ODA PARA LA MUJER Y ESPOSA
Criatura idónea que apacigua mi pena.
¡Como poseerte si te siento ajena!
introversión me causas, cuando de mi te a lejas. Incubo por ello la bacteria inicua que el orgullo deja.
Esteriliza los estambres y le niega el néctar a las abejas.
Tienes idea de lo que es el amor, pero; cuando a ti llegue será tu mente, será tu ser, será el espejo donde nos miramos antes de nacer.
Fue allí donde apreciamos nuestros defectos y virtudes.
En medio de ese entorno crecimos y fuimos uno.
¡Mírame como soy!... luego ámame.
No le coloques vendas a tu corazón, deja libre la razón.
Confié en ti, pues me enseñaste a no dudar de mí.
Abdicar a mis temores me hizo libre para poder amarte y ser este vaso limpio donde recojo gota a gota tu amor.
Sabemos que nacimos para amarnos… es una necesidad apurada por el corazón,
Premeditada por la razón,
Concebida por el alma con antelación.
Conservemos juntos la felicidad.
La proyección a un futuro mejor fue por convenio mutuo nuestra desición.
Sus curvas toboganes de colores a tu tesoro me condujeron.
¡Mujer soñada eres la realidad en la cama!
Recorrí tu cuerpo desnudo con mis manos y tímidas las tuyas le seguían, cual palomas mensajeras se posan sobre las teclas anacaradas del piano, donde ejecutan la más compleja sinfonía.
Saque mil bocetos que mis manos temblorosas dibujaban, más ninguno pudo reflejar, la enorme pasión con que te deseaba.
A solas los dos en nuestra alcoba, devorare tu cuerpo en una noche donde no transcurra el tiempo.
En él he vivido el mejor poema, he besado los versos en tu boca en la cama los desboca.
El amor en tu vientre cristalino y transparente, es oda que a todos enamora.
Cada mañana me despiertas en medio de un jardín, donde la tristeza se confunde y entre canto de aves se diluye.
El cielo sobre nosotros se desploma y con sus estrellas nos arropa.
¡Mujer! Eres el premio con el cual la esperanza, a este pobre hombre finalmente galardona.
josé Agustín pacanchique.
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