es inútil tratar de esconderse ante su poder ineluctable. No obstante, cuidado, mucho cuidado, porque el enemigo está decidido a todo y, sobre todo, a morir matando.
Sí, yo lo sé, los locos sabemos, y lo sabemos muy bien, demasiado bien:
“No hay más divinidad que la realidad misma”.
EL VENDEDOR DE LOTERÍA
Por Juan Cervera Sanchís
-¿Cómo te ha ido? –me preguntó don Pancho desde su silla de ruedas y sus soles octogenarios.
-De la chingada - le respondí sin contemplaciones- La verdad no muy bien que se diga. Últimamente no he dado pie con bola.
Don Pancho me miró de arriba abajo. Sonrió y me dijo:
-Párale, párale, muchacho. No te me apendejes. ¿Tan ciego estás que no sabes lo que tienes?
-¿Qué dice usted?
-Que sin tan ciego estás que no sabes lo que tienes. Por lo que veo caminas perfectamente y ves muy bien. Y también oyes, ¿no? No te me hagas el sordo. Estás en excelente estado de salud . ¿Qué más quieres?
Las palabras de don Pancho me sorprendieron. Lo escuchaba y no sabía que contestarle. La verdad es que yo andaba bastante acelerado aquel día. Bueno, ¿qué cabrón día no andaba yo en el acelere?
“El párale” de don Pancho retumbo con gran fuerza en mis oídos. Me fui sosegando. Él seguía platicándome:
-Sí, hombre, párale. No te voy a decir que la ambición sea mala, es parte importante de nuestro ser, pero no hay que desmedirse por ella. A veces es necesario detenerse, pensar un poco, recuerda que no tenemos la cabeza de adorno, y visualizar mejor los límites, los horizontes y las posibilidades de la realidad”.
En aquel preciso instante pasaba una carroza fúnebre por la calle y don pancho guardó silencio. Los dos pensamos al unísono en la muerte:
-¿Ya viste? - me preguntó don Pancho mientras la carroza y el cortejo desaparecían a lo lejos de la calle. Sin esperar mi respuesta continuó:
-¿Te das cuenta?. E insistió: ¿Te das cuenta del hecho maravilloso que es vivir, que es estar aquí tú y yo platicando y viéndonos en este momento? ¿No crees, amigo mío, que hay que dar gracias a quien corresponda por ello?
Callé. Moví la cabeza. Lo miré a los ojos con infinita gratitud y luego elevé mi mirada al cielo. Después me recreé viendo a la gente que transitaba por la calle de un lado para otro.
La vida, vivir en sí y sin más, me pareció lo más extraordinario que podía sucederme. Simplemente vivir, respirar, ver, oír, tocar, caminar.
Don Pancho, mi viejo amigo, mi sabio amigo, debía estar leyendo mis pensamientos.
En su silla de ruedas, incapaz de dar un paso por sí mismo, sonreía, ya, por su edad, a las puertas de la muerte, pero como si la creación entera fuera suya. Me daba la impresión de que era el hombre más dichoso del planeta.
Extraña e inesperada sensación la mía. Creía yo conocer a don Pancho, eso creía yo, creía yo conocerme a mi mismo y no sé cuántas cosas más creía yo.
Mentira. Supe que eran mentiras muchas cosas de las que yo creía, pues intuí, en aquel preciso instante en que comencé a conocerlo a él, y empezaba a vislumbra quien era realmente yo, lo equivocado que había estado.
Seguí mi camino y, desde entonces, supe que era otro hombre. Sí, desde aquel día soy otro hombre muy diferente de aquel al que don Pancho le preguntó:
-¿Cómo te ha ido? Y yo le respondí groseramente:
-De la chingada.
Y es que uno no sabe dónde y cuándo lo asalta la luz del milagro, ya que los milagros, es decir, la presencia de la energía primigenia y madre de todo lo creado, suele hacerse visible y audible en el momento menos esperado y, a través de la imagen menos sospechada, para hablarnos por los labios, sin labios, de autoridades espirituales sin credenciales visibles, de la mágica y verdadera rotundidad de la vida.
No cabe duda que la genuina sabiduría de ninguna manera está avalada por títulos de postgrados.
Los títulos de don Pancho, desde su niñez y juventud campesinas, se reducían a una vida adulta encadenada al volante de un taxi en la gran ciudad , un accidente en que perdió sus piernas y lo sumió en una silla de ruedas, convirtiéndolo en un vendedor de lotería, desde hacía treinta años, en los que jamás había dado un premio mayor, aunque sí había sembrado, y seguía sembrando, en sus clientes y amigos, bellas ilusiones que se transmutaban en preciosas realidades instante tras instante, pues don Pancho lograba hacerles sentir lo maravilloso que es vivir a plenitud cada segundo.
LA JOVEN VIUDA
Por Juan Cervera Sanchis
Cenizas. Él acababa de ser reducido a un puñado de cenizas. Salimos todos del crematorio. Ella abrazaba la urna donde él descansaba. No cesaba de llorar. Sus grandes ojos negros eran dos ríos de lágrimas. Viejo amigo, trataba de consolarla. La tomé del brazo. Sin decir palabra. Para qué. A veces las palabras salen sobrando.
Ella apenas susurró: “No me dejes sola”. Todos se fueron yendo. Hasta sus cuñadas.
Cuando nos dimos cuenta estábamos los dos solos. Ella con la urna entre sus manos. Yo con mi mano tomando su brazo.
Nos miramos. Sus ojos estaban rojos como dos ascuas. Sentí su desolación. Su infinito abandono. Me acorde de él, ya tan distante, como a años luz de nosotros. Así es la muerte.
-Te llevo – le dije.
Subimos a mi auto. Silencio sobre silencio. En una curva puede ver con las cenizas del difunto se agitaban. Ella se abrazó con más fuerza a la urna.
Llegamos al edificio donde vivía. La acompañé hasta la puerta de su departamento.
-No te vayas todavía - me dijo. Entramos. Esperé. Dejó la urna sobre el televisor. Sentí rarísimo. Fue por una vela. La puso al lado de la urna. La encendió. La llama comenzó a cintilar.
Era todo tan extraño.
-Espera. No te vayas todavía - insistió. Y se metió en su recámara.
Al volver ya no traía su vestido negro. Se había puesto una bata azul. Se veía más relajada. Se había mojado la cara y sus ojos ahora rebrillaban con una enigmática intensidad. Nos sentamos en la sala. Ella en un extremo del sofá, yo en el otro.
-No tengo nada que ofrecerte –me dijo. Y luego:
¡Ah!, sí, creo que por ahí hay una botella de brandy que dejó...” No completó la frase. No dijo el nombre del difunto.
Se levantó. Trajo la botella y una copa. Todo aquello era cada vez más raro para mí. La llama de la vela centelleó. Las plomizas cenizas de él recogían la luz amarillenta y hacían que rebrillara el gris de una manera extrañísima.
-Fue tan repentino. Tan inesperado. ¿Qué voy hacer?. Yo no he trabajado nunca. Si al menos me hubiera dejado un hijo...
No le contesté. No sabía que contestarle. De repente y sin saber por qué todo cambió en mi mente.
No sé qué diablos se introdujo en mi cabeza. Miré la urna . Sentí como remordimiento, pero... ¡qué terrible es la mente humana!
Sí, comencé a desear frenéticamente a la joven viuda, a la esposa del que fuera mi mejor amigo, fallecido brutalmente en un accidente automovilístico:
“Dios mío, Dios mío, ¡debo estar loco!”, me dije para mis adentros.
Las cenizas del difunto debieron leer mis pensamientos. Creí ver que se revolvían en la urna. Un hilo de aire inesperado apagó la llama de la vela.
Ella, la joven viuda, se veía cada vez más nerviosa.
-Me voy - le dije.
-No, no, por favor, no te vayas todavía. No me dejes aquí sola – suplicó.
Experimenté una sensación de locura. Sí, todo aquello empezaba a ser una locura y una imperdonable irreverencia. Así lo sentía yo, cada instante más dominado por el deseo y la atracción que comenzaba a ejercer sobre mí la joven viuda.
Es por eso que después de lo que sucedió me siento desesperadamente culpable y aunque por más que pretendo olvidarlo no puedo. No, no puedo. Me es imposible poder olvidarlo.
Por una parte me sangra la conciencia al recordar las cenizas del difunto agitándose ciegas de celo en la urna, mientras imaginaba que el muerto era yo y me llenaba a rebosar el corazón de odio, al tiempo que, por otra parte, no ceso de experimentar aquella sensación de éxtasis que compartí con la joven viuda, pues nunca jamás antes había saboreado los deleites del sexo como en aquella irrepetible ocasión.
LOS DIOSES NO TIENEN MADRE
JUAN CERVERA SANCHIS
Había sido un día muy intenso para Cynthia. Por fin dormía plácidamente. Eran como las cuatro de la madrugada. De súbito, y entre la lasitud del sueño que la embargaba, experimentó una muy extraña sensación. Algo indefinible penetraba hasta lo más profundo de sus neuronas. La sensación la dejó vacía. Se agitó en su lecho misteriosamente desvelada. Entreabrió sus ojos. Descubrió que la ventana había quedado abierta. Se levantó. Cerró la ventana. Se sentó sobre el lecho revuelto.. Otra vez volvió a sentir, con la mente en blanco, aquel tan insólito estremecimiento. Un gran cansancio la fue invadiendo. Se arropó y durmió hasta el día siguiente.
Pasó el tiempo sin mayores sobresaltos para Cynthia. Un día, semanas después, advirtió que algo anormal estaba sucediendo en su organismo. Sus funciones femeninas incomprensiblemente habían quedado suspendidas. Ciertos trastornos ignorados por ella, hasta entonces, se apoderaron de su cuerpo. Comenzó a experimentar vahídos y náuseas. Su madre, que observó las reacciones, se alarmó e hizo a Cynthia preguntas que ésta no alcanzó a comprender. Quedó todo así por el momento. Mas como los trastornos continuaron, la madre decidió llevarla al ginecólogo. Cynthia no comprendía nada. Su padre, al conocer la decisión de su esposa, se puso muy nervioso y hostigó a la joven con extrañas preguntas. Ella, que no comprendía nada, se desplomó en llanto.
Fueron al ginecólogo. Éste, tras hacer las pruebas pertinentes (ranas, conejas, cuyas, pruebas del Latex) comunicó a los padres de que no era nada de lo que habían imaginado. No contentos con esto, y ya que los trastornos persistían, la joven fue sometida a una concienzuda exploración. Finalmente se le hizo un frotis.
Cynthia no sólo no había sido violada, sino que se confirmó, además, que no existía huella en su organismo de que hubiera tenido relación con varón. Era pues virgen. Así que era del todo imposible que existiera la más mínima posibilidad de embarazo como había sospechado su madre y la sintomatología invitaba, en principio, a creer.
El ginecólogo diagnosticó que todo aquello probablemente se debía a un estado nervioso derivado del exceso de estudios a que se había sometido a la joven.
Por prescripción médica, Cynthia, se tomó unas semanas de vacaciones al aire libre con el objeto de gozar del sol, tranquilidad y reposo. Sin duda alguna prontamente se restablecería y aquellos síntomas desaparecerían por completo.
La joven no entendía nada de lo que estaba sucediendo a su alrededor. De cualquier manera, las vacaciones, le sirvieron de relax..
Transcurrieron cinco meses. La cintura de Cynthia comenzó a ensancharse y el volumen de su vientre creció ostensiblemente. Los padres, alarmados y pensando en un posible y terrible tumor, la llevaron de nuevo al ginecólogo. Éste, por medio del estetoscopio, diagnosticó:
-No lo puedo creer, señores, después de las pruebas que le hicimos a su hija esto no es posible y, sin embargo, lo es.
-¿Qué es lo que no puede creer, doctor?- preguntó la madre de Cynthia.
-Ese latido cardíaco intrauterino. No hay duda, señora, su hija va a ser madre.
Cynthia era ahora la que se sentía aterrorizada.
-¡No es posible, doctor, no es posible!
-Lo es.
Al día siguiente fue examinada por otro ginecólogo. El diagnóstico fue el mismo. La vieron varios médicos más. No hubo dudas. ¿Qué había ocurrido?
Sí, era incomprensible en razón a los exámenes del primer ginecólogo y, sobre todo, en orden a la memoria de la misma Cynthia. El hecho, sin embargo, era el hecho. Los padres de Cynthia estaban avergonzados. Se planteó la posibilidad de un aborto, pero dado los principios religiosos de la familia fue rechazado. Se determinó que Cynthia tuviera aquel hijo que ni ella misma, y lo juraba, sabía de quién era. La joven sufrió una fuerte crisis. Finalmente aceptó la realidad, una realidad palpable a la vez que inexplicable.
Pasó el tiempo. Cynthia secretamente empezó a querer al hijo. Su vientre se orondeaba más y más y la embargaba un peso de ternura.
Tres habitantes de la quinta dimensión estaban sumamente entusiasmados en su laboratorio de ensayos entre retortas y matraces. Eran tres individuos de la raza de los Hazzures. Potentes inteligencias de la galaxia Rirmarg.
-¡H-4, lo hemos logrado!-exclamó uno de ellos.
-Magnífico T-6.
-¡Bellísimo!-reafirmó Z-8.
Los hazzures venían experimentando desde aquel laboratorio con los rayos Vnzús , mucho mas poderosos que los conocidos por los terráqueos con el nombre de lasser.
El experimento de los hazzures consistía en implantar especimenes seleccionados de su raza en razas extrañas. Al fin culminaba con éxito su prueba. A fuerza de búsquedas había sido hallada la matriz ideal en una terrestre, que fue estudiada desde veinte generaciones atrás. Reunía pues las condiciones requeridas para el trascendental ensayo, dadas las condiciones cósmicas existentes. En el planeta Yintay se necesitaba urgentemente un individuo ultracósmico, al mismo tiempo que común a la raza allí existente, desde hacía trescientas vueltas del Gran Cilindro. Los hazzures que operaban en el laboratorio eran precisamente los encargados de dicha misión. Desde hacían millones de vueltas del Gran Cilindro ellos cumplían con el científico deber de enviar individuos ultracósmicos a distintos planetas de diferentes soles de tiempo en tiempo. Es decir, siempre que la moral de estos planetas bajase a niveles ínfimos.
Z-8 sonreía mientras observaba como saltaban de júbilo sus compañeros. Él era el historiador y sabía que desde otro laboratorio hazzur no hacía mucho fue enviado a la Tierra otro individuo ultracósmico que muy pronto ( año 2015 de los terrestres) iniciaría su acción transformadora. La gran revolución de los terrícolas era aún un secreto para los mismos habitantes del planeta, pero la Tierra estaba necesitada de esa gran revolución moral al igual que Yintay.
Cynthia estaba punto de dar a luz. De nuevo experimentó la extraña sensación aquella que tanto la inquietó. Recordó incluso la noche en que se levantó a cerrar la ventana. Un hilo misterioso unió aquella noche con la presente.
Los hazzures trabajaban. Z-8 dijo:
-Es el momento. Preparen los rayos Vnzús. Pronto.
En menos de un tercio de segundo los rayos estuvieron listos. Cinco segundos después y realizada la operación místico-matemática, requerida para el caso, los colores de todos los iris hazzures se pusieron en acción. Una criatura hermosísima pataleó en un tubo de vidrio. Lloraba feliz. Por ósmosis le había sido extraído su misterioso fruto a Cynthia de la emoción y el asombro de su vientre.
Cynthia despertó confusa y angustiada.. En lo más profundo de sus neuronas la Creación sintetizada se alzaba en un único clamor. Un vacío infinitesimal se apoderó del alma de Cynthia, que flotó en el mar todas las nadas.
Tres habitantes de la quinta dimensión enviaban un niño destinado a grandes empresas al planeta Yintay. Uno de ellos dijo:
-La terrestre se ha suicidado, pero no lo consideren un fracaso. Piensen: una muerte por millones de vidas. T-6 comentó:
-La vida y sus esencias. Tenemos mucho que aprender todavía de la vida.
De repente todo se desvaneció. No podía ser de otra manera, pues como dejó dicho 274 años antes de JC, en Seleunte, el sabio Agemarco Abderita, predicador del suicidio, las madres de los dioses, inevitablemente, mueren locas y por su propia mano, en el instante mismo en que nacen éstos, pues los dioses no tienen madre.
El destino de Cynthia se había cumplido con absoluta exactitud.
Por Juan Cervera Sanchis
No es la tormenta, no es el rayo, ni la soledad de esta cuatro paredes. Yo ya estaba loco mucho antes. De niño maté moscas y lagartijas y ahora me duele la conciencia.
Sí, yo lo sé, los locos sabemos: “No hay más divinidad que la realidad misma.”
Recuerdo y recuerdo y, el caballo de mis recuerdos, galopa por los pastizales de mi desesperación. Tengo que alcanzar a mi sombra. Tengo que alcanzarme a mí mismo. Y pronto.
Recuerdo, ¡ah!, y cómo recuerdo. En Nueva York asesiné mil teléfonos públicos y en Roma quinientas mitras.
Recuerdo cuando en Sevilla estrangulé cien botellas como diez mandamientos y dos guitarras angustiadas.
“Amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”. Y los niños volaban cometas de esperanza.
Los niños siempre están volando, contra todos los malos vientos, cometas de esperanza. Yo lo sé. Los locos sabemos.
No, no es la tormenta ni la lluvia ni la soledad... ¿Qué soledad, Mefistófeles?. Dime, ¿qué soledad? Tú sabes... No, no es nada, ni de aquello ni de esto tampoco.
¿Me explico? Si los ángeles, ¿quién me contó que los ángeles eran buenos? No son buenos, ¿verdad? Ellos están fusilando noche y día al noble Lucifer en el paredón de la sangre. Ellos están... y nosotros somos los únicos espectadores.
Hay que reconocer que nadie tiene la culpa, ni la Anti-materia ni el Anti-dios que los sábados, todos los sábados, se emborracha en la cantina amarilla, amarilla, sí, de la Vía Láctea. Pobre Sirio, Federico, pues allí ya no hay niños..
Fuimos amigos en tiempo de la bellota y en los días del caracol. Así son las cosas, qué le vamos hacer.
El villano triste lo dijo y yo no quise creerlo, pero ahora, ahorita, ahoritita que pasan hambre los cipreses del camposanto y los hornos crematorios huelen a carne quemada de inocentes yo sé lo que no sé y lo que no sé es lo que importa verdaderamente.
¡Ah!, sobre todo sé que lo que no hago y tengo que hacer es fundamental. Por algo me llamo cobarde en mis duermevelas.
Sí, sí, tengo que hacer muchas cosas. Tenemos que construir puentes entre la noche y el día, entre lo rojo y lo blanco, entre el fuego y el agua .
Tenemos que enderezar árboles torcidos. Alimentar niños. Hace falta ropa, arroz, leche, carne, libros, ordenadores, sueños.
La tierra parece un nido de gorriones sin padres, boquiabiertos. Sí, alguien puede arrojarnos la bomba. Tenemos que impedirlo. Tenemos que impedir muchas cosas urgentemente. Con la mayor urgencia.
Los atracadores nos cercan. Son muy educados. Usan trajes, camisas, corbatas de seda y anillos de oro, pero nos rodean como una muralla China. Derrumbemos la muralla.
Veo crecer enormes multitudes de pies desnudos. Hambrientas multitudes sin un hilo de esperanza al que asirse.
¿Qué hombre o qué niño de pies desnudos me está soñando y pidiéndome ayuda?
Sin duda sucede algo insólito, está sucediendo algo insólito- Alerta. Estemos alerta, porque...
Sí, muy pronto vamos a ver y oír. Dejaremos de ser ciegos y sordos. Marte está enrojeciéndose más de lo acostumbrado. Cuidado con el monstruo. Mucho cuidado. Aunque Venus sigue teniendo fe en el Gran Cambio, lo que no evita que los banqueros vivan aterrorizados y Pedro el policía ande pensando quemar su uniforme pues ya no le cabe su carne en él.
Se lo ha dicho a su mujer en secreto y, ésta, en secreto, se lo ha dicho a su amante, Julio el mecánico y, éste, lo anda diciendo por ahí.
Ya nadie sabe si su hijo es su hijo o su padre es su padre. Son muchos los que tienen la sensación de que son unos miserables hijos de puta, lo que no importa gran cosa.
Importa la sangre y la sangre se hace río y el río mar y, el mar, sostiene barcos que navegan y navegan, aunque no sepan hacia qué puerto o isla remota.
No, no es para morirse de miedo si de vez en vez naufraga un barco. Los naufragios son necesarios.
Hay extraños peces que tienen hambre de carne de piratas, pues ya se cansaron de devorar famélicos galeotes alimentados con sopa de mazmorra.
En tiempo de los galeotes... En tiempos... No, no hay tiempo pasado. No hay tiempos. Sólo existe el tiempo con todos sus espejismos.
El mundo está plagado de galeotes. Fábricas, supermercados, oficinas, redacciones... Hubo y hay muchos galeotes. Todo está escrito en el lamento de los remos.
Ahí podemos leer una palabra clave, palabra que nunca deberíamos olvidar.
Esa palabra que suena con frecuencia en los labios de los locos y que tanto temen los que se autonombran cuerdos.
Palabra que se instala fuera de las trampas de la ley y sus mañosos marcos, como la justicia misma.
Palabra que tanto inquieta a los poderosos. Es por eso que no duermen en paz cuidando sus turbias riquezas pues sienten que tras cada esquina, tras cada puerta, tras cada rostro hay un Espartaco cibernético asechando la gran ocasión.
Soplan vientos muy fuertes. Nadie podrá permanecer dormido ante lo que viene.
Ha llegado la hora. Todos los relojes del planeta Tierra la van a dar al unísono y nadie podrá dejar de escucharla.
Es inútil tratar de esconderse ante su poder ineluctable. No obstante, cuidado, mucho cuidado, porque el enemigo está decidido a todo y, sobre todo, a morir matando.
Sí, yo lo sé, los locos sabemos, y lo sabemos muy bien, demasiado bien:
“No hay más divinidad que la realidad misma”.
EL VENDEDOR DE LOTERÍA
Por Juan Cervera Sanchís
-¿Cómo te ha ido? –me preguntó don Pancho desde su silla de ruedas y sus soles octogenarios.
-De la chingada - le respondí sin contemplaciones- La verdad no muy bien que se diga. Últimamente no he dado pie con bola.
Don Pancho me miró de arriba abajo. Sonrió y me dijo:
-Párale, párale, muchacho. No te me apendejes. ¿Tan ciego estás que no sabes lo que tienes?
-¿Qué dice usted?
-Que sin tan ciego estás que no sabes lo que tienes. Por lo que veo caminas perfectamente y ves muy bien. Y también oyes, ¿no? No te me hagas el sordo. Estás en excelente estado de salud . ¿Qué más quieres?
Las palabras de don Pancho me sorprendieron. Lo escuchaba y no sabía que contestarle. La verdad es que yo andaba bastante acelerado aquel día. Bueno, ¿qué cabrón día no andaba yo en el acelere?
“El párale” de don Pancho retumbo con gran fuerza en mis oídos. Me fui sosegando. Él seguía platicándome:
-Sí, hombre, párale. No te voy a decir que la ambición sea mala, es parte importante de nuestro ser, pero no hay que desmedirse por ella. A veces es necesario detenerse, pensar un poco, recuerda que no tenemos la cabeza de adorno, y visualizar mejor los límites, los horizontes y las posibilidades de la realidad”.
En aquel preciso instante pasaba una carroza fúnebre por la calle y don pancho guardó silencio. Los dos pensamos al unísono en la muerte:
-¿Ya viste? - me preguntó don Pancho mientras la carroza y el cortejo desaparecían a lo lejos de la calle. Sin esperar mi respuesta continuó:
-¿Te das cuenta?. E insistió: ¿Te das cuenta del hecho maravilloso que es vivir, que es estar aquí tú y yo platicando y viéndonos en este momento? ¿No crees, amigo mío, que hay que dar gracias a quien corresponda por ello?
Callé. Moví la cabeza. Lo miré a los ojos con infinita gratitud y luego elevé mi mirada al cielo. Después me recreé viendo a la gente que transitaba por la calle de un lado para otro.
La vida, vivir en sí y sin más, me pareció lo más extraordinario que podía sucederme. Simplemente vivir, respirar, ver, oír, tocar, caminar.
Don Pancho, mi viejo amigo, mi sabio amigo, debía estar leyendo mis pensamientos.
En su silla de ruedas, incapaz de dar un paso por sí mismo, sonreía, ya, por su edad, a las puertas de la muerte, pero como si la creación entera fuera suya. Me daba la impresión de que era el hombre más dichoso del planeta.
Extraña e inesperada sensación la mía. Creía yo conocer a don Pancho, eso creía yo, creía yo conocerme a mi mismo y no sé cuántas cosas más creía yo.
Mentira. Supe que eran mentiras muchas cosas de las que yo creía, pues intuí, en aquel preciso instante en que comencé a conocerlo a él, y empezaba a vislumbra quien era realmente yo, lo equivocado que había estado.
Seguí mi camino y, desde entonces, supe que era otro hombre. Sí, desde aquel día soy otro hombre muy diferente de aquel al que don Pancho le preguntó:
-¿Cómo te ha ido? Y yo le respondí groseramente:
-De la chingada.
Y es que uno no sabe dónde y cuándo lo asalta la luz del milagro, ya que los milagros, es decir, la presencia de la energía primigenia y madre de todo lo creado, suele hacerse visible y audible en el momento menos esperado y, a través de la imagen menos sospechada, para hablarnos por los labios, sin labios, de autoridades espirituales sin credenciales visibles, de la mágica y verdadera rotundidad de la vida.
No cabe duda que la genuina sabiduría de ninguna manera está avalada por títulos de postgrados.
Los títulos de don Pancho, desde su niñez y juventud campesinas, se reducían a una vida adulta encadenada al volante de un taxi en la gran ciudad , un accidente en que perdió sus piernas y lo sumió en una silla de ruedas, convirtiéndolo en un vendedor de lotería, desde hacía treinta años, en los que jamás había dado un premio mayor, aunque sí había sembrado, y seguía sembrando, en sus clientes y amigos, bellas ilusiones que se transmutaban en preciosas realidades instante tras instante, pues don Pancho lograba hacerles sentir lo maravilloso que es vivir a plenitud cada segundo.
LA JOVEN VIUDA
Por Juan Cervera Sanchis
Cenizas. Él acababa de ser reducido a un puñado de cenizas. Salimos todos del crematorio. Ella abrazaba la urna donde él descansaba. No cesaba de llorar. Sus grandes ojos negros eran dos ríos de lágrimas. Viejo amigo, trataba de consolarla. La tomé del brazo. Sin decir palabra. Para qué. A veces las palabras salen sobrando.
Ella apenas susurró: “No me dejes sola”. Todos se fueron yendo. Hasta sus cuñadas.
Cuando nos dimos cuenta estábamos los dos solos. Ella con la urna entre sus manos. Yo con mi mano tomando su brazo.
Nos miramos. Sus ojos estaban rojos como dos ascuas. Sentí su desolación. Su infinito abandono. Me acorde de él, ya tan distante, como a años luz de nosotros. Así es la muerte.
-Te llevo – le dije.
Subimos a mi auto. Silencio sobre silencio. En una curva puede ver con las cenizas del difunto se agitaban. Ella se abrazó con más fuerza a la urna.
Llegamos al edificio donde vivía. La acompañé hasta la puerta de su departamento.
-No te vayas todavía - me dijo. Entramos. Esperé. Dejó la urna sobre el televisor. Sentí rarísimo. Fue por una vela. La puso al lado de la urna. La encendió. La llama comenzó a cintilar.
Era todo tan extraño.
-Espera. No te vayas todavía - insistió. Y se metió en su recámara.
Al volver ya no traía su vestido negro. Se había puesto una bata azul. Se veía más relajada. Se había mojado la cara y sus ojos ahora rebrillaban con una enigmática intensidad. Nos sentamos en la sala. Ella en un extremo del sofá, yo en el otro.
-No tengo nada que ofrecerte –me dijo. Y luego:
¡Ah!, sí, creo que por ahí hay una botella de brandy que dejó...” No completó la frase. No dijo el nombre del difunto.
Se levantó. Trajo la botella y una copa. Todo aquello era cada vez más raro para mí. La llama de la vela centelleó. Las plomizas cenizas de él recogían la luz amarillenta y hacían que rebrillara el gris de una manera extrañísima.
-Fue tan repentino. Tan inesperado. ¿Qué voy hacer?. Yo no he trabajado nunca. Si al menos me hubiera dejado un hijo...
No le contesté. No sabía que contestarle. De repente y sin saber por qué todo cambió en mi mente.
No sé qué diablos se introdujo en mi cabeza. Miré la urna . Sentí como remordimiento, pero... ¡qué terrible es la mente humana!
Sí, comencé a desear frenéticamente a la joven viuda, a la esposa del que fuera mi mejor amigo, fallecido brutalmente en un accidente automovilístico:
“Dios mío, Dios mío, ¡debo estar loco!”, me dije para mis adentros.
Las cenizas del difunto debieron leer mis pensamientos. Creí ver que se revolvían en la urna. Un hilo de aire inesperado apagó la llama de la vela.
Ella, la joven viuda, se veía cada vez más nerviosa.
-Me voy - le dije.
-No, no, por favor, no te vayas todavía. No me dejes aquí sola – suplicó.
Experimenté una sensación de locura. Sí, todo aquello empezaba a ser una locura y una imperdonable irreverencia. Así lo sentía yo, cada instante más dominado por el deseo y la atracción que comenzaba a ejercer sobre mí la joven viuda.
Es por eso que después de lo que sucedió me siento desesperadamente culpable y aunque por más que pretendo olvidarlo no puedo. No, no puedo. Me es imposible poder olvidarlo.
Por una parte me sangra la conciencia al recordar las cenizas del difunto agitándose ciegas de celo en la urna, mientras imaginaba que el muerto era yo y me llenaba a rebosar el corazón de odio, al tiempo que, por otra parte, no ceso de experimentar aquella sensación de éxtasis que compartí con la joven viuda, pues nunca jamás antes había saboreado los deleites del sexo como en aquella irrepetible ocasión.
LOS DIOSES NO TIENEN MADRE
JUAN CERVERA SANCHIS
Había sido un día muy intenso para Cynthia. Por fin dormía plácidamente. Eran como las cuatro de la madrugada. De súbito, y entre la lasitud del sueño que la embargaba, experimentó una muy extraña sensación. Algo indefinible penetraba hasta lo más profundo de sus neuronas. La sensación la dejó vacía. Se agitó en su lecho misteriosamente desvelada. Entreabrió sus ojos. Descubrió que la ventana había quedado abierta. Se levantó. Cerró la ventana. Se sentó sobre el lecho revuelto.. Otra vez volvió a sentir, con la mente en blanco, aquel tan insólito estremecimiento. Un gran cansancio la fue invadiendo. Se arropó y durmió hasta el día siguiente.
Pasó el tiempo sin mayores sobresaltos para Cynthia. Un día, semanas después, advirtió que algo anormal estaba sucediendo en su organismo. Sus funciones femeninas incomprensiblemente habían quedado suspendidas. Ciertos trastornos ignorados por ella, hasta entonces, se apoderaron de su cuerpo. Comenzó a experimentar vahídos y náuseas. Su madre, que observó las reacciones, se alarmó e hizo a Cynthia preguntas que ésta no alcanzó a comprender. Quedó todo así por el momento. Mas como los trastornos continuaron, la madre decidió llevarla al ginecólogo. Cynthia no comprendía nada. Su padre, al conocer la decisión de su esposa, se puso muy nervioso y hostigó a la joven con extrañas preguntas. Ella, que no comprendía nada, se desplomó en llanto.
Fueron al ginecólogo. Éste, tras hacer las pruebas pertinentes (ranas, conejas, cuyas, pruebas del Latex) comunicó a los padres de que no era nada de lo que habían imaginado. No contentos con esto, y ya que los trastornos persistían, la joven fue sometida a una concienzuda exploración. Finalmente se le hizo un frotis.
Cynthia no sólo no había sido violada, sino que se confirmó, además, que no existía huella en su organismo de que hubiera tenido relación con varón. Era pues virgen. Así que era del todo imposible que existiera la más mínima posibilidad de embarazo como había sospechado su madre y la sintomatología invitaba, en principio, a creer.
El ginecólogo diagnosticó que todo aquello probablemente se debía a un estado nervioso derivado del exceso de estudios a que se había sometido a la joven.
Por prescripción médica, Cynthia, se tomó unas semanas de vacaciones al aire libre con el objeto de gozar del sol, tranquilidad y reposo. Sin duda alguna prontamente se restablecería y aquellos síntomas desaparecerían por completo.
La joven no entendía nada de lo que estaba sucediendo a su alrededor. De cualquier manera, las vacaciones, le sirvieron de relax..
Transcurrieron cinco meses. La cintura de Cynthia comenzó a ensancharse y el volumen de su vientre creció ostensiblemente. Los padres, alarmados y pensando en un posible y terrible tumor, la llevaron de nuevo al ginecólogo. Éste, por medio del estetoscopio, diagnosticó:
-No lo puedo creer, señores, después de las pruebas que le hicimos a su hija esto no es posible y, sin embargo, lo es.
-¿Qué es lo que no puede creer, doctor?- preguntó la madre de Cynthia.
-Ese latido cardíaco intrauterino. No hay duda, señora, su hija va a ser madre.
Cynthia era ahora la que se sentía aterrorizada.
-¡No es posible, doctor, no es posible!
-Lo es.
Al día siguiente fue examinada por otro ginecólogo. El diagnóstico fue el mismo. La vieron varios médicos más. No hubo dudas. ¿Qué había ocurrido?
Sí, era incomprensible en razón a los exámenes del primer ginecólogo y, sobre todo, en orden a la memoria de la misma Cynthia. El hecho, sin embargo, era el hecho. Los padres de Cynthia estaban avergonzados. Se planteó la posibilidad de un aborto, pero dado los principios religiosos de la familia fue rechazado. Se determinó que Cynthia tuviera aquel hijo que ni ella misma, y lo juraba, sabía de quién era. La joven sufrió una fuerte crisis. Finalmente aceptó la realidad, una realidad palpable a la vez que inexplicable.
Pasó el tiempo. Cynthia secretamente empezó a querer al hijo. Su vientre se orondeaba más y más y la embargaba un peso de ternura.
Tres habitantes de la quinta dimensión estaban sumamente entusiasmados en su laboratorio de ensayos entre retortas y matraces. Eran tres individuos de la raza de los Hazzures. Potentes inteligencias de la galaxia Rirmarg.
-¡H-4, lo hemos logrado!-exclamó uno de ellos.
-Magnífico T-6.
-¡Bellísimo!-reafirmó Z-8.
Los hazzures venían experimentando desde aquel laboratorio con los rayos Vnzús , mucho mas poderosos que los conocidos por los terráqueos con el nombre de lasser.
El experimento de los hazzures consistía en implantar especimenes seleccionados de su raza en razas extrañas. Al fin culminaba con éxito su prueba. A fuerza de búsquedas había sido hallada la matriz ideal en una terrestre, que fue estudiada desde veinte generaciones atrás. Reunía pues las condiciones requeridas para el trascendental ensayo, dadas las condiciones cósmicas existentes. En el planeta Yintay se necesitaba urgentemente un individuo ultracósmico, al mismo tiempo que común a la raza allí existente, desde hacía trescientas vueltas del Gran Cilindro. Los hazzures que operaban en el laboratorio eran precisamente los encargados de dicha misión. Desde hacían millones de vueltas del Gran Cilindro ellos cumplían con el científico deber de enviar individuos ultracósmicos a distintos planetas de diferentes soles de tiempo en tiempo. Es decir, siempre que la moral de estos planetas bajase a niveles ínfimos.
Z-8 sonreía mientras observaba como saltaban de júbilo sus compañeros. Él era el historiador y sabía que desde otro laboratorio hazzur no hacía mucho fue enviado a la Tierra otro individuo ultracósmico que muy pronto ( año 2015 de los terrestres) iniciaría su acción transformadora. La gran revolución de los terrícolas era aún un secreto para los mismos habitantes del planeta, pero la Tierra estaba necesitada de esa gran revolución moral al igual que Yintay.
Cynthia estaba punto de dar a luz. De nuevo experimentó la extraña sensación aquella que tanto la inquietó. Recordó incluso la noche en que se levantó a cerrar la ventana. Un hilo misterioso unió aquella noche con la presente.
Los hazzures trabajaban. Z-8 dijo:
-Es el momento. Preparen los rayos Vnzús. Pronto.
En menos de un tercio de segundo los rayos estuvieron listos. Cinco segundos después y realizada la operación místico-matemática, requerida para el caso, los colores de todos los iris hazzures se pusieron en acción. Una criatura hermosísima pataleó en un tubo de vidrio. Lloraba feliz. Por ósmosis le había sido extraído su misterioso fruto a Cynthia de la emoción y el asombro de su vientre.
Cynthia despertó confusa y angustiada.. En lo más profundo de sus neuronas la Creación sintetizada se alzaba en un único clamor. Un vacío infinitesimal se apoderó del alma de Cynthia, que flotó en el mar todas las nadas.
Tres habitantes de la quinta dimensión enviaban un niño destinado a grandes empresas al planeta Yintay. Uno de ellos dijo:
-La terrestre se ha suicidado, pero no lo consideren un fracaso. Piensen: una muerte por millones de vidas. T-6 comentó:
-La vida y sus esencias. Tenemos mucho que aprender todavía de la vida.
De repente todo se desvaneció. No podía ser de otra manera, pues como dejó dicho 274 años antes de JC, en Seleunte, el sabio Agemarco Abderita, predicador del suicidio, las madres de los dioses, inevitablemente, mueren locas y por su propia mano, en el instante mismo en que nacen éstos, pues los dioses no tienen madre.
El destino de Cynthia se había cumplido con absoluta exactitud.
POEMA
Amor sin más.
Hodíte lukostřelci šipka
Arc Arrow Silver
šipku, která spojuje ty a já,
po obloze.
Miluji tě Eva.
De oscuras pupilas
marrones,
y crespos cabellos
blondos,
suaves mejillas,
y labios muy dulces,
estrecha cintura:
así eres tú,
mi argiva…
Tu amor me atrapa,
con suaves dedos de rosa,
y espinas.
Y así
como sale el Sol de mañana,
y que es
la máxima expresión
de belleza…
…y sale después,
de haber dormido en el Mar
y como un Carro de Fuego,
se eleva…
…y sube,
cegando con su inmensa luz
a todo aquel que lo mira…
…a la cara…:
Así cegado quedo yo,
cuando a los ojos tú me miras,
mi argiva.
Autor: Julio Guzmán Sanchis.
Hodíte lukostřelci šipka
Arc Arrow Silver
šipku, která spojuje ty a já,
po obloze.
Miluji tě Eva.
De oscuras pupilas
marrones,
y crespos cabellos
blondos,
suaves mejillas,
y labios muy dulces,
estrecha cintura:
así eres tú,
mi argiva…
Tu amor me atrapa,
con suaves dedos de rosa,
y espinas.
Y así
como sale el Sol de mañana,
y que es
la máxima expresión
de belleza…
…y sale después,
de haber dormido en el Mar
y como un Carro de Fuego,
se eleva…
…y sube,
cegando con su inmensa luz
a todo aquel que lo mira…
…a la cara…:
Así cegado quedo yo,
cuando a los ojos tú me miras,
mi argiva.
Autor: Julio Guzmán Sanchis.